Es innegable que el acceso abierto tiene una influencia cada vez mayor en el mundo editorial. A pesar de los debates en curso en torno a la cuestión, aún no se ha estudiado bien el impacto que tiene y tendrá este modelo de comunicación científica sobre el ecosistema de la edición. Según una encuesta llevada a cabo por PGG en 2014, la mayoría de las bibliotecas incluyen en su catálogo recursos de acceso abierto (72%), aunque muchos estiman que éstos sólo representan el 5.1% del total de los títulos del catálogo. Los bibliotecarios consideran que los recursos de acceso abierto deben incluirse en su catálogo por su relevancia y la importancia de la representación de los recursos propios de su universidad.
Uno de los sectores editoriales en alza es el de la autopublicación. Los libros no publicados por vías tradicionales representan casi el 60% de todos los libros electrónicos de Kindle comprados en los EE.UU., y acaparan el 40% de todos los ingresos por ventas que los consumidores gastan en libros electrónicos. (Author Earnings Report, 2015). En el momento actual casi todas las bibliotecas de Estados Unidos tienen un catálogo digital que ofrece libros electrónicos, en las que además de sus colecciones de grandes distribuidores están apostando firmemente por los títulos en autopublicación, especialmente de autores locales. Esta es una de las grandes líneas de crecimiento de la colección digital en las bibliotecas de Estados Unidos, prácticamente todas bibliotecas y consorcios disponen de este tipo de obras. Por ello las bibliotecas públicas están mostrando cada vez más interés en el mundo editorial, no tanto como compradoras de contenidos sino como productoras o autoras de los mismos. Bajo la premisa de que si varias organizaciones sin experiencia en el mundo editorial se están convirtiendo en editores, ¿Por qué las bibliotecas no podrían hacer lo mismo con la experiencia acumulada en torno al mercado editorial? Jamie la Rue de la Douglas County Library (Colorado) afirma sin dudar:
Me gustaría sugerir un nuevo papel para las bibliotecas públicas. Creo que dentro de 100 años, vamos a considerar este papel tan necesario, tan indispensable para la misión y el funcionamiento de la biblioteca pública moderna, como las secciones infantiles lo son ahora. Es hora de que la biblioteca intensifique su papel como cuidadora de creación de contenidos… Una vez que una biblioteca invierte en la infraestructura para gestionar libros electrónicos directamente de los editores, posee la infraestructura que le permite ser un editor.
Algunos pasos en este sentido parecen prometedores. Veamos ejemplos:
- Evoke Plataforma autogestionada de libros electrónicos de la Douglas County Library. Están creando una lista de editores que están dispuestos a vender libros electrónicos directamente a las bibliotecas. La idea es poner en contacto a otros consorcios y bibliotecas que realicen proyectos similares, con el objetivo de aprender a manejar diversos canales emergentes de contenido digital.
- Luminos Proyecto de la editorial de la Universidad de California, un modelo construido como una asociación en la que costes y beneficios son compartidos entre editorial y biblioteca. Tal vez una de las opciones con más futuro para las bibliotecas universitarias.
- Biblioteca Pública de Vancouver Ha habilitado recientemente zonas para crear audiobooks, ebooks y material extra de tipo multimedia que pueda necesitar un usuario de su biblioteca o autor amateur que sea usuario de la biblioteca. Lo más llamativo es que estos espacios tienen material especial similar al de un estudio profesional de grabación donde incluso se podrán crear escenas o vídeos cortos. Cada minisala o estudio de grabación posee un croma verde para jugar con los paisajes digitales, webcam, micrófonos, insonorización, iluminación extra y software para que los usuarios creen sus propias obras.
No se trata de usurpar a las editoriales su labor, sino de responder a nuevas formas de edición con soluciones que garanticen el acceso a contenidos publicados de forma no tradicional. A fin de cuentas, los libros y materiales autopublicados son una tendencia creciente en la sociedad de hoy y las bibliotecas deben encontrar la forma de que se hallen representados entre sus fondos.
Hola Laura, una idea interesante, aunque en España me parece algo muy lejano, al menos a gran escala, aunque las plataformas para autopublicarse les puedan servir a las bibliotecas para hacer un poco de marketing de sí mismas, eso sí es más factible, a ver cuál es la que se anima
Hola Félix:
Gracias por el aporte. Es cierto que el contexto español no se puede comparar a otros y lo que aquí presento no es factible en todas las bibliotecas, pero me parece interesante explorar ideas, al menos. Para las bibliotecas universitarias podría ser una opción a considerar en el futuro…