Madama Butterfly

105856_Cub_MadamaButterfly.inddLa obra se despliega ante el lector con la espectacularidad misma de una escenografía operística: edición de gran formato, desplegable en acordeón de sus 38 páginas y papel que ofrece gran calidad de reproducción de unas ilustraciones que desbordan las páginas del libro. Todo un atractivo envoltorio que acoge una adaptación que el propio Benjamin Lacombe hace de la ópera de Giácomo Puccini y de la novela que la inspiró, Madame Chrysanthème de Pierre Loti. El texto conserva la estructura de tres actos del libreto original, y si bien contiene algunos diálogos, en este caso los parlamentos ceden terreno a la narración.

En el Prólogo, Pinkerton rememora su primer viaje a Japón, y con pesar y sentido de culpa da pie al inicio del relato. Arranca el primer acto con la llegada a Nagasaki del oficial americano, donde pretende desposar a una joven con la que vivir el tiempo de permanencia en el país. A pesar de las advertencias del cónsul Sharpless, se encapricha de una de las geishas de la Flor del jardín. Goro el casamentero será el encargado de hacer los arreglos para que Pinkerton cruce la puerta roja junto a Butterfly, vestida con el kimono blanco, delicada y fresca como un lirio, tal y como él la recuerda. Lo que para uno es un acuerdo con fecha de caducidad para otra supone una entrega total. Ebria de amor renuncia hasta de su religión, y poco será lo que conserve de su vida anterior, entre lo que está una espada corta heredada de su padre.

En el segundo acto la pasión se atenúa y da paso a una vida apacible que se torna monótona para Pinkerton, a pesar de los esfuerzos de Butterfly por conquistarle con el ritual de maquillaje y peinado en virtud del cual se metamorfosea día a día en una muñeca de escayola. Los negocios prosperan, llega el momento de regresar a América y la convivencia toca a su fin, con una despedida envuelta en una falsa promesa, la de regresar cuando el petirrojo anide. El silencio y la tristeza que empañan los ojos de Butterfly dejan aún espacio a la esperanza, y entre las veladuras se abre paso el varón que lleva en sus entrañas.

Con el tercer acto llega el anuncio de la boda de Pinkerton con Kate, sufragista americana. Sharpless se lo comunica a Butterfly, pero ni las nuevas del cónsul americano ni los consejos de Suzuki, su fiel sirvienta, nublan las esperanzas de la enamorada aun a pesar de las tres veces que ya los petirrojos construyeron sus nidos. Avanza el acto final con el segundo viaje a Japón del oficial americano junto a su nueva esposa. Butterfly accede a que el matrimonio conozca a su hijo si personalmente Pinkerton va a visitarla. El encuentro finalmente no se produce pues Butterfly hunde en su cuerpo el lema “Muera con honor aquel que no pueda servir a la vida con honor” que reza en la hoja de la espada corta que heredó de su padre samurai.

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Crítica personal

La ilustración es, sin duda, la mayor aportación y el gran atractivo de esta obra que ofrece la particular mirada que Lacombe tiene del drama, pieza romántica que según confiesa le atrajo desde su infancia. En este caso, el autor otorga la voz a Pinkerton, encargado de narrar y dar cuenta de la evolución de los acontecimientos. Según destaca el propio Lacombe, entre el texto y las imágenes se establece un diálogo fuertemente contrastante, que viene a reflejar el espíritu y la particular vivencia de la historia que cada uno de los dos protagonistas experimenta. A través del texto se transmite el punto de vista de Pinkerton y en la ilustración se expresa la emoción y entrega de Butterfly. Se marcan así dos vías paralelas que difícilmente se encuentran, y al igual que resulta insondable la distancia que existe entre los personajes, texto e ilustraciones se pisan en muy contadas ocasiones. Palabras, colores y formas buscan en su conjunto enfatizar la difícil intersección entre Pinkerton y Butterfly; él, un oficial de la Armada estadounidense, frío y calculador, ella, delicada geisha e hija de un samurai: “Se unieron las rudas manos con unos dedos de satén”.

Las ilustraciones que inundan las páginas se presentan a sangre e invitan al lector a sumergirse en ellas. El ilustrador se vale del gouache y óleo sobre papel, y de una intensa paleta de colores, para nutrir y reflejar los sentimientos que emanan de la relación entre Pinkerton y Butterfly. Deseo, capricho e impostura dan origen al rojo pasión y al azul frío de la soledad; figuras redondeadas y atmósferas difuminadas acolchan la esperanza, mientras formas retorcidas expresan la turbulencia y el dolor. La obra reserva un espacio de cruce entre los dos personajes, diez metros de blanco roto decorados a lápiz y acuarela con azules petirrojos y alas de mariposa que vuelan entre crisantemos, el biombo japonés en el que se convierte el libro al desplegar sus hojas.

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Acerca del autor

Benjamin Lacombe (París, 1982) es uno de los más internacionales ilustradores europeos y cuenta en su haber con cerca de una treintena de obras traducidas a varios idiomas. Pero no solamente ilustra sino que en muchos casos está también al cargo de los textos, buena parte adaptaciones de obras clásicas. Estudió en la Escuela Nacional de Artes Decorativas de París y se forjó también en los ámbitos de la publicidad y la animación. Dotado de un estilo muy personal, de su trabajo destacan las figuras, especialmente femeninas, de aspecto delicado y frágil, caracterizadas caras pálidas y rostros expresivos. Los grandes ojos de sus personajes generan miradas enigmáticas que parecen esconder graves secretos.

Desde el pasado 21 de noviembre hasta el 1 de marzo de 2015, en la exposición que el Museo ABC de Madrid dedica a Benjamin Lacombe se pueden contemplar 25 de sus originales y 3 esculturas relacionadas con su obra. Además, según declara el propio autor, la exposición recoge «Por supuesto los originales de las ilustraciones. Pero también los bocetos a lápiz y el story board, lo que nos permite comprobar cómo se elabora un libro de este tipo. Y además hay una serie de esculturas que he realizado junto a Julien Martinez, un escultor y creador de muñecas contemporáneas.”

Referencia bibliográfica

Lacombe, Benjamin. Madama Butterfly. Madrid: Edelvives, 2014. 38 p. ISBN 978-84-263-9282-4.

Para más información

 

Luis Miguel Cencerrado

Coordinador de reseñas en BiblogTecarios Bibliotecario, formador, asesor y apptekario navegando en los mares de la lectura analógica y digital, su promoción, las bibliotecas públicas, infantiles y escolares.

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