Más de un@ de nuestros apreciad@s lectores habrá esbozado una sonrisa al leer el título de este post. ¿Qué tienen que ver los Oscar con l@s bibliotecari@s? Mucho. Este año la gala ha sido noticia por un accidente de una glamourosa actriz nominada, pero también porque por primera vez la Academy of Motion Picture Arts and Sciences ha decidido utilizar «formalmente» la denominación Oscar para referirse a la gala y a los premios, en un intento por conectar con el público más joven. Este ha sido el nombre oficioso y popular de estos galardones, aunque no el oficial. También está relativamente bien difundida la anécdota de que la estatuilla fue bautizada con ese nombre porque alguien exclamó al verla: «Vaya, se parece a mi tío Óscar». Esa persona fue la bibliotecaria de la Academia, Margaret Herrick.
Hay una historia peculiar detrás de esta mujer, que da nombre actualmente a la biblioteca en la que trabajó. Nacida Margaret Buck en 1902 en Spokane (Washington), obtuvo su titulación para ejercer como bibliotecaria en la Universidad de Washington. En 1929 se hizo cargo de la Yakima Public Library, donde sólo estuvo dos años. En 1931 se mudó a Hollywood siguiendo a su marido Donald Glendhill, un ayudante de uno de los secretarios de la Academia, que también ejercía como bibliotecario voluntario. Cuando Glendhill fue ascendido, siguió trabajando para mejorar sus servicios e instalaciones. Donald Glendhill fue ratificado como bibliotecario titular en 1936. En 1943 fue movilizado durante la IIª Guerra Mundial, y su esposa Margaret asumió totalmente sus funciones mientras estaba en el frente. La pareja se divorció en 1945, pero la Academia decidió ofrecerle a ella la plaza de forma estable. En esta biblioteca desenvolvería toda su vida profesional. En 1946 se casó de nuevo con Phillip A. Herrick, de quien se divorciaría en 1951, aunque siguió utilizando su apellido. Cuando Margaret se jubiló en 1971, la Academia rebautizó la biblioteca con su nombre. Margaret murió en Woodland Hills (California), en 1976.
La biblioteca de la Academia está considerada una de las mejores del mundo en su temática. Actualmente tiene una normativa bastante estricta que solo permite la consulta en sala y no realiza préstamo interbibliotecario. Seguramente, pocos conocen la importante labor desempeñada por Margaret en la relación de la Academia con los medios, así como su decisiva contribución a la transformación de la gala de entrega de premios en un evento de primera magnitud. Ella negoció por primera vez los derechos televisivos de la ceremonia, y trabajó para expandir la labor de la Academia a otras áreas relacionadas. Como véis, puede haber un bibliotecario detrás de las decisiones o acciones más insospechadas… Seguro que ahora, apreciados lectores, la foto que ilustra este post vendrá a vuestra mente la próxima vez que escuchéis la famosísima frase: «And the Oscar goes to…»