“La biblioteca necesita buscar escenarios diferentes donde el lector sea el que marque el camino y donde las intermediaciones administrativas, económicas y tecnológicas no sean barreras sino facilidades”, afirmaba Javier Valbuena como conclusión de su intervención en el seminario Los Retos de la Edición Digital.
De este evento organizado por la UOC en su sede de Madrid dimos cuenta en Biblogtecarios en un post anterior, en el que se recogía el análisis que Daniel Benchimol hizo del sector editorial, cuya intervención completa ha sido posteriormente publicada en el blog Libro digital.
En la crónica de esta jornada profesional quedó pendiente la reflexión que desde el lado de las bibliotecas corrió a cargo de Javier Valbuena, en la que hizo un exhaustivo repaso de las fortalezas y debilidades de los fundamentos y modelos actuales sobre los que se asienta la adquisición y el préstamo de obras digitales en el entorno bibliotecario público.
El contenido de la intervención pone de manifiesto la falta de entendimiento y coordinación entre los agentes implicados, editores, plataformas de distribución y bibliotecas y enfatiza la necesidad de encuentro y pacto entre ellos para poder avanzar en la consolidación de una oferta de obras digitales accesible a los lectores y que les resulte atractiva.
El vídeo de la ponencia está ya accesible en el blog Libro digital, así como la presentación utilizada por el ponente, que incluye un extra de diapositivas que no se abordaron en la charla:
[youtube 9wm614f7Buw]
De todo lo expresado por Javier Valbuena en su análisis crítico de la situación y en su prospectiva del sector me gustaría destacar a algunas de las cuestiones planteadas en relación con el presente y el futuro de la biblioteca en el entorno digital.
¿Conocemos al lector digital?
¿Qué propuestas tiene la biblioteca para captar la atención de 23.000.000 usuarios que en España conectan a Internet al día? Una cuestión que el ponente plantea como reto y que tiene mucho que ver con la afirmación que hace acerca de que el futuro de la biblioteca pasa por la puesta en marcha de estrategias educativas y culturales para capacitar al lector en competencias digitales. Advierte Valbuena que en paralelo a esa labor de formación del lector digital la biblioteca debe dar respuestas adecuadas a los usuarios para evitar convertirlos en piratas. Conocer a fondo qué demanda el usuario y qué ventajas obtiene, por ejemplo, de las redes P2P, ayudará a la biblioteca a formular y relanzar una oferta más competitiva.
Las bibliotecas representan el principal observatorio para detectar los nuevos nichos de mercado y las expectativas de los usuarios. Son el área ideal para testar nuevos lanzamientos, analizar hábitos de lectura, estudiar la demanda de los lectores y analizar sus preferencias. En función de ello, la biblioteca debe diseñar estrategias ad hoc para determinados colectivos y establecer nuevos canales de comunicación con los lectores.
¿Tiene eco la oferta digital de las bibliotecas?
Según se expone, parece que existe un problema de visibilidad de la oferta de la biblioteca en materia digital. Los informes de las plataformas eBiblio y eLiburutegia muestran que los lectores digitales de la biblioteca no hacen gran uso de las ofertas de préstamo digital, según Valbuena porque:
- Desconocen, en general, la oferta de
- No hay muchos contenidos ligados a las novedades que busca el 80% de los lectores.
- Hay fuentes de lectura digital externas más atractivas en cuanto a títulos, novedades y facilidad de acceso que los proporcionados por la biblioteca.
- No hay un programa estable de formación de lectores digitales.
- No hay un lugar en el espacio biblioteca que haga visible la oferta digital.
¿Propiedad o alquiler: colección o acceso?
La radiografía trazada por Valbuena en su intervención deja muestra de las dificultades que las bibliotecas tienen a la hora de comprar contenidos digitales:
- No siempre hay correspondencia entre los títulos que ofrece la plataforma y los que demandan los usuarios (novedades).
- Todavía los editores restringen de manera considerable los títulos que pueden ofrecer a las bibliotecas las plataformas de suscripción: en algún caso sólo el 3% de títulos potenciales están disponibles. (De 500.000 títulos a 15.000).
- Las inversiones que se realizan en libros digitales en las bibliotecas aunque van aumentando año a año todavía están a mucha distancia del libro físico: (entre el 1 y el 15%) Solo algunas redes bibliotecarias se acercan al 30%
En todo caso, que las bibliotecas sigan comprando en propiedad no parece que sea lo más recomendable en la esfera digital. En relación con ello el ponente aduce que inversión y demanda parecen no tener una relación proporcional directa si el gasto no está bien orientado. Así se desprende de la observación de los datos de la evolución del índice de rotación y préstamos en relación con el aumento de la colección que muestran los cuadros de las bibliotecas públicas españolas en cifras del MECyD.
Del análisis del comportamiento y funcionalidad de los modelos consolidados entre bibliotecas y editoriales se propugnan unas series de criterios hacia los que se debería tender:
- Modelos flexibles donde no se pague por leer.
- Modelos transparentes donde la biblioteca, el autor, e lector y el editor se puedan implicar.
- Modelos colaborativos donde la lectura se haga más social
- Modelos eficientes donde la oferta pública de lecturas e pueda mantener. La eficiencia estaría en un coste por lectura digital entre 0,16€ y 0,70€.
- Modelos dinámicos donde la hibridación sea el eje de la innovación.
¿Hacia qué biblioteca caminamos?
Valbuena aboga por construir una biblioteca en la que no existan barreras ni visibles ni invisibles y donde todos los libros estén disponibles a través de un solo click:
- Una biblioteca + deslocalizada y + desmaterializada pero + conectada con los lectores, con las empresas, la escuela, el tejido asociativo, etc,
- Una biblioteca que fortalezca los hábitos lectores con las escuelas y las familias.
- Una biblioteca centrada en profundizar en la lectura a través de la diversificación de los clubes de lectura.
- Una biblioteca más preocupada por las alfabetizaciones múltiples de los lectores como forma de reducir las brechas culturales y tecnológicas.
- Una biblioteca activa que genere comunidades de aprendizaje y cultura maker.
- Una biblioteca con una plataforma bibliotecaria –sea propietaria o comercial- que ofrezca al lector todos los servicios: recomendación/préstamo/conversación/prescripción/creación/compra
- Una biblioteca modelada por los lectores, que personalizarán sus obras y los espacios de las bibliotecas, espacios de creación y descubrimiento.
¿Solos o acompañados?
Javier Valbuena apuesta por redefinir todas las líneas de políticas públicas en torno a la cultura y los servicios tecnológicos sobre la base del diálogo y el acuerdo de todos los agentes implicados. En este sentido recomienda recorrer el camino en compañía y explorar con los editores y las librerías nuevas vías de colaboración que ayuden a definir y consolidar la nueva cadena de valor del libro.
Establecer conexiones entre biblioteca y las librerías, por ejemplo, facilitando al usuario la adquisición de las obras que le interesen y ofreciendo nuevas opciones como la impresión bajo demanda. Y reestablecer los puentes que entre bibliotecarios y editores existen pero que están en parte dinamitados por la desconfianza de una parte del sector editorial hacia las bibliotecas y por la poca importancia que muchos de ellos otorgan a los servicios bibliotecarios. Ante ello, Valbuena recomienda plantear argumentos para que el editor le coja el punto a la biblioteca.