Las bibliotecas infantiles y secciones para niños son uno de los servicios más afectados por las limitaciones en las que se mueve la prestación de servicios de las bibliotecas públicas españolas a causa de la crisis sanitaria de la COVID-19. Con mucha cautela, poco a poco se van retomando algunas actividades dirigidas a niños y niñas y se buscan alternativas para no perder el contacto con el público infantil. Dedicamos esta entrada al proyecto StoryWalk, una posible fórmula para seguir nutriendo el imaginario de los pequeños lectores y lectoras en tiempos de pandemia.
Una sencilla propuesta que invita a pasear al aire libre siguiendo la senda de una historia que puede resultar muy apropiada para disfrutar en familia de las tardes de otoño.
A raíz de la pandemia de la COVID-19 las bibliotecas se enfrentan al reto de seguir desarrollando sus funciones en los marcos que establecen las normas de distancia social, aforo y seguridad que la crisis sanitaria precisa. Ante ello, vemos cómo por un lado crece su oferta digital y por otro se buscan fórmulas para que los servicios presenciales recuperen fuelle tras el periodo de parón que supuso el confinamiento de primavera.
En este marco cobran nuevo sentido iniciativas como la del proyecto StoryWalk, que propone actividades muy adecuadas a la situación que experimentamos hoy a raíz de la pandemia mundial del coronavirus, aunque no surge ahora sino que echó a andar allá por el año 2007, tiempos aquellos exentos de los condicionantes y limitaciones que las bibliotecas tienen en el presente para desarrollar sus funciones y hacer llegar su oferta al público infantil y familiar.
Los orígenes de este paseo literario
El proyecto StoryWalk® fue creado por Anne Ferguson y desarrollado con la ayuda de Rachel Senechal, coordinadora de programas de la Kellogg-Hubbard Library, biblioteca de la ciudad estadounidense de Montpelier, capital del estado de Vermont. Desde su creación, la experiencia se ha extendido por la mayoría de los estados norteamericanos y está presente también en numerosos países de otras áreas geográficas.
Como expone la promotora del proyecto, la idea es bastante sencilla: “Tomé las páginas de un libro de imágenes para niños, las coloqué cada una en una estaca de madera y las alineé a lo largo de un camino para que la gente las leyera y disfrutara.”
El paseo se plantea para que se disfrute en familia de la lectura y del aire libre al mismo tiempo. La idea es involucrar no solo a los pequeños sino que también los adultos participen activamente del recorrido que se propone. Se trata de seguir juntos el sendero marcado, un itinerario de poste a poste a través del cual las placas con imágenes y textos van narrando una historia.
En este vídeo podemos ver más claramente en qué consiste esta experiencia a partir del relato que desde la Stillwater Public Library de Minnesota nos hace una de las responsables de la biblioteca que muestra cómo han implementado esta actividad en un parque: Storywalk in the Park.
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Propósito y sus aportaciones
Esta iniciativa se presenta como un proyecto de índole educativo dirigido a la comunidad con un carácter no comercial ni lucrativo. La invitación a replicar estas acciones y a formar parte de la comunidad de StoryWalk que hacen sus promotores pasa por preservar su identidad y objetivos, que no son otros que promover la alfabetización temprana, la actividad física y el tiempo compartido en familia, leyendo y disfrutando juntos en un entorno natural.
Es, en todo caso, una perfecta excusa para leer en voz alta, comentar las imágenes, caminar en animada conversación y compartir una historia en un ambiente de juego y compañía.
La actividad plantea evidentes ventajas
- En el contexto de pandemia en el que nos movemos actualmente y que previsiblemente nos acompañará aún bastante tiempo, la propuesta reúne dos condiciones muy recomendadas para el ejercicio de actividades seguras frente al virus: se desarrolla al aire libre y se realiza en grupos burbuja.
- Saludable resulta también la actividad física que sustenta la propuesta, ejercicio corporal en familia que aporta beneficio a todos sus miembros, tanto a niños y niñas como a los adultos, y mascotas si las hubiere.
- Supone así un refuerzo del compromiso social de la biblioteca al promover acciones que favorecen la salud y el bienestar así como la revalorización de los espacios públicos y naturales, ya sea en el entorno rural o el urbano.
- Por otro lado, este salir al encuentro de los ciudadanos, chicos y grandes, es una forma atractiva y lúdica manera de aportar visibilidad a la biblioteca y de promover sus servicios.
- Igualmente, es una forma de acercar la cultura a la comunidad, de brindar oportunidades de disfrutar de la lectura, con los textos y las ilustraciones, y de dar a conocer autores y obras que forman parte de las colecciones físicas o digitales de la biblioteca.
Consejos para su puesta en marcha
En la página oficial del proyecto y en este otro enlace podemos encontrar también numerosos consejos de cómo implantar la experiencia en nuestra comunidad que nos pueden resultar muy útiles:
- En relación con la selección de las obras, aconsejan utilizar buenas y atractivas historias con no mucho texto y buena ilustración que puedan atraer a un amplio espectro de edades. Su extensión debe ajustarse a que permitan su lectura en un paseo que encaje en los apretados horarios de las familias. Una buena selección de álbumes puede dar mucho juego. Está disponible para su descarga el listado de las obras que se han utilizado para construir paseos, que aunque sean ediciones americanas pueden darnos pistas.
- Otras características que se destacan como más favorables son que la ilustración no sea a doble página, lo que complica su montaje por el tamaño y porque incluye el cosido central; recomiendan formatos pequeños y de página individual pues resultan más adecuados para el proyecto. Además, al tratarse de un espacio al aire libre los promotores aconsejan buscar libros con contenidos que tengan sentido en diferentes estaciones y estén basados en la naturaleza.
- No olvidemos la parte de derechos de autor, cuyo respeto implicaría en principio no escanear ni reproducir las páginas de los libros elegidos para construir el paseo, ni alterarlos de ninguna forma. En respeto a ello las bibliotecas del proyecto compran los libros y de los ejemplares originales desprenden las páginas para plastificarlas. No estaría mal ponerse en contacto con las editoriales para comunicarles nuestro propósito e implicarlas en el proyecto, así damos cuenta de nuestras intenciones y podemos obtener su colaboración. Como argumento a esgrimir para atraer a las editoriales se constata a partir de la experiencia que las familias que realizan un paseo no solo demandan ese libro en préstamo sino que a menudo también lo adquieren.
- Sobre cómo preparar los materiales, nos aconsejan desde el grosor de las planchas plastificadas de las páginas de la historia, de 10 ml, al tipo de estacas que utilizar, mejor caoba que pino. Vemos también en las fotografías que se aportan en la página del proyecto cómo en otras experiencias se utilizan otro tipo de soportes metálicos. Igualmente se nos explica cómo montar cada página en cartulina; colocan el número de página, el título del libro y el autor, y la información de contacto en la parte posterior. A partir de ello realizan el plastificado dejando un amplio margen alrededor de la página para que selle bien y la proteja mejor de la humedad.
- En cuanto a la colocación de las láminas en su soporte, o bien se pueden unir de una forma temporal a la estaca con velcro de doble cara para poder retirarla en un momento dado o se puede optar por soluciones de fijación más fuertes, pegadas o grapadas. Al colocar estas láminas en cada estaca, recomiendan numerarlas en la parte posterior para asegurarse de que se ubican en el orden correcto de la secuenciación de la historia y que se sitúen al nivel de los ojos de los niños pequeños.
- El trazado del paseo dependerá de la ruta disponible y del número de páginas del libro. Se pueden crear bifurcaciones e intersecciones para romper la linealidad del paseo aunque asegurando que los lectores puedan localizar bien la siguiente página de la historia. Que se pueda ver un poste desde el anterior sería lo más aconsejable, también se pueden utilizar postes de confirmación o giro como en las rutas de senderismo. En todo caso, estiman que 55 metros entre página y página y unos ochocientos metros de trazado total son medidas que funcionan bien para los niños pequeños.
- Colocar un libro de invitados al final de la ruta nos permitirá recoger información de cuántas personas han realizado el sendero, qué les ha parecido la historia y aportado la experiencia, así como recibir sugerencias para enriquecerla y mejorarla.
Una buena oportunidad para hacerse presente en la comunidad y estrechar lazos
Una propuesta de este tipo podemos realizarla en el entorno de la propia biblioteca, en un parque de la ciudad o en el campo si nuestra biblioteca está ubicada en una zona rural. También podría hacerse por las calles de la localidad o trazando un circuito de escaparates de establecimientos comerciales interesados en participar en la experiencia promoviendo así circuitos peatonales en el entorno urbano.
Por otra parte, nos brinda la oportunidad de explorar posibles colaboraciones, tejer complicidades y embarcarnos a trabajar codo con codo con las personas, entidades culturales, educativas, asociaciones o establecimientos que puedan estar interesados en desarrollar este proyecto en la comunidad en la que se asienta la biblioteca. Puede ser esta la ocasión para abrir o ensanchar un camino de diálogo y cooperación con los distintos agentes sociales presentes en nuestra comunidad en un momento tan necesitado de aunar esfuerzos y de construir proyectos ilusionantes como aportación a una sociedad herida.
Podemos imprimir un diferente carácter a nuestras rutas literarias, ya sean estables, temporales, estacionales, o las hagamos girar en torno a un tópico temático, evento o celebración.
A nuestro criterio quedaría también aportar otros elementos que puedan enriquecer el paseo incorporando los tan versátiles y omnipresentes hoy Códigos QR, que cubren la ausencia de programas impresos en muchos eventos o hasta la carta en los bares y restaurantes. Así podemos aportar a los lectores caminantes enlaces a textos, vídeos, músicas u otros complementos relacionados con la historia que se presente en el sendero. También puede ser una buena vía para, en paneles o en los propios postes, aportar información sobre el propio espacio en el que se desarrolla la actividad, la biblioteca y sus servicios, etc.
¿Se os ocurre alguna otra forma de personalizar y adaptar estos paseos a la realidad de vuestras bibliotecas? Se admiten sugerencias, es vuestro turno …
Que ustedes disfruten del paseo…