A la postre, en estos tiempos de incertidumbre, la dimensión social se yergue como flanco fuerte de la biblioteca del siglo XXI. Son múltiples las fuentes que destacan el papel primordial de la biblioteca como espacio catalizador de la cohesión y el diálogo social. En este sentido, como dice la filósofa Marina Garcés: “Es interesante ver cómo en un momento de destrucción de la vida colectiva y de acoso a las personas como el que estamos viviendo, la lectura y quizás más aún la escritura, reaparece como una práctica que hace comunidad o, más bien, que organiza y articula comunidades muy concretas: grupos de lectura, bibliotecas populares, colecciones digitales, puntos de intercambio de libros, librerías pequeñas, especializadas y alternativas, proyectos editoriales independientes vinculados a grupos de aficionados a determinadas corrientes o prácticas literarias, blogs, plataformas, etc.”
La lectura se configura como un acto individual y particular que busca la complicidad y construye comunidad, y la biblioteca, como espacio que invita a leer y a conversar, adquiere una singular función vertebradora de la sociedad. La estrategia de partir del grupo y apoyar las acciones de promoción de la lectura en la generación de comunidades de lectores está, por otra parte, muy presente en el acervo de experiencias de muchas bibliotecas. La socialización como eje del estímulo, refuerzo y enriquecimiento de los hábitos lectores individuales de sus usuarios está en la base de gran número de programas y actividades que las bibliotecas públicas vienen desarrollando y que se dirigen a distintos públicos, tanto niños y jóvenes como a la población adulta. Estas prácticas adquieren en el presente una significación especial y entroncan de manera directa con el desarrollo de la llamada lectura social que el entorno electrónico propicia. No es esta lectura social sino una renovada manera de conversar, de intercambiar opiniones y contrastar pareceres acerca de las lecturas, aunque en este caso se produce entre lectores que no dialogan cara a cara sino en la distancia y de manera multidireccional. El esquema lineal de emisor y receptor en una conversación estándar se rompe aquí a favor de la simultaneidad de múltiples emisores y receptores que establecen contacto entre sí y se dan réplica los unos a los otros, compartiendo el nexo común del interés por un tema, un título, un autor u otro aspecto singular de las obras literarias.
Julio Alonso y José Antonio Cordón destacan cómo en el entorno digital la lectura individual deviene en acto compartido, un intercambio social en torno a las lecturas personales que se acrecienta en la medida en que crece la conectividad y la movilidad. La lectura adquiere así un carácter multiformato, multidispositivo y multimodal: “Otra propuesta que está cambiando el libro electrónico es lo que se ha dominado como lectura social, esto es la transformación de ésta de un acto individual en un proceso compartido. Los sistemas de lectura social han surgido como iniciativas en torno al libro electrónico para promover y fomentar la interacción social en torno a la lectura, dando la posibilidad de leer un libro en línea desde cualquier ordenador en red, y anotar en ellos las fases mas destacadas, chatear y interactuar con otros usuarios, y en definitiva compartir las impresiones sobre la obra elegida con cualquiera que esté interesado en la misma.”
Otro de los aspectos que caracterizan la lectura social es el creciente protagonismo de los lectores y el consecuente fenómeno de la desintermediación de las redes de información, como formula Javier Celaya al destacar las posibilidades que se abren ante el lector: “Las nuevas tecnologías sociales permiten a los lectores expresarse libremente sin ningún tipo de intermediación, lo que los convierte en medios idóneos para obtener información y compartir opiniones sobre un determinado libro y/o autor. Estos nuevos medios actúan como fuente complementaria a la crítica literaria publicada en suplementos y revistas culturales, a las notas de prensa de las editoriales y a la información publicada en la sección de cultura de los medios tradicionales.”
A la vista de los fenómenos que rodean la lectura digital y de los nuevos comportamientos que adoptan los lectores, la biblioteca debe obrar en consecuencia y sumar a sus prácticas tradicionales el desarrollo de nuevas estrategias de comunicación con los usuarios que contemplen este nuevo escenario y enriquezcan su acción con nuevos modelos de promoción de la lectura que se basen en el fomento de las conversaciones en red. La biblioteca ha de hacerse presente en las comunidades de lectores existentes o crear círculos propios que incorporen las opciones que caracterizan estas redes: el intercambio de reseñas, comentarios y recomendaciones, la confección de listas de lecturas, las votaciones de títulos y otros mecanismos de participación.
Este cambio de modelo implica una nueva manera de enfocar la relación con los usuarios, como también pone de manifiesto Javier Celaya al afirmar que: “En este nuevo contexto, las entidades culturales tienen que adecuar su estrategia de fomento de la lectura para que no se limite a transmitir de forma unidireccional la información, sino que además este nuevo modelo permita a los lectores interpretar la información con otros potenciales lectores y formar parte del proceso informativo”.
Por otra parte, es ya amplio el relatorio de experiencias de las bibliotecas en las líneas apuntadas de innovación y de búsqueda de nuevos caminos y estrategias implementadas en las labores de promoción de la lectura. La presencia en Internet de las bibliotecas es creciente, sea a través de una página web propia o participando en plataformas colectivas, el mantenimiento de blogs de carácter general o asociados a una actividad o proyecto y la apertura de perfiles en las principales redes sociales como Facebook, Twitter, Pinterest, y en menor medida Google +. Estos espacios virtuales permiten a las bibliotecas realizar una mayor proyección de su labor, promover lecturas mediante recomendaciones de la propia biblioteca y lanzar proyectos que requieran la participación de los usuarios. Se abren así nuevos cauces de participación y diálogo en torno a la lectura a un vasto número de lectores, que sirven para reforzar los lazos con los usuarios directos de las bibliotecas y para entrar en contacto con otras personas interesadas en la labor que desarrollan en la esfera virtual.
No es de extrañar que precisamente los clubes de lectura, una de las actividades prototípicas de promoción de la lectura, gocen de tan buena salud en estos tiempos. Estos clásicos espacios de socialización de lecturas presentan en la actualidad una interesante variedad de formatos, desde los puramente presenciales, aquellos que además utilizan una presencia de apoyo en Internet, o los nuevos clubes plenamente instalado en la nube, nacidos ya en el ámbito virtual y que no tienen réplica en los espacios físicos de la biblioteca. Unos y otros clubes de lectura pueden valerse en la actualidad de páginas web, blogs, de perfiles en las redes sociales y de la constitución de grupos en ellas y en comunidades de lectores para hacerse visibles y establecer nuevas vías de comunicación entre los participantes en ellos.
La actual coexistencia de ambos tipos de modalidades de clubes de lectura enriquece el panorama y abre nuevas vías de diversificación de la función de medicación que la biblioteca ejerce entre los lectores y los materiales de lectura. Los clubes asentados en la nube tienen aún frente a sí un amplio recorrido por hacer pero ya disponemos de importante información acerca del comportamiento de esta modalidad de encuentro entre lectores y acerca del alcance e impacto que este tipo de intervención de la biblioteca puede tener sobre los lectores. Recientemente y en nuestro contexto próximo, el proyecto Nube de lágrimas. Club de lectura en la nube, integrado en Territorio e-book de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, aporta nuevas líneas de reflexión en relación con el lector social y la importancia de la biblioteca como agente implicado en su construcción. En las conclusiones de esta investigación se plantean importantes interrogantes al respecto que José Antonio Cordón aborda también en la ponencia “La construcción del lector social” con la que se abrió el III Seminari Els Reptes de l’Edició Digital.
La simultánea acción de la biblioteca en los planos físico y digital evidencia una evolución en continuidad de las prácticas de promoción de la lectura, sin rupturas plenas con lo anterior ni saltos en el vacío, si bien hay que tener en cuenta que ambos espacios tienen un lenguaje propio y unas reglas particulares. Por tanto, el tránsito entre uno y otro no puede basarse en una mera trasposición de los esquemas tradicionales al nuevo escenario sino que es necesario experimentar un proceso real de transformación para crear nuevas propuestas acordes a cada escenario. Cambia el contexto y ha de cambiar también la forma de encarar la tarea pero subyacente a todo ello permanece un mismo afán, el de crear espacios de expresión y de comunicación en torno a la palabra, el de compartir libros y lecturas, el de invitar a leer y ayudar a forjar hábitos sólidos de lectura en los ciudadanos de todas las edades y condiciones.
En estos tiempos de pandemia y distanciamiento social, debemos fomentar más que nunca la educación digital y las destrezas virtuales en niños y adolescentes.
La lectura digital es uno de los puntos con los cuales se puede comenzar. Aquí es donde tener un buen acceso a internet se vuelve tan importante.
La tendencia ya estaba marcada pero, en efecto, la pandemia de la COVID-19 la ha acentuado y requirió pisar el acelerador. La transformación digital en este y en otros casos requiere profundizar en la formación de todos los ciudadanos y ciudadanas en el uso de la información y en el desarrollo de las competencias lectoras en todos los contextos y formatos. La alfabetización informacional en el plano impreso y en el digital es la base para forjar lectores competentes y críticos, y, por supuesto, que las infraestructuras y equipamientos necesarios para ejercer la conectividad sean optimizados y estén al alcance de toda la población. Un saludo y gracias por tu comentario.