La llave

LaLlave3Un matrimonio de largo recorrido se ve minado por el infortunio de los gustos eróticos enfrentados de la pareja. El marido, un maduro profesor universitario, se siente incapacidad de frenar el declive de su energía sexual e insatisfecho por no poder saciar el apetito de su esposa Ikuko. Ella, diez años más joven, excitable y fogosa a la vez que pudorosa, como mujer educada en la estricta tradición, siente también cómo la desafección y la distancia crecen entre ellos. En este punto, él decide comenzar un diario en el que dar rienda suelta a sus deseos y fantasías sexuales con el propósito de que ella lo lea. Ella escribe a su vez otro diario y ambos verterán sobre el papel secretos que sin ser desvelados directamente buscan llegar a los oídos del otro. Las palabras servirán de catapulta para impulsar el deseo y como inicio de un juego erótico que será el eje de sus días. Se inicia así una línea ascendente que llega al paroxismo sexual y que adquiere otros matices al tomar parte activa en el juego el joven Kimura, por el que Ikuko se siente atraída y que suscitará los celos del marido, avivando así en él la llama de la pasión. En un cuarto vértice de la acción se sitúa Toshiko, la hija de ambos, que de una forma más lejana será cómplice también del desarrollo y desenlace de la trama.

Crítica personal:

La obra es un inteligente entramado, tejido como una tela de araña de forma pausada y gradual, con un incremento del ritmo que atrapa al lector de una manera sutil y sugerente, hasta verse envuelto en una trama que le salpica emocionalmente y le provoca contradictorios juicios de valor. No en vano, cuando en 1956 se publicó la obra, la audacia de La llave provocó una abierta polémica. Tanizaki se sirve de los cuatro personajes en liza para plantear un dilema moral en el que se diluyen las líneas divisorias entre lo aceptado y lo maldito, lo lícito y lo depravado, lo público y lo privado, la sumisión y la dominación, el marido y el amante. De ellos el autor no aporta información más allá de la expresión de sus diarios y de esa búsqueda del placer sexual en la que están inmersos; no obstante, se trata de personajes con aristas y recovecos que van haciendo que el lector varíe su percepción de las cosas.

La elección del diario aporta a la obra una sólida base estructural, le da carácter y fuerza a las voces narrativas. Los protagonistas falsamente escriben para sí aunque tampoco tienen la firme certeza de realmente ser leídos el uno por el otro. La escritura personal adquiere un alto grado de carga simbólica, y se exalta el poder comunicativo, sensual y erótico de las palabras. Esta estructura hace posible también el interesante papel que a la postre se le otorga al lector, que deviene en una suerte de voyeur del juego triangular que se pone en escena, testigo invitado y a la vez profanador de la intimidad de los personajes. A través de los diarios, el escritor hábilmente traslada desde la mente de los personajes a la del lector los dilemas que les suscita su propio comportamiento para que este haga su juicio moral de las cosas.

En cuanto a la escritura, Tanizaki hace gala de un refinado sentido de la belleza, y demuestra el magistral manejo de la paleta de claroscuros sobre los que tan sugerentemente diserta en otra de sus obras, el ensayo Elogio de la sombra. En este caso no se trata de una simple una opción estética, pues en esos límites en los que se difuminan luces y sombras está también el debate moral que Tanizaki plantea en La llave.

Con mayor o menor fortuna la obra de Tanizaki ha sido llevada al cine, primero por el el director japonés Kon Ichikawa, que en 1959 obtuvo el Premio del Jurado en el Festival de Cannes y el Globo de Oro a la mejor película de habla no inglesa. Más tarde, acentuando los tintes eróticos, el italiano Tinto Brass dirigió una adaptación más libre con el título La llave secreta.

Conociendo al autor:

Junichiro Tanizaki (Tokio, 1886-Yugawara, 1965) es una gran figura de las letras japonesas del siglo XX. Como escritor, en sus inicios se sintió atraído por la tradición literaria occidental y supo impregnar a su escritura del carácter particular de la tradición japonesa, su sentido de la vida y de la belleza. El sexo, lo erótico y lo sensual están presentes en el conjunto de su obra y como obsesiones afloran de una u otra forma en sus textos. La pulsión entre la tradición y la modernidad, entre Oriente y Occidente es también una marcada constante en su obra.

Editorial: Siruela

Autor: Junichiro Tanizaki

Referencia bibliográfica: Tanizaki, Junichiro. La llave. Madrid: Siruela, 2014. ISBN 978-84-15937-49-4.

URL: La llave

 

Luis Miguel Cencerrado

Coordinador de reseñas en BiblogTecarios Bibliotecario, formador, asesor y apptekario navegando en los mares de la lectura analógica y digital, su promoción, las bibliotecas públicas, infantiles y escolares.

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