Entrevista a Carlos Quiles, de Librería Terraferma

Librería TerrafermaNos acercamos en esta ocasión a una faceta del mundo librario no siempre debidamente valorado de la mano de Carlos Quiles, que regenta en Alicante la librería de intercambio y segunda mano Terraferma.

¿Cómo nació Librería Terraferma? ¿Cómo decidió apostar por una librería de este tipo? Cuéntenos la historia.

El origen de Librería Terraferma fue un cúmulo de circunstancias. La principal razón es que mi padre tenía una gran biblioteca y no sabíamos qué hacer con ella. Se nos quedó un local libre en el barrio de San Blas y decidimos empezar allí a funcionar. Desde que tengo uso de razón, recuerdo acompañar a mi padre a diferentes rastros y mercadillos de Madrid y pararnos en los puestos de libros. Apostamos por una librería de lance, por afición, por el cariño que le tenemos a los libros y porque nos dimos cuenta que librerías de este tipo en Alicante había pocas y podía ser interesante abrir una en pleno centro de la ciudad.

¿Cuál es el fondo con el que trabajáis, referido a cantidades? ¿Qué temáticas manejáis a la hora de coger material y de vender libros?

Expuestos al público pueden ser unos tres mil libros aproximadamente, más otros tres mil quinientos guardados en la trastienda y que vamos sacando a medida que la necesidad lo requiere.

Manejamos temáticas variadas aunque estamos especializados en novela de todos los géneros, sobre todo contemporáneo. En nuestra librería se pueden encontrar más de veinte temáticas diferentes entre novelas, libros de cine y televisión, idiomas, autoayuda o libros antiguos, entre otros. A la hora de coger material nos basamos en que los libros independientemente de su temática puedan ser atractivos al público y puedan tener salida y que tengamos clientes potenciales que les puedan interesar. Esos son los aspectos principales en los que nos basamos a la hora de comprar libros.

¿Qué hacéis con los fondos usados que tras un largo período de tiempo no han tenido salida en el mercado?

Nuestra intención es ser una librería dinámica donde todos los días haya movimiento de libros, y además que siempre tengamos algo nuevo que ofrecer. Si vemos que algunos libros son difíciles de vender, dependiendo de su valor, de sus características o su estado de conservación, o bien los guardamos en la trastienda, sabiendo que más tarde o más temprano se acabarán vendiendo, o los colocamos en la mesa de liquidación a un precio rebajado, pero siempre valorando cual puede ser la mejor opción para la vida de ese libro.

¿Qué público suele tener en la librería? ¿Qué es la cosa más rara que le han pedido como librero? ¿Cuál es el libro que más cariño habéis cogido y recomendáis a vuestros lectores/compradores?

El público suele ser bastante heterogéneo y variado. Tenemos desde niños que vienen con sus padres a buscar libros infantiles que están de moda ahora, como personas mayores buscando libros que se leían en su época pero que son bastante difíciles de encontrar hoy en día o son muy caros. Intentamos ofrecer la oferta más variada posible para que todos los segmentos de nuestro público se sientan satisfechos y se vayan con un libro bajo el brazo.

Si tuviéramos que especificar un tipo de público sería el joven universitario que tiene afición por leer pero su presupuesto no le permite gastarse mucho dinero en libros y por eso vienen a nosotros a comprarlos.

Cosas raras o muy extrañas no recuerdo todavía. Si que me han pedido libros sobre palmeras, sobre el IBEX 35, esoterismo,etc.

Particularmente, un libro al que le tengo mucho cariño es “El niño con el pijama de rayas”. De vez en cuando tengo clientes que me dicen que no son muy aficionados a la lectura o que hace mucho tiempo que no leen y necesitan recuperar esa afición. Yo siempre les recomiendo el libro mencionado porque creo que es una joya literaria ya que dentro de su aparente sencillez, cuenta una historia muy dura sobre una época que existió y causó mucho dolor pero está relatada casi como un cuento, lo que permite que sea un libro adecuado para todo tipo de públicos.

En relación con esos libros que uno puede encontrar en una librería de segunda mano, ¿cuáles dirías que son los más interesantes o curiosos que habéis tenido en vuestras manos, ya sea por firmas, dedicatorias o alguna otra característica curiosa?

Hemos tenido libros firmados y dedicados a esas personas que luego nos han vendido el libro a nosotros. También nos ha pasado que tuvimos un libro en el escaparate y una pareja nos vino preguntando por ese libro por si acaso llevaba una dedicatoria para su madre ya que por equivocación, donaron unos libros y ese se les extravió. Estuvieron viniendo los primeros meses que abrí la librería por si acaso me había llegado, puesto que tenía más de un ejemplar de ese mismo libro.

Otros libros curiosos que hemos tenido son, cuentos infantiles antiguos que se abrían en forma de carrusel, libros de enseñanza antiguos de cuando muchos de nuestros padres empezaban a estudiar tipo Enciclopedia Álvarez. También libros de Alicante o antiguos de los cuales no existen más de cinco o seis ejemplares en España y uno de ellos los tenemos en nuestra librería.

¿Se puede iniciar uno en este negocio con venta de libros usados? ¿Qué tiene de especial un libro usado? y ¿Cómo valoráis un libro que os trae alguien para venderlo y cuanto cuesta un libro usado en comparación con uno no estrenado?

Yo me inicié con libros usados que pertenecían a mi familia o amigos y por supuesto de mi propia biblioteca. Es un punto de partida para luego ir creciendo e ir comprando libros a mayoristas, por Internet o a particulares que asisten a la librería. El libro usado respecto al libro nuevo tiene una textura diferente, un olor diferente, un tacto distinto. Hay personas que les gusta más el libro cuanto más gastado está, porque eso significa que ha sido más leído, más usado y otras personas al contrario. Para mí, y me imagino que para muchas personas, lo que tiene de especial es preguntarme qué tipo de personas habrán leído ese libro, por qué lo habrán hecho y qué sensaciones les habrá transmitido.

El libro usado respecto al libro nuevo tiene una textura diferente, un olor diferente, un tacto distinto.

Aunque sea una librería de segunda mano, nuestra valoración depende mucho del estado de conservación del libro. Cuanto más agradable sea a la vista, más atractivo y mejor cuidado esté, mayor será la valoración. Luego ya depende del autor, del tamaño del libro, de la editorial y de la salida que nosotros veamos que podemos darle. Partimos de un precio estándar y a partir de ahí realizamos la valoración correspondiente.

Hemos llegado a tener libros hasta un setenta por ciento más barato sobre su precio original. Buscamos siempre ajustar los precios de los libros para que sean lo más económicos posibles.

¿Cómo ve el futuro de las librerías? ¿Sigue siendo la profesión de librero/a imprescindible? ¿Qué aprende el librero de los lectores? Y según su experiencia ¿Qué debe darles?

El futuro de las librerías lo veo oscuro, teniendo en cuenta las noticias que han salido últimamente en las que dicen que se cierran, diariamente, dos librerías en España. Me gustaría pensar que en los próximos años, en cuanto mejore la situación económica en España, esa situación se revertirá porque el cierre de librerías no es una buena noticia para nadie. Ya no solo desde un punto de vista comercial, sino también para el mundo de la cultura en general.

El librero aprende mucho de los lectores. El feedback debe ser continuo entre las dos partes. El librero aprende del lector diariamente ya que al ser un público tan diferente, los hábitos de lectura, los tipos de libros, las temáticas, son también distintas y uno aprende mucho de las opiniones de los clientes sobre los libros que han leído. El librero tiene que poner los cinco sentidos en el cliente. Saber qué es lo que está buscando y ofrecerles todas las vías posibles para encontrarlo. Poner la máxima atención y los cinco sentidos en el cliente para ofrecerles el mejor servicio.

¿Qué cree que tiene un librero que no tiene un bibliotecario?

Yo considero que un librero y un bibliotecario tiene muchas semejanzas en relación a sus acciones dentro del ámbito de trabajo, pero un librero siempre tiene que tener una actitud comercial, saber vender el producto, intentar investigar lo que el cliente busca para darle la mejor respuesta y el mejor servicio. Es decir, ir más allá de la labor de un bibliotecario porque, mientras él tiene una función más bien informativa, un librero tiene que mostrar sus productos al público e intentar que el cliente se interese por ellos y le guste lo que le ofrecemos.

¿Son las bibliotecas buenos clientes de este tipo de librerías o por el contrario deberían interesarse aún más, ya que en ellas pueden encontrar algunos títulos no disponibles en su fondo bibliográfico?

Las bibliotecas podrían ser buenos clientes de las librerías de lance.

Yo creo que las bibliotecas podrían ser buenos clientes de las librerías de lance. Se podría llegar a una buena colaboración. En mi caso estuve a punto de ser una especie de proveedor para una biblioteca pero después de mandarle el inventario por el motivo que sea, no volvimos a contactar. Aún así, yo estoy totalmente abierto a participar con cualquier biblioteca que considere que tenemos un buen surtido de libros y quiera establecer con nosotros una relación comercial.

Estamos viviendo momento de crisis y según muchos, una persecución a la cultura. ¿Cómo lo ve desde su posición de librero y cómo cree que se podría ayudar al mundo cultural? ¿Cree que la crisis le ha afectado del mismo modo a las librerías de segunda mano que a las librerías convencionales?

Si yo fuera Ministro de Cultura, haría las cosas radicalmente opuestas a como se han hecho hasta ahora. Hay que entender cultura en el sentido más amplio de la palabra no solo en defender nuestras tradiciones más típicas y arraigadas en nuestra sociedad sino ir más allá. Ver la cultura como algo global, como un medio de educación y de sabiduría y por tanto de progreso. Como libreros, nuestra misión es ser una de las múltiples puertas al mundo de la cultura. En mi caso vendo libros pero también tengo un pequeño hueco reservado a la música y al cine. Cultura es ampliar nuestros conocimientos, deleitar nuestros sentidos y los libreros tenemos que ser transmisores de esos conocimientos. Debemos ir más allá de vender un libro. Tenemos que provocar en el lector una emoción, una sensación, transmitirles que leer un libro supone aprender cosas nuevas, adquirir conocimientos que luego podremos desarrollar en nuestra vida diaria.

Nos afecta teniendo en cuenta que tanto para unos como para otros, el libro es nuestro modo de vida. Aunque vendemos libros más económicos que las librerías convencionales, si la gente no lee da igual que un libro cueste más o menos. Tanto las librerías convencionales como las de lance tenemos que motivar en estos tiempos de crisis que la lectura no es algo elitista, ni está solo al alcance de unos pocos, sino que la lectura es un medio para conseguir otros fines como ya he comentado anteriormente. Cuando compras un libro, entran en un mundo inabarcable de conocimientos y eso siempre es dinero bien invertido. Creo que por ahí es donde debemos los libreros intentar concienciar a la gente que por culpa de la crisis, no se debe dejar de leer y cuanto antes empecemos a ello, mejor.

Muchas gracias, Carlos, por compartir con nuestros lectores su experiencia e impresiones. Un saludo y ¡mucha suerte con esta iniciativa!


Carlos Quiles, autodidacta y librero que regenta la librería Terraferma (librería de intercambio y segunda mano) situada en Alicante.

Laura Martínez

En este blog voy a exponer diversos recursos sobre el mundo de la información, mi humilde opinión y acercar y difundir mis conocimientos sobre este campo. En definitiva un espacio para compartir, aprender, interactuar y opinar.

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