Historia del Libro (VI): ¿Cómo nace el modelo bibliotecario actual?

Nuestro viaje bibliotecario alcanza su última parada. Entramos en la época contemporánea, y con ella, en grandes cambios de todo tipo que van a tener su reflejo en las bibliotecas y lo que éstas alojan. El siglo XX ha conocido un enorme desarrollo, sobre todo económico y tecnológico, a nivel mundial. Es el siglo del colonialismo, de las dos Guerras Mundiales, del enfrentamiento entre capitalismo y socialismo, pero también es el siglo en que, como respuesta a este panorama de continuo enfrentamiento, nace la ONU como exponente de una sociedad más internacional. El siglo XX también se ha caracterizado por la multiplicidad de tendencias ideológicas, estéticas, sociales y culturales. Por último, en este siglo se ha producido una revolución científica y técnica que ha influido y modificado todos los aspectos de la sociedad.

En el siglo XX, el libro y la lectura se hacen accesibles a millones de personas. Esta revolución coincide con la triple expansión demográfica, educativa y económica iniciada en el siglo XIX. Solo desde estas premisas puede entenderse uno de los movimientos más importantes de la historia de las bibliotecas, el movimiento bibliotecario anglosajón, cuya consecuencia fue la creación y generalización del modelo que biblioteca que venimos utilizando desde la segunda mitad del siglo XX.

En cuanto a la producción del libro, en el siglo XIX surgieron innovaciones técnicas que sustituyeron a las técnicas artesanales y el siglo XX ha supuesto el triunfo total de la técnica. El libro es un producto cultural más que se fabrica en masa y se sirve de las mismas técnicas publicitarias y de venta que el resto de productos de consumo.

Durante el siglo XX se produce una gran expansión de las bibliotecas motivada, entre otras causas por:

a)      El aumento del nivel de vida en las ciudades y la extensión del fenómeno urbano a áreas más amplias del planeta.

b)      La extensión de la educación (obligatoria en todos los países avanzados) y consecuentemente,  también de la cultura

c)       El fomento de la investigación científica.

Dentro de este proceso de expansión, las bibliotecas han abandonado su tradicional marco nacional y se caracterizan por un espíritu internacional y de cooperación. De forma paralela, los procesos técnicos de tratamiento de fondos se vuelven más complejos, surgiendo protocolos unificados que se realizan de más rápidamente gracias a un acreciente automatización. La figura del bibliotecario cambia de manera radical. Ya no es un erudito o un guardián, sino  un gestor de información con estudios universitarios específicos que sirve a los ciudadanos y a la administración.

Bibliotecas s.XXLos países anglosajones fueron, de nuevo, los pioneros en estos movimientos de asociación y colaboración bibliotecaria. En EE.UU. se creó la American Library Association (ALA) y en Inglaterra el Chartered Institute of Library  & Information Professionals (CILIP). Actualmente la mayoría de países cuentan con sus asociaciones, por ejemplo ANABAD en España. Podéis consultar un completísimo directorio de asociaciones bibliotecarias profesionales por países aquí.

Estas asociaciones son, además, miembros de asociaciones internacionales como la IFLA, surgida formalmente en 1927. Esta ha desarrollado programas como el CBU y el DUP, que aspiran al control bibliográfico universal y a la disponibilidad universal de publicaciones respectivamente. Precisamente la existencia de estos organismos internacionales propicia la cooperación interbibliotecaria. Las bibliotecas en el siglo XX cooperan tanto a nivel nacional y local como a nivel supranacional, ya que el aumento de la producción de libros y de información les impide ser autosuficientes. Además, existen otras formas de cooperación local en la adquisición de materiales (consorcios, redes, etc.) que permiten reducir y optimizar costes sin menoscabar la calidad del servicio. Han sido estos programas de internacionalización los que han favorecido los otros dos grandes cambios en las bibliotecas contemporáneas:  la  implementación de protocolos de normalización y automatización.

El siglo XX comienza en España, en lo que se refiere a bibliotecas, con la publicación en 1901 del Reglamento de las Bibliotecas Públicas del Estado, en el que por primera vez se establece el préstamo, aunque de forma muy restringida. La creación de las primeras bibliotecas populares tuvo lugar  en Madrid y Cataluña entre 1910 y 1920.

Durante la IIª República aumentó el interés por hacer llegar las bibliotecas a la población, para ello se crean la Misiones Pedagógicas (que llevaban la cultura a las comunidades rurales, entre otras cosas, proporcionándoles servicio de bibliotecas), y se fomentan las bibliotecas universitarias, públicas, itinerantes y de círculos obreros.En 1935 se crea el Instituto Español del Libro, que después de la Guerra Civil pasó a llamarse Instituto Nacional del Libro.

El conflicto bélico paralizó la actividad de desarrollo de las bibliotecas, y sería a partir de los años 50 cuando vuelva a impulsarse su desarrollo. El régimen de Franco aprovechó la infraestructura existente en la etapa republicana aplicando cambios de nombres a las distintas instituciones e imponiendo censura. Esto impedía la entrada en las bibliotecas de cualquier libro considerado “inadecuado”. La lectura pública pasó a tener un fuerte componente de control ideológico, y el trabajo del bibliotecario era también el de asesorar al usuario sobre “buenas lecturas”, que perpetuasen los valores impuestos por la dictadura. Hubo una abundante legislación sobre bibliotecas, sin embargo, éstas adolecían de una escasa dotación de fondos y personal. Apenas realizaban actividades participativas o de difusión cultural. Las bibliotecas bajo el franquismo eran casi unas oficinas administrativas de la cultura oficial, antes que centros de ocio, recreo y formación para los ciudadanos. El libro era adorado como una reliquia, vestigio de un pasado glorioso que era necesario conservar y transmitir en modo estático a las generaciones futuras.

Función biblioteca hoyLas  tres últimas décadas han visto cómo las bibliotecas públicas españolas experimentaban un intenso proceso de modernización y desarrollo. A pesar de esto, siguen existiendo importantes carencias debido principalmente a la insuficiencia de recursos y medios tanto económicos, como materiales y humanos. La actual crisis ha venido a ahondar el problema de forma tal que ya se han producido cierres. Las bibliotecas españolas se enfrentan al enorme reto que supone la evolución social y tecnológica, y han de adaptarse al nuevo entorno para ser cada vez más visibles en la Sociedad de la Información. Es difícil hacer predicciones, pero no quisiéramos terminar este repaso por la Historia del Libro sin citar algunos de los desafíos de las bibliotecas en su futuro inmediato:

  • Nuevo perfil profesional, que ha de combinar el quehacer tradicional (catalogación, ordenación, expurgo…)  con otras habilidades que hasta ahora no se consideraban propias de un bibliotecari@, como manejo de programas informáticos o conocimiento de redes sociales.
  • Explosión de la información y su gestión por parte de la biblioteca. Si en otras épocas de la Historia la falta de información era un grave problema, el exceso que vivimos en el siglo XXI puede derivar en saturación informativa. Cantidad no es sinónimo de calidad. Las bibliotecas deben manejar este caudal con criterios de calidad, pluralidad, pertinencia y veracidad.
  • Acceso a contenido digitales por parte de los usuari@s de bibliotecas públicas.  La generalización de los puestos de conexión a Internet como un servicio más de las bibliotecas públicas las obliga a plantear políticas de acceso que impidan usos inadecuados o fraudulentos de la información.  Cada vez son más las bibliotecas que se adhieren a códigos de buenas prácticas, con el fin de ser más transparentes hacia sus usuari@s.
  • Surgimiento de múltiples recursos de información en competencia con la biblioteca. Los grandes motores de búsqueda (como Google), satisfacen demandas informativas de forma inmediata y sencilla, convirtiéndose en sinónimos de conocimiento para muchos adolescentes y jóvenes. Todos podemos ser editores y consumidores, sin intermediación alguna. Es difícil  que la biblioteca compita con ellos en igualdad de condiciones. Pero sí puede mejorar su presencia elaborando directorios de recursos de alta calidad fácilmente recuperables por un buscador mediante unos mínimos conocimientos de posicionamiento web. Si un internauta encuentra resultados obtenidos de una biblioteca en los primeros lugares de su pantalla de recuperación, es muy probable que termine visitándola físicamente. Se trata, en definitiva, de aprovechar estas nuevas posibilidades comunicativas en beneficio de la biblioteca, en lugar de enfrentarse a ellas. La mayor presencia de bibliotecas en redes sociales o los sistemas de consulta y referencia en tiempo real, son iniciativas que caminan en este sentido.
  • La biblioteca, ¿un servicio público prescindible en tiempos de crisis?. Es cierto que desde hace tiempo algunos servicios de las bibliotecas públicas suponen cierto coste para el usuario (como la reproducción de materiales o el préstamo interbibliotecario), pero nunca hasta este momento se había puesto en duda la existencia misma de la biblioteca como servicio a la ciudadanía.  Al igual que la educación y la cultura en general, la lectura pública está sufriendo amplios recortes presupuestarios que ponen en peligro su viabilidad. Su persistencia pasa por insistir en lo que las hace irremplazables: ser centros de actividad cultural, ocio, formación a lo largo de la vida y núcleos de integración de personas con dificultades (ya sea por discapacidad, por su condición de migrantes o por cualquier otra que les coloque en inferioridad). Lugares donde, en definitiva, se celebre la diversidad como uno de los grandes tesoros de la Humanidad.

Laura Novelle

Documentalista, consultora, formadora e investigadora. Licenciada en Historia y Especialista en Gestión documental. He ejercido como docente en universidad pública y como documentalista (tanto en centros públicos como privados). Nací con discapacidad, por eso en este blog encontraréis aspectos relacionados con la accesibilidad, pero también sobre el libro y las bibliotecas, el proceso de edición, las fuentes de información y en general, sobre todas las implicaciones sociales de esta maravillosa profesión.

5 respuestas a «Historia del Libro (VI): ¿Cómo nace el modelo bibliotecario actual?»

  1. Estimada colega, quisiera acceder a la bibliografía que utilizaste para este capítulo, especialmente la referida a España, si fuera posible. Muchas gracias

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