No corren buenos tiempos para la cultura, y ser bibliotecario se antoja una profesión compleja hoy en día. ¿Quién fue el primer osado que hizo de la gestión bibliotecaria su profesión? Ya hemos hablado brevemente de él en nuestro recorrido por la Historia del libro, pero hoy vamos a adentrarnos en su vida. Gabriel Naudé, bibliotecario de cardenales y muy próximo al poder político, nace en París el 2 de febrero de 1600. Tras finalizar sus estudios de Humanidades y Filosofía, comienza los de Medicina. Llega a Padua en 1626, ciudad que se verá obligado a abandonar tras la muerte de su padre.
Trabajó como bibliotecario para el Cardenal de Bagni en 1631. Al ser elegido como físico por el Rey Luis XIII, retoma sus estudios de Medicina y retorna a Padua para obtener su título. Pero tras la muerte del Cardenal di Bagno, toma el puesto de bibliotecario del Cardenal Barberini labor que desarrolló hasta que en 1642 entra al servicio del Cardenal Richelieu. Al moir éste, trabaja para el Cardenal J. Mazarino (1606-1661), dedicando muchas jornadas a organizar su espléndida biblioteca. Recorriendo Europa durante diez años, ayudó a Mazarino en la compra de más de 40.000 volúmenes (incluyendo una formidable colección de manuscritos). Visitaba librerías armado con una caña para medir estantes. Regateaba y discutía hasta la saciedad para llevarse lo que le interesaba al menor precio posible. Cualquier estrategia le parecía lícita, incluso si ello implicaba engañar al librero.
Naudé fue el autor del primer tratado de biblioteconomía en sentido estricto: Advis pour dresser une bibliotheque (Consejos para desarrollar una biblioteca), en el que detalla criterios no solo para para elegir los libros, sino también para disponerlos de modo que su acceso resultara práctico y sin menoscabo de la estética de la biblioteca. Sus planteamientos eran muy avanzados para la época: acceso libre y amplio a la información y biblioteca como centro cultural dirigido al público en general. Así lo expresa en su tratado:
«[…] el bibliotecario y sus servidores estarán obligados a dar a los estudiantes todos los libros que ellos puedan pedir, en la lengua o de la ciencia que sea. Incluso los que tengan ideas religiosas contrarias…»
Pensaba que la biblioteca era un medio para proporcionar libros de toda clase para que cada lector encontrara en ella los que necesitara, En este sentido, la veía como un espacio en donde se albergaban obras sobre multitud de temáticas, lo que nos muestra sus ideas de universalidad. Se trata de una conceptualización plenamente contemporánea, que se hacían aún más evidente cuando describía la tipología de materiales que debían formar parte de una biblioteca universal:
- Las obras más famosas, en su propia lengua y en traducciones.
- Los mejores tratados de cada materia.
- Los comentarios.
- Las obras que exponen la nueva ciencia.
- Las que incluso contienen ideas religiosas contrarias, diccionarios y repertorios.
En 1648 estallan los movimientos insurreccionales de la Fronda (del francés fronde: hondas o tirachinas que portaban los sublevados del primer levantamiento en París). Mazarino es desterrado y su valiosa biblioteca es vendida y desperdigada. Naudé pasa a prestar sus servicios como bibliotecario a la Reina Cristina de Suecia. Tras el fin de la guerra, Mazarino regresa y toma la decisión de llamar a Naudé para que le ayude a recuperar su biblioteca de nuevo. Éste, cansado del duro clima sueco, acepta la propuesta y decide volver a Francia. Muere en el trayecto, en Abbeville el 29 de julio de 1653.
PARA AMPLIAR INFORMACIÓN: Saber y poder político en Gabriel Naudé, disponible a texto completo aquí.
FOTO: Retrato de Gabriel Naudé realizado por Nicolas Régnier, y que se encuentra en la BNF.
Me encanta saber de nuestra profesión y los profesionales que cada día la engrandecen más, felicidades colega.