Con este post, pretendo acercar el libro ilustrado a todo tipo de público. Tuve la oportunidad con motivo de las III Jornadas del Álbum Infantil Ilustrado (Alicante) de adquirir un ejemplar que me maravilló por sus excelentes ilustraciones: Los Amantes Mariposa de Benjamín Lacombe.
Según ilustradores existen una gran cantidad de libros y pocos son buenos, la mayoría proceden del extranjero porque son más baratos. Los libros deberían nacer de la necesidad de escribir, hay que hacer una buena selección pero teniendo en cuenta también a los ilustradores, diferentes formatos, técnicas empleadas, imágenes varias, etc. El álbum se presta a la intervención de un adulto mediador (docente, bibliotecario, padre) e invita a dialogar sobre los efectos que esta lectura produce en el receptor. Es una oportunidad como recurso pedagógico para una educación de valores (solidaridad, tolerancia, discriminación racial, etc). Existe una gran diversidad temática con un mensaje claro para que lo reciba el niño y por qué no el adulto también que quizá, se ha olvidado en el mundo en el que vivimos de tantas cosas….
La presencia en los medios de literatura infantil es escasa, la sociedad se encuentra ajena al libro. Estamos ante una sociedad que no lee, con un gran índice de fracaso escolar, para los padres los libros son aquellos libros obligatorios que mandan en la escuela y para los profesores los que mandan para hacer los deberes. Los medios de comunicación deben informar sobre los libros infantiles que existen, pero ello no se da porque hay una cierta invisibilidad de la literatura infantil y juvenil, con dos agravantes: primero la figura del ilustrador como secundario y segundo falta de especialistas en el libro ilustrado (tampoco se forman especialistas ni tampoco hay estudios que formen).
Beatriz Cortázar define al buen álbum como «un delicado mecanismo de relojería que sólo alcanza a dar la literatura en el arte».
Según Gustavo Puerta, crítico de CLIJ, en los libros se podría realizar una posible clasificación que contengan cuatro aspectos: informativo (idoneidad y relevancia de la obra), informativo (popularidad del libro, es decir premios), valorativo y descriptivo. Los padres buscan una valoración en los libros y falta en ellos una reseña a parte de lo descriptivo.
El ilustrador Miguel Calatayud, en el I Salón del Álbum Infantil Ilustrado dijo: que las ilustraciones ayudan a la comprensión del texto, a la lectura, «quién lee piensa, pero no es necesario mirar para pensar. Lo que termina de crear al hombre es su facultad de crear imágenes. En el inconsciente de la gente, queda que la ilustración es un arte menor frente a la escritura. Ej: desde pequeños siempre se nos dice leer más y dejar de mirar estampas. El buen álbum es aquél que lee un adulto y no se le cae la cara de vergüenza”
La fusión entre el escritor y el ilustrador, no debe implicar únicamente la fusión entre imágen y texto, sino la creación de una obra digna para ofrecérsela a un niño.
Los álbumes ilustrados han disfrutado de una extraordinaria riqueza creativa, siendo el experimento por excelencia de la literatura infantil. En los años sesenta, comenzó con autores como Leo Lionni (autor de Pequeño azul, pequeño amarillo) o Maurice Sendak (creador del emblemático Donde viven los monstruos). Después, durante más de dos décadas, estas obras vivieron una época de esplendor frente a una sobreproducción. Tras esta, los noventa supusieron un pequeño declive del género, se veía venir un futuro difícil para los libros ilustrados. Pero afortunadamente, este sector se ha ido recuperando y la producción de álbumes vive nuestros tiempos de esplendor gracias al buen hacer de los ilustradores, a la arriesgada apuesta de muchas editoriales y al esfuerzo de promoción de libreros, bibliotecarios y maestros.
Dada la importancia, proliferan bastantes certámenes y premios por parte de todo tipo de instituciones. En Internet existen páginas que apoyan y divulgan el valor de los álbumes: Servicio de orientación al lector, Imaginaria, Babar, Cuatrogatos, Pizca de Papel, Club Kiricoy Una má de contes, esta última nace de un programa de televisión infantil y de ahí nace la web (aquí los niños pueden crear su propio cuento ilustrado).
Para finalizar, he de mencionar que el principal valor que ofrece este género es que nos invoca al placer de contemplar, imaginar y sentir para nuestro disfrute personal. Nos transporta a un mundo de sensaciones y emociones. Un adulto vuelve a vivir su niñez. Según la escritora alicantina Carmen Reche, la cúal hace años tuve el gusto de conocer, «cuando un niño lee un cuento, ese cuento le lleva a imaginar lo que quiere ser cuando sea de mayor. Cuando es mayor se da cuenta que la vida es un cuento, pero no el que había deseado».