Música y literatura son un binomio indiscutible y la literatura infantil es un buen ejemplo de ello pues está llena de cruces con la música. Muy musical es también esta época del cambio de año, en la que villancicos y canciones navideñas caldean espacios públicos y privados y quien más y quien menos se anima a entonar unas notas, con mayor o menor afinación, para despedir el año y dar la bienvenida al siguiente.
Sabemos que somos agua en un 70%, ¿pero en qué medida estamos constituidos por notas y palabras? Alimentamos nuestro imaginario a través del oído primero, con la vista una vez que sabemos descifrar textos e imágenes, dialogamos, conversamos, damos forma a las palabras y entonamos cantos a la par que entretejemos ideas. Aún siendo bebés, lo primero que nos llega al oído es la propia cadencia, ritmo y musicalidad de las nanas, retahílas, canciones y cuentos que van llenándonos de palabras impregnadas de música y afectos.
Antón, Antón, Antón pirulero, cada cual, cada cual, que atienda a su juego
Como bien decía Ana Pelegrín: “Para el niño pequeño, la palabra oída ejerce una gran fascinación. La palabra y su tonalidad, su ritmo, los trazos afectivos que teje la voz, cuando es temperatura emocional, calma, consuelo, ternura, sensorialidad latente. El magnetismo por el ritmo y la entonación puede desplegarse con intensidad, al escuchar la voz de otras memorias, viejas-nuevas-voces, de rimas, retahílas, cancioncillas, cuentos.”
En sus obras La aventura de oír: cuentos y memorias de tradición oral y Cada cual atienda su juego: de tradición oral y literatura, Ana Pelegrín dejó buena prueba de esa riqueza del folklore infantil, y de la indudable musicalidad que impregnan sus fórmulas rítmicas y cantarinas, la pauta de sus estructuras y el carácter vivo y dinámico de sus textos. Toda una rica y vasta herencia que hemos de seguir cultivando en la casa, la escuela y la biblioteca.
Y ya que hemos recalado en la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes, plataforma desde la que podemos acceder a las dos obras de Pelegrín mencionadas, sin abandonar este espacio digital podemos dejarnos perder por su sección de Lírica Popular de Tradición Infantil. Es este un espacio, según se formula en la propia página, dedicado al análisis y estudio de la Lírica Popular de Tradición Infantil y en el que se recoge dicho folclore y los juegos populares infantiles a los que está estrechamente ligado.
Del Cancionero Popular y de cómo se conforma el Cancionero Infantil nos habla aquí otra figura muy relevante en estas lides como lo fue Pedro Cerrillo, impulsor, por otra parte, del Centro de Estudios de Promoción de la Lectura y Literatura Infantil (CEPLI) de la Universidad de Castilla-La Mancha. También se nos habla aquí de cómo el Cancionero Infantil puede ser un excelente recurso didáctico para la mejora de las destrezas y hábitos expresivos infantiles a partir de las aliteraciones, rimas, juegos de palabras, estructuras y construcciones sintácticas, las repeticiones, metáforas o sus sinsentidos.
Los cuentos en danza
El salto de los renglones a la partitura resulta especialmente prolífico en el caso de los cuentos, si bien, como veremos, transformados en este tránsito del texto a la música. Se trata, de obras inicialmente dirigidas al público infantil que, por lo general, en su versión musical tienen como destinatario al público adulto, con algunas excepciones.
Levantamos el telón con una pieza que de manera incansable sube a los escenarios año tras año por estas fechas, salvo en estas pascuas pandémicas, como es el ballet que Piotr Ilich Tchaikovsky compusiera a finales del siglo diecinueve. El libreto fue escrito por Iván Vsévolozhsky basándose en una adaptación que Alejandro Dumas padre hiciera de un cuento de hadas escrito a primeros de siglo por E.T.A. Hoffmann, El cascanueces y el rey de los ratones.
Danza del hada de azúcar – Tchaikovsky de la suite de «El Cascanueces» – Fantasia 1940
También a partir de Los cuentos de Hoffmann se teje el argumento de la ópera que compuso Jacques Offenbach con libreto de Jules Barbier. En la propia casa del compositor tuvo lugar su presentación en 1897.
Los cuentos de Hoffmann, de Offenbach. Hibla Gerzmava. Metropolitan Opera House 2014
Otro cuento que se calza zapatillas de ballet es El pájaro de fuego, compuesto por Igor Stravisnky y estrenado al final de la primera década del XX. En esta ocasión el encargado de dar forma al argumento a partir de un cuento popular ruso fue Michel Fokine, bailarín, coreógrafo y libretista también ruso.
Páginas de ópera y otras formas musicales
En arias de ópera se tornan igualmente los textos de un clásico de los cuentos de hadas como La cenicienta de Charles Perrault, que luce sus mejores galas en el drama jocoso que Gioachino Rossini estrena en 1817, La Cenerentola, y cuyo libreto estuvo a cargo de Jacopo Ferretti.
Elina Garanca. La Cenerentola. Metropolitan Opera House 2009
Jules Massenet paseó al mismo personaje por la escena francesa con su ópera Cendrillon, que desde las mismas fuentes adapta Henri Cain para su estreno en 1899. Pero Cenicienta no solo canta en italiano y francés, también hace sus gorgoritos en español. Con música del compositor chileno Jorge Peña Hen y libreto del poeta también chileno Oscar Azócar, Cenicienta se estrena Chile en 1967. Se trata de una ópera infantil en tres cuadros escrita a partir de la obra de Perrault. Curiosamente, este proyecto musical nació con el propósito de que fuera interpretada, actuada y cantada, por niños.
Siguiendo la estela de Perrault nos acercamos a España al ritmo de los acordes de El Gato con Botas, ópera en un acto y cinco escenas que compuso Xavier Montsalvatge. El libreto fue obra del periodista y escritor Néstor Luján, tejido a partir del cuento homónimo de Charles Perrault. Su estreno fue en enero de 1948 en el Gran Teatro del Liceo de Barcelona.
Suena ahora una melodía familiar, la cosa va de hermanos. En los escenarios operísticos se pierden también Los hermanos Hansel y Gretel, ópera que compuso Engelbert Humperdinck y para la que Adelheide Wette, hermana del compositor, crea un libreto escrito a partir del cuento homónimo de otros hermanos, los Grimm. También un cuento de los hermanos Grimm está en la base argumental de la ópera en un acto compuesta por Carl Orff que lleva el título de Der Mond, La luna, y que se estrena en tiempos convulsos para Europa, en 1939.
Avanzamos hacia la postguerra y nos detenemos en 1954, fecha en la que se estrena una de las óperas de Benjamin Britten. En esta obra el compositor británico hace cantar a los personajes de la novela La vuelta de tuerca de Henry James bajo la pauta del libreto de Myfanwy Piper. En estos tres minutos del estreno de The Turn of the Screw en el Teatro Real de Madrid se puede apreciar el carácter inquietante y perturbador de esta obra del genial compositor inglés:
La Alicia de Lewis Carroll también tiene su ópera, estrenada en el Festival de Ópera de Múnich en 2007. La operística Alice in Wonderland es una versión libre que traslada a la escena David Henry Wang y cuya partitura musical es de la compositora surcoreana Unsuk Chin. Aunque según rezan las críticas de su estreno absoluto, aunque se trataba de Alicia, no hubo muchas maravillas en su debut operístico.
Y entramos ya en el último acto
Imprimimos ahora un cambio de carácter que nos acerca al oído los ecos de La historia de Babar, el elefantito, los entrañables cuentos creados escritos e ilustrados por Jean de Brunhoff sobre los que Francis Poulenc realizó un arreglo musical para voz y piano en los años cuarenta del siglo XX.
Historia de Babar. Conservatorio Profesional de Música «Francisco Guerrero» de Sevilla, 2013
Laurent de Brunhoff siguió dando vida a la creación de su padre y también en el terreno musical más tarde surgieron nuevos acordes en torno a Babar, en este caso bajo la batuta de Raphael Mostel, quien compuso una pieza en torno a El viaje de Babar para narrador, clarinete, fagot, corneta, trombón, viola, violonchelo, piano y percusión.
Culminamos este paseo navideño por las notas y las palabras con un viaje que nos lleva a la isla de los monstruos de Max. La famosa obra de Maurice Sendak Donde viven los monstruos toma cuerpo musical de la mano del compositor Oliver Knussen, que compone esta obra por encargo de la Ópera de nacional de Bruselas, donde se estrena en 1980. El libretista, de lujo, el propio Sendak.
Where the Wild Things Are (Fantasy Opera). Karen Beradsley. The Glyndeborune Festival Opera
Y para acabar e irnos con la música a otra parte, rescato finalmente una publicación cuyo diseño y elaboración tuve el gusto de coordinar allá por 2015. Se trata de La música en la literatura infantil y juvenil: Bibliografía dedicada a la música y la danza en los libros para niños y jóvenes. Fue una edición conjunta de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez y la Fundación Siglo para las Artes de Castilla y León de la Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León y aunque por ella han pasado unos cuantos años aún suenan afinadas sus referencias bibliográficas.