De libros en la calle y lectores cómplices

 

Manuel Gil, director de la Feria del Libro de Madrid en una actividad del Pabellón Infantil
Manuel Gil, director de la Feria del Libro de Madrid, en una actividad del Pabellón Infantil

La primavera es un tiempo propicio para que los libros salgan a la calle al encuentro de los lectores y las ferias del libro que proliferan de norte a sur y de este a oeste por toda la geografía peninsular son buena muestra de ello.

En muchas otras entradas de este blog se refleja la variedad y riqueza de estas propuestas:

  • Algunas son iniciativa y se gestionan desde el gremio de libreros, como la recién clausurada Feria del Libro de Madrid, la decana que ya alcanzó las 76 ediciones, todo un mar de casetas de editores y librerías y espacios dedicados a públicos específicos como su dinámico Pabellón Infantil.
  • El ayuntamiento del municipio es el impulsor de otras, como es el caso de la Feria del Libro de Badajoz, que este año celebró su 36ª edición convirtiendo de nuevo el Paseo de San Francisco en epicentro pacense del libro y la lectura.
  • Y 37, un año más que la anterior, cumplió la Feria del Libro de Salamanca, que año tras año llena de libros la Plaza Mayor y cuya celebración también depende del ayuntamiento de la ciudad, aunque en este caso la organización, diseño de la programación cultural y su ejecución corre a cargo directamente de las bibliotecas municipales.

Tres casuísticas diferentes que coinciden en diferentes fechas del mes de mayo y que también comparten un objetivo común, poner los libros en medio de la calle y llenar parques y plazas de historias buscando la complicidad de los lectores y de los ciudadanos en su conjunto.

Ese encuentro de los libros con los lectores en espacios abiertos y públicos son también una puerta de entrada a las librerías y a las bibliotecas, pues ambas dan sostén al hábito lector, lo alientan, lo alimentan y lo enriquecen. Estas ferias son, al cabo, un encuentro y una celebración de los lectores y también una invitación al conjunto de la comunidad a expresarse, a participar y a entrar a formar parte de la comunidad de lectores.

Del acto individual y solitario a la socialización de lecturas

Ese sentimiento de pertenencia es una variable muy importante en el despertar y el profundizar en el hábito de la lectura, un acto solitario, por un lado, que deviene público y social. El factor de socialización, tan presente también en el entorno de la lectura digital, es un aspecto fundamental de la acción de muchas bibliotecas en relación con el desarrollo de sus propuestas de dinamización, de cultivo y refuerzo de los hábitos lectores de sus usuarios. La socialización se constituye como un elemento que actúa como líquido amniótico que propicia el contacto entre los lectores y favorece la germinación de actitudes positivas hacia la lectura, el estímulo y el refuerzo entre pares. Esa socialización hoy, en el entorno digital, redobla su intensidad y multiplica el alcance de su acción a través del conjunto de posibilidades que encierra la llamada lectura social.

Los lectores, de uno en uno o como colectivo, son para el puntal de la biblioteca, los verdaderos garantes de su existencia, los mejores difusores de su oferta de servicios, promotores de su buen hacer y la mejor defensa que la biblioteca pueda encontrar frente a posibles amenazas.

Amigos de las Bibliotecas, plataformas de participación

En este sentido se pronuncia Juan Sánchez cuando dice que “Los usuarios -los ciudadanos- son la gran fortaleza de una biblioteca pública. Y cuando se asocian suponen una fuerza enorme para una biblioteca. Por ello, si no existe asociación vinculada a una biblioteca, debe ser objetivo prioritario el poner todas las fuerzas para que se cree“.

Alude aquí al papel que cumplen las asociaciones de usuarios de bibliotecas, de las que Juan Sánchez es un firme partidario y respecto a las cuales tiene experiencia directa a través de la constituida en torno a la biblioteca de Castilla-La Mancha. Por todo ello proclama de forma clara y rotunda: “No sé cómo puede haber bibliotecas que no tengan una Asociación de Amigos. Si aún no se ha fundado, démonos prisa: la Biblioteca no puede poner en marcha una Asociación de Amigos pero sí actuar decididamente para que sea posible”.

Ciertamente el movimiento asociativo en torno a las bibliotecas se va extendiendo como una mancha de aceite y refuerza esa complicidad necesaria que tiene que haber entre la biblioteca y los lectores.

¿Qué razón de ser tienen estas agrupaciones?

Estas asociaciones tienen un papel muy importante a la hora de reforzar la labor de la biblioteca, así como enriquecer y potenciar el programa de actividades que desarrolla en la biblioteca, ligado a la oferta general de la misma o promoviendo nuevos proyectos y acciones de índole cultural o social, sean de carácter regular o puntual:

  • Son organismos autónomos e independientes de tal modo que la biblioteca puede impulsar su creación pero no constituirlas.
  • La biblioteca y la asociación han de crear sinergias, compartir objetivos y coordinar planes.
  • La biblioteca debe apoyar e integrar a la asociación en sus planes y proyectos, sentarse a hablar y a diseñar juntos.
  • La biblioteca y la asociación se apoyan y aportan visibilidad mutuamente, en los espacios físicos, sus páginas web y en los productos que generan, como publicaciones carteles u otro tipo de materiales impresos o digitales.

Pero las posibilidades que encierra esta unión de usuarios y lectores son muchas, como apunta Julián Marquina: “A parte del tema de promoción de la cultura y de la biblioteca, veo a esta asociación como el cauce legal para que las bibliotecas puedan tener un ingreso económico extra para realizar actividades, poner en marcha servicios, comprar libros… Además, desde la asociación (a la cual habría que darle un espacio importante en la biblioteca como hace la New York Public Library), se podrían gestionar campañas de crowdfunding, vender productos con los logos de la biblioteca, llegar a acuerdos con negocios locales…”

Caminos por explorar de manera cómplice, esto es lo importante, de sacar adelante el proyecto común que

Y para muestra, dos botones 

Muchos son los ejemplos que en la actualidad podemos encontrar y echo mano de estos dos, el primero por alusiones, la ya mencionada Asociación de Amigos de la Biblioteca de Castilla-La Mancha y el segundo por proximidad física y cercanía emocional, la Asociación de Amigos de las Conchas:

Asociación de Amigos de la Biblioteca de Castilla-La ManchaSegún se informa en su página web, la asociación se constituye en el año 2002 a partir de una iniciativa surgida en el seno de los clubes de lectura organizados por la Biblioteca de Castilla-La Mancha, con sede en Toledo. Los principales objetivos que persigue son:

  • La promoción de la cultura mediante el gusto por la lectura.
  • La promoción y fomento de las bibliotecas, del libro y de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación como instrumentos de acceso a la cultura.
  • Promover el conocimiento de la Biblioteca de Castilla-La Mancha entre sus ciudadanos.
  • Fomentar las relaciones e intercambios con instituciones, asociaciones y personas con intereses afines.

En su página se ofrece información de las actividades que desarrolla, noticias y galería de imágenes.

Asociación de Amigos de las ConchasEsta asociación está ligada a la biblioteca pública de la Casa de las Conchas de Salamanca y empezó su andadura en  2010.

Su actividad se centra en el apoyo de la actividad cultural, social y educativa de la biblioteca, aunque aglutina un conjunto variado de propuestas culturales ligadas con los diversos sectores de la cultura en la ciudad. En el blog de la biblioteca se ofrece información textual y gráfica sobre las actividades que desarrolla.

Y para ir terminando esta digresión primaveral, sea cual sea la estrategia elegida para acercarse a los ciudadanos y a los lectores y buscar su complicidad, me gusta contemplar todas estas acciones encaminadas a promover la lectura no como fragmentos y espacios estancos para jugar y acercar el libro, sino como piezas de un todo que busca cultivar ciudadanos activos, participativos y críticos, que alimentan al lector indómito, ese lector dueño de sí mismo, de sus noches y de sus lugares secretos en los que se refugia para dialogar con los textos, como a él se refiere la filósofa Marina Garcés. Un lector social, también, pero no acomodaticio –ciertamente incómodo- que busca la sorpresa, que tiene una mirada disruptiva, que explora y experimenta.

Luis Miguel Cencerrado

Coordinador de reseñas en BiblogTecarios Bibliotecario, formador, asesor y apptekario navegando en los mares de la lectura analógica y digital, su promoción, las bibliotecas públicas, infantiles y escolares.

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