
El papel de la biblioteca como mediador e impulsor de la lectura en la era digital, lejos de perder sentido, resulta clave para informar, orientar y facilitar el acceso a la diversidad de materiales de lectura y desarrollar capacidades de lecto-escritura en relación con el nuevo contexto de alfabetización que se configura en nuestras sociedades. Así pues, las bibliotecas deben insistir en su empeño de crear y consolidar hábitos de lectura, tanto en soportes tradicionales como en los nuevos entornos digitales, si bien el nuevo contexto de conectividad requiere cambios en los planteamientos y estrategias de acción de cara a que la biblioteca mantenga su peso como espacio impulsor, orientador y de refuerzo de los itinerarios de lectura personales y libres de los usuarios:
No obstante, en lo relativo al enfoque del diseño de las propuestas de promoción de la lectura, muchos de los conceptos que han regido la labor de promoción a la lectura en el pasado reciente se muestran plenamente vigentes en el contexto actual, con la consecuente y necesaria adaptación que requieran a la luz del presente. Así pues, esta renovada invitación a leer de la biblioteca, que acompaña y refuerza el progreso de los lectores, no debe perder de vista cuatro ingredientes básicos que deben alumbrar siempre la tarea del mediador o encantador de lecturas, a saber:
Expresión y comunicación
El afán de ofrecer espacios de expresión en torno al libro, de abrir vías de comunicación, ha sido el eje de la acción de muchas de las bibliotecas que en el último cuarto de siglo del XX protagonizaron las acciones de promoción de la lectura, especialmente en las campañas y actividades que estas encabezaron dirigidas al público infantil. La ingente búsqueda de inexistentes fórmulas mágicas para animar a leer desembocó justamente en la reivindicación del núcleo esencial de toda acción encaminada a despertar el placer de la lectura: crear situaciones de comunicación, propiciar desde la biblioteca tiempos y lugares para compartir lecturas. Este planteamiento de base quedaba por aquel entonces perfectamente reflejado en las palabras del especialista francés Marc Soriano: “Si queremos que nuestros niños lean, y que lean de verdad y buenos libros, es preciso comenzar por nosotros mismos, dándonos el tiempo de leer. Es necesario que nuestro placer al leer se manifieste en nuestros actos, en nuestra vida. Si los niños nos oyen hablar de tal o cual libro que nos ha gustado, y si ese placer es real y en cierta manera tangible, está fuera de dudas que el niño nos imitará y se pondrá a leer. El camino más corto entre el niño y el libro pasa por la expresión, por su expresión. Debemos pues, animar al niño a expresarse, valorar sus esfuerzos por hablar, ponerle en situaciones de comunicación”.
Esta idea sostenida y proclamada por Soriano, que allá por los ochenta del pasado siglo alentó muchas de las iniciativas de la por entonces denominada corriente de animación a la lectura en las bibliotecas, sigue teniendo plena vigencia hoy e incluso parece que cobra renovado vigor en el entorno digital al adquirir nuevos sentidos y un mayor alcance.
Juego y gamificación
El factor juego ha sido igualmente, y debe seguir siéndolo, un importante componente de las acciones de muchas bibliotecas, especialmente al trabajar con público infantil y juvenil, reivindicado también como ingrediente conveniente y necesario en las propuestas dirigidas a poblaciones adultas. El juego como marco de las actividades y proyectos ejerce su papel como elemento de atracción y estímulo pero va más allá y adquiere una dimensión simbólica que favorece una mayor implicación e impacto de la acción. A ello alude también Julián Marquina al explorar el futuro de la biblioteca, echando mano del término gamificación, vocablo acuñado para referirse al “[…] conjunto de técnicas y dinámicas de juego aplicadas en las organizaciones, servicios o productos que hacen que las labores cotidianas se conviertan en un divertimento. La finalidad es aumentar la motivación, el compromiso, el esfuerzo y la autonomía del usuario en la ejecución de tareas siendo recompensado por ello a través de puntos, niveles, logros, premios y/o insignias.”
Muchas voces han ponderado el valor del juego, y entre ellas sobresale la de Gianni Rodari, siempre en defensa del elemento lúdico en la literatura y la promoción de la lectura y la escritura: “Hay dos clases de niños que leen: los que lo hacen para la escuela, porque leer es su ejercicio, su deber, su trabajo (agradable o no, eso es igual); y los que leen para ellos mismos, por gusto, para satisfacer una necesidad personal de información (qué son las estrellas, cómo funcionan los grifos) o para poner en acción su imaginación. Para «jugar a»: sentirse un huérfano perdido en el bosque, pirata y aventurero, indio o cowboy, explorador o jefe de una banda. Para jugar con las palabras. Para nadar en el mar de las `palabras según su capricho.»
Comunidades de lectores
El factor de socialización actúa como líquido amniótico que propicia el contacto entre los lectores y favorece la germinación de actitudes positivas hacia la lectura, el estímulo y el refuerzo entre pares. Las comunidades de lectores, como destaca Juan Mata, aportan las virtudes de la conversación y establecen vínculos que refuerzan las acciones de promoción del gusto lector y del desarrollo de hábitos y competencias en relación con la lectura: “Lo destacable, no obstante, es la evidencia del beneficio de las actividades colectivas de aprendizaje en el aprecio y práctica de la lectura, no importa el soporte en el que se haga. Parece fuera de duda el hecho de que hablar de o a partir de un texto (literario, pongamos por caso) facilita la comprensión, acrecienta el conocimiento y el lenguaje, rebaja temores ante las innovaciones o lo incierto. Conversación, acompañamiento, diálogo, dinamización o animación serían, al fin y al cabo, diferentes palabras para una misma tarea: formar lectores, idear espacios y actividades en los que sea posible la formación de los lectores, sostener la curiosidad y el deseo de aprender en cualquier circunstancia y en cualquier soporte.”
Regularidad y continuidad de la acción
Y como consideración global, promover la lectura se ha de concebir como una actitud que impregne al conjunto de la biblioteca, apoyada en la motivación y la oferta de modelos. No se trata de crear fragmentos y espacios estancos para jugar y acercar el libro, sino de generar las necesarias piezas de un todo armónico que busca cultivar ciudadanos activos, participativos y críticos, que alimentan al lector indómito, ese lector del que habla Marina Garcés, dueño de sí mismo, de sus noches y de sus lugares secretos en los que se refugia para dialogar con los textos. Un lector social, también, pero no acomodaticio –ciertamente incómodo- que busca la sorpresa, que tiene una mirada disruptiva, que explora y experimenta.
Y para ello es fundamental la continuidad de las acciones de promoción de la lectura, en todos los contextos. Es la clave para aportar familiaridad y generar confianza, y así favorecer el acercamiento del niño, del joven o del adulto a los textos y asegurar su crecimiento lector:
- De la misma manera, antes y ahora resulta de suma importancia que estas acciones estén insertas en un proyecto con metas, objetivos y alcance bien definidos;
- que sean ambiciosas en su planteamiento y realistas en sus propósitos;
- que se entretejan en torno a un plan de acción y unas estrategias adecuadas a los propósitos y destinatarios, y que estén claramente planteadas.
- La permanencia y regularidad, contar con un calendario de acción amplio y asentado, se dibuja igualmente como otro requisito válido tanto en las acciones presenciales como en las virtuales, se trabaje con materiales impresos o con obras digitales; ya que en cualquiera de las circunstancias apuntadas la constancia y la continuidad se aprecian como un factor importante de éxito frente a la acción puntual y discontinua.
Antes, ahora y mañana, la acción de promoción de lectura en la biblioteca debe buscar básicamente, en todo caso, una oferta regular de espacios y tiempos de encuentro con los diferentes materiales de lectura, ya sea en el espacio físico de la biblioteca o en el virtual, a través de los canales propios, de las redes sociales u otras instancias, con el objetivo de:
- Favorecer múltiples experiencias lectoras.
- Informar sobre los libros.
- Cultivar una actitud participativa y crítica.
- Compartir lecturas.
- Expresar opiniones y sensaciones sobre las lecturas.
- Comunicarse con las obras, los textos e imágenes.
- Crear a partir de las lecturas, relacionando las distintas formas de expresión.
- Reforzar la idea de pertenencia a una comunidad de lectores.
En lo que respecta a las prácticas concretas de promoción de la lectura y la escritura, la biblioteca tiene hoy a su disposición un amplio abanico de posibilidades para enriquecer las prácticas tradicionales y seguir aportando a los lectores recursos y claves que les ayuden a profundizar en sus lecturas. Incorporar nuevos elementos del contexto tecnológico a las propuestas aporta otras dimensiones que enriquecen la oferta de la biblioteca y, además, le otorgan un mayor grado de visibilidad, identidad y posicionamiento en los entornos físico y virtual.
Y en la base de todos los anteriores planteamientos subyace el reenfoque del papel de los usuarios en la construcción y mantenimiento de la biblioteca, más participativo y activo, lo que ha de ser tenido también muy en cuenta a la hora de concebir las estrategias y de diseñar los programas y actividades en torno a la lectura y la escritura.
Estoy intentando impulsar un club de lectura en la biblioteca del liceo donde trabajo, pero no me funciona. No quiero hacerlo en el marco de la obligatoriedad de una clase y por tanto vienen muy pocos fuera del horario. Por otro lado erré en el horario, ya que al mediodía se llena de lectores que piden y devuelven préstamos. No logro pasar de la lectura individual en domicilio, a la lectura colectiva EN la biblioteca. Necesito ayuda!!!!!
Hola, Evelina:
Lo primero, no desesperes, las nuevas propuestas no germinan de la noche a la mañana, lo importante es mantener la regularidad de la oferta y mejorar tanto las condiciones de horario que apuntas como las dinámicas y contenidos para ir creando un espacio participativo que los chicos y chicas sientan suyo. Como ayuda te sugiero dos documentos interesantes que tienen tras de sí una amplia experiencia en el desarrollo de clubes:
– Receta para un Club de Lectura: http://reddebibliotecas.jccm.es/portal/index.php/clubes-de-lectura/clubes-lectura-funcionamiento/2-uncategorised/59-receta-club-de-lectura
– PAUTAS DE LECTURA COMPARTIDA: http://www.bibliopos.es/guia-para-planificar-crear-y-desarrollar-un-club-de-lectura/
Ánimo con la tarea y buenas lecturas,
LuisMi
El hacer lecturas en voz alta, como cuenta cuentos, o contar cuentos .
El hacer concursos entre tus compañeros, motivándolos con algún premio.
Saludos
Gracias, Jorge, por tu aportación. Llenar la biblioteca de historias, crear espacios para compartirlas y buscar estrategias de motivación, como apuntas en tu comentario, son la mejor manera de hacerla viva y de que sea «vivida» por todos. Un saludo
Hola Luis, soy bibliotecológa y recientemente comencé a trabajar en un instituto secundario, me preguntaron que estrategias concretas podría utilizar desde la biblioteca para mejorar la comprensión lectora crítica y la producción de textos críticos y se me ocurrió sugerir la creación de un periódico digital institucional…que te parece la idea y que me sugerirías? Desde ya muchas gracias
Hola, Anneris, indudablemente es necesario trabajar desde la biblioteca, y más si cabe desde la escolar especialmente, la lectura comprensiva y crítica. El proyecto que indicas me parece que es una buena vía por las tareas que implica la creación de un periódico, de búsqueda, selección, lectura de fuentes y reelaboración de lo investigado y asimilado en forma de artículo, entrevista, o la que se le quiera dar. El trabajo por proyectos, por los procesos que se ponen en marcha en ellos son la mejor manera de formar a los chicos y chicas como lectores competentes y críticos, que saben buscar, seleccionar y elaborar sus propios mensajes. En ese sentido, el trabajo de ALFIN y AMI es fundamental. En este blog encontrarás diferentes artículos sobre el tema y nuestra compañera Feli Campal está especializada en ello. Te dejo dos referencias relacionadas con la necesaria integración de las competencias ALFIN/AMI en el sistema educativo: 1) Informe completo del Grupo de Trabajo de Alfabetización Informacional (GTALFIN): https://www.ccbiblio.es/wp-content/uploads/Integracion_competencias_ALFIN-AMI_-sistema_educativo.pdf 2) Artículo de presentación y comentario del anterior informe: https://www.biblogtecarios.es/felicampal/competencias-alfin-ami-sistema-educativo/
Un saludo
La lectura Implica comprender un texto, extraer y hacer comprensivo su significado en nuestra mente. Todo ello supone un importante esfuerzo que nos obliga a realizar múltiples procesos que se dan conjuntamente mediante los cuales integramos información léxicas, sintácticas, pragmática, esquemática e interpretativa. Para poder alcanzar la culminación de esos procesos, el lector necesita hacer estrategia. Ejemplo: Mediante la organización de un grupo de bibliotecólogos profesionales, organizar y realizar la ejecución de festival de lectores que seria en la biblioteca, a través de la actividad: talleres de lecturas y la promoción de la comprensión lectora.