Las otras caras de la lectura y de las bibliotecas

En el marco de la 78ª Feria del libro de Madrid se celebraron recientemente en la Biblioteca Nacional las jornadas Leer Iberoamérica Lee, un encuentro profesional entre las dos orillas del Atlántico cuya organización corrió a cargo de Laboratorio Emilia de Formación y el patrocinio de un nutrido número de instituciones y entidades de allá y de acá.

Fueron dos días de encuentro en torno a “Las otras caras de la lectura” que en su conjunto depararon interesantes reflexiones acerca de lo que significa leer hoy, de los lectores y del papel que desempeñan las instituciones culturales y educativas como garantes del acceso a la lectura y de su promoción entre la población de los países del área iberoamericana.

No pretendo con esta nota hacer una crónica de todo lo que tuvo lugar en las distintas sesiones que conformaron el evento, para eso lo mejor será ver y escuchar las videograbaciones de las mesas y ponencias que compusieron el programa, y consultar los numerosos tweets compartidos con el hashtag #LeerIberoamericaLee a lo largo de las jornadas.

Lo que me gustaría es destacar aquellos aspectos que desde mi perspectiva me resultaron más significativos; una visión, por tanto, que no busca objetividad ni rehúye las impresiones subjetivas que el evento y sus circunstancias dejaron en mis retinas. En este sentido, centro la mirada en las consideraciones que me parecen más significativas del conjunto de paneles y exposiciones que compusieron el programa, obviando algunas que a mi parecer tuvieron un carácter más formal e institucional. Y lo hago sin seguir el programa a pies juntillas sino intentando agrupar en bloques temáticos lo que allí se trató. A ello le dedicaré varias entregas, fijando la atención en esta primera a las reflexiones que aluden más directamente a las instituciones, educativas y culturales, que trabajan en torno a la promoción de la lectura y de manera especial a lo que atañe más particularmente a las bibliotecas.

El gran interrogante que sirvió de arranque y que planeó durante todas las jornadas, y que al igual que afecta al conjunto de las instituciones aludidas, fue: ¿Qué significa formar lectores hoy? Una cuestión esta que, sin duda, todos los agentes implicados en la promoción de la lectura nos planteamos de forma recurrente en estos días de tránsito y cultura híbrida en los que lo analógico y lo digital no sólo coexisten sino que se complementan y entrecruzan.

Alrededor de esta cuestión se hilvanan discursos, se tejen debates y se presentan experiencias como la de la comunidad de Parelheiros en Brasil a cargo de Bel Santos, coordinadora del Programa de Direitos Humanos en IBEAC-Instituto Brasileiro de Estudos e Apoio Comunitário. Santos transmitió con intensidad y fuerza su labor en la creación de bibliotecas comunitarias en las que los adolescentes y jóvenes no son simplemente usuarios pasivos sino que también son protagonistas de su gestión y dinamización. En su intervención, anunciada con el sugerente título Leer en el cementerio, se lanzaron ideas que resonarían después en otras intervenciones a lo largo de los dos días de sesiones. Una de ellas, que nos incumbe directamente a las personas que desarrollamos nuestro trabajo en torno a las bibliotecas, está en relación con el crucial papel de éstas para garantizar el acceso del conjunto de los ciudadanos, pequeños y grandes, a la información y la cultura. Su capacidad de acción e intervención para transformar vidas y ensanchar las expectativas de la gente. En boca de la propia Bel Santos, “la biblioteca para romper silencios” y para ayudar a las personas a “ocupar la calle con belleza, con literatura, con arte …”. Una biblioteca que invita a transitar Caminhos de leitura, que abre caminos y que propicia avanzar juntos, unidos en redes. Entre las actividades que realizan estas bibliotecas brasileñas, se pusieron los clubes de lectura de jóvenes que realizan como un ejemplo de cómo la literatura dibuja espacios de encuentro y de aproximación. Y en la base de toda su actuación una reivindicación y reclamación: “la lectura no puede ser un privilegio, es un derecho”. Para más información sobre esta experiencia recomiendo leer el artículo Caminos de lectura: Leer en el cementerio publicado en el blog de la Fundación La Fuente.

A medida que avanza el programa surgen más preguntas, con mucha miga algunas, que redundan en el momento de cambio que experimentamos; cuestiones que, aunque sabidas, tienen hondo calado y ante las que se buscan respuestas aunque no se puede responder de forma tajante y unívoca. Preguntas necesarias para avanzar por buen camino, que invitan a reflexionar y a ajustar principios, funciones, estrategias, herramientas y actividades, como: ¿a quién llamamos lector? o ¿a qué nos referimos cuando hablamos de lectura?

 La necesidad de conectar con la sociedad y de lograr una mayor conexión con el momento presente es otro mantra que se repite en las jornadas. Desde distintos ámbitos y perspectivas se destaca que la situación requiere trabajar codo a codo con la ciudadanía. En referencia especial a la labor de las organizaciones educativas y culturales, se recalca que deben abrirse a la participación ciudadana. Y como requisito imprescindible para lograr esta comunicación e interconexión se hace hincapié en la necesidad de conocer las prácticas de lectura y escritura que tienen lugar hoy en nuestras sociedades. Auscultar cuantitativa y cualitativamente y de forma profunda estas prácticas es la única vía, se insiste, para conocer el dónde, el cómo, el cuándo, los para qué y porqués de las mismas. Plantear cualquier acción, programa o campaña de promoción de la lectura sin este reconocimiento, se advierte, supone un brindis al sol. Para actuar desde cualquier institución, por tanto, necesitamos reconocer la orografía de este terreno que pisamos y que, desde luego, no es el mismo sobre el que trazamos los itinerarios de lectura de muchos de los que hoy trabajamos en pro de la lectura.

En este sentido se reclama la conveniencia de ajustar las lentes, de revisar las herramientas y de “actualizar las preguntas para dar respuestas eficaces y con sentido” con el foco siempre puesto en el sujeto lector. En un contexto de cambio y de transformación del mundo de la lectura es obvio que necesitamos una nueva metodología para conocer al lector que nos permita realmente reconocer esas nuevas prácticas de lectura y escritura que se producen en este escenario en el que la esfera digital es cada día más omnipresente. Y en relación con esto surge una oportuna llamada a la autocrítica que invita a revisar nuestro papel como agentes sociales en torno al libro y la lectura en orden a evitar quedarnos “anclados en un rol tradicional ininteligible para las generaciones actuales”. La revisión de medios, soportes y contextos de lectura, así como metas, objetivos, estrategias, programas y actividades es algo que escuelas, bibliotecas y otros espacios promotores de la lectura podríamos sacar en conclusión de todo este debate.

Se habla también de la importancia de la implicación de las familias y se plantea el interrogante de ¿cómo atraer a las familias que no tienen oportunidades de leer? Al hilo de esta cuestión se trae a colación la experiencia de las Abuelas cuentacuentos que impulsa la Fundación Mempo Giardinelli y que cuenta ya con más de 2.000 implicadas en 75 ciudades argentinas. En torno a este tema se destaca la importancia y necesidad de colocar la lectura en el eje central del desarrollo cultural de nuestras sociedades. Como reflexión relacionada con esta idea se recuerda que la lectura es problema de todos y se critica que los adultos echemos balones fuera en muchas ocasiones culpabilizando a los más jóvenes de los bajos índices de lectura de nuestras sociedades. Implícita estaba esta idea en una intervención realizada por el propio Mempo Giardinelli al afirmar que “el problema de la lectura no es de los chicos, es de los grandes, que hemos extraviado la lectura”.

Otra de las mesas en las que las bibliotecas cobran también especial protagonismo especial es en la que se plantea la tarea de crear espacios colectivos en torno a la lectura. Es este un aspecto que tiene mucho que ver con las ideas antepuestas y en el que se resalta el valor de la biblioteca como lugar inclusivo y de ocio gratuito. Nuevas voces se incorporan al debate, como la de Gonzalo Oyarzún, Responsable del Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas de Chile, que afirma «La biblioteca es el espacio más democrático que existe” y plantea una sucinta revisión de su presente realidad plural. Las bibliotecas no crean sólo lectores, afirma el colega chileno, crean comunidad no sólo en sus espacios físicos sino también en su oferta digital, como la Biblioteca pública digital de Colombia que presenta.

El diseño participativo, con el ejemplo de las bibliotecas municipales de Madrid, se define como un proceso muy valioso porque permite que las bibliotecas se adapten a las necesidades y deseos de todos aquellos que participan o trabajan en ellas, como puede verse en este artículo: Diseños abiertos y luminosos para las nuevas bibliotecas. Lidia Teira, Jefa del Departamento de Tecnología, Innovación y Accesibilidad del Ayuntamiento de Madrid es la encargada de trazar las líneas que se han seguido para escuchar a los ciudadanos y responder a sus demandas en las nuevas bibliotecas diseñadas para la ciudad. Un tema que nuestra compañera Eli Ramírez abordó recientemente en BiblogtecariosLa lectura en situaciones de crisis y las respuestas que las bibliotecas dan en torno a determinadas situaciones de conflicto y a favor de colectivos con necesidades especiales es otro de los vértices que componen este mosaico variado y rico que refleja el poder camaleónico de éstas. Como es el caso de las Bibliotecas para la paz de Colombia que presenta Luis Bernardo Yepes Osorio, Coordinador de Fomento de la Lectura de Comfenalco, y de las que en su día dio cuenta en Biblogtecarios nuestro compañero Roberto Soto. Servicios como estos hacen palpable y evidente cómo las bibliotecas transitan desde su tradicional concepción como instituciones con una función primordialmente de transmisión a configurarse como espacios de encuentro, de participación y de creación que enriquecen, vertebran e impulsan a las comunidades en las que se asientan.

Del carácter de estos debates pueden dar idea los importantes verbos que se conjugan en ellos, tales como #cooperar #ensamblar #interconectar #abrirse #escuchar #generar #pensarjuntos y muchos más que invitan a reforzar redes de colaboración, de participación y de expresión.

Con Susana Peix y Elisa Yuste

Y hasta aquí esta primera entrega de lo que dieron de sí las jornadas Leer Iberoamérica Lee, que resultaron también muy ricas en lo personal al descubrir entre esas múltiples caras de la lectura las entrañables caras también de muchos colegas y amigos latinoamericanos, portugueses y españoles.

Para posteriores entradas dejo pendiente el abordar los contenidos de otras intervenciones en torno a los lectores, la creación literaria, las virtualidades y la formación de lectores, espacios en los que no dejaron de brotar jugosos interrogantes que merece sacar a la palestra para nutrir nuevas reflexiones.

 

Luis Miguel Cencerrado

Coordinador de reseñas en BiblogTecarios Bibliotecario, formador, asesor y apptekario navegando en los mares de la lectura analógica y digital, su promoción, las bibliotecas públicas, infantiles y escolares.

2 respuestas a «Las otras caras de la lectura y de las bibliotecas»

    1. Gracias a ti, Amparo, y me alegro de que te haya resultado de interés la crónica. Sigue atenta, que aún tengo que montar otra entrada con jugosos apuntes del evento. Un abrazo

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