Desde los inicios del 2011, los países del norte de África están viviendo tensiones, revueltas y algunos de ellos serios conflictos armados, en la llamada «primavera árabe», los cuales están generando, entre las muchas preocupaciones, verdaderos problemas en relación con su patrimonio histórico cultural debido a las innumerables acciones ya desarrolladas y al miedo de que otras sobrevengan. Los manuscritos de la antigua ciudad de Tombuctú, Mali, han sido los últimos en sufrir las secuelas de los conflictos.
Hasta ahora, en relación al Patrimonio Bibliográfico, las mermas más notorias se habían producido en la biblioteca Scientific Center del Instituto de Egipto, ubicada en el Cairo, muy cerca de la Plaza Tahrir, la cual sufrió un incendio y perdió decenas de miles de manuscritos, debido a las llamas y a los saqueos posteriores al suceso.
En Siria, desde el inicio de las revueltas, el 15 de marzo de 2011, se han intensificado los robos, pillajes, saqueos y destrozos del patrimonio cultural. Por ello las autoridades sirias han comenzado a retirar objetos y piezas de numerosos museos con el fin de custodiarlas en lugares seguros como el Banco Central.
En Libia, la estructura arquitectónica de la biblioteca Cirene, fundada en 1914, se encuentra en un estado lamentable, debido a ello, la mayoría de los libros valiosos han sido almacenados en lugares óptimos para evitar su desaparición.
El último incidente se está desarrollando en la región de Mali, concretamente Tombuctú, Patrimonio de la Humanidad desde 1990, la cual se encuentra en alerta máxima. La ciudad es un archivo vivo de textos escritos a mano en árabe y en las lenguas africanas desde los siglos XIII al XX. Posee una de las mayores colecciones de manuscritos del mundo; el frágil tesoro se encuentra repartido entre instituciones públicas y privadas y se estima en decenas de miles (se cree que más de 150.000), los cuales detallan la historia de África y la vida civil y religiosa del Sahara desde el siglo XIII.
Hasta la fecha los textos antiguos y manuscritos de las aproximadamente 24 bibliotecas de Tombuctú se encuentran a salvo. Pero la zona es un polvorín que puede generar en cualquier momento en saqueos, destrozos, incendios y en los inevitables contrabandos de los manuscritos. Por ello, la comunidad internacional con la UNESCO a la cabeza, está buscando la posibilidad de aumentar o incluso generar políticas de preservación y seguridad del patrimonio bibliográfico.
Los primeros en defender el patrimonio documental han sido los ciudadanos, los estudiosos y los bibliotecarios de la ciudad, impidiendo la entrada a las bibliotecas a personas ajenas, ocultando y envasando textos y preparando el envío de documentos a Bamako o Níger.
Durante los últimos años diversos proyectos internacionales, dedicados a la preservación de los fondos, se han desarrollado: la Junta de Andalucía ha digitalizado más de 3.000 manuscritos del Fondo Kati, en enero de 2009 se inauguró un centro de investigación perteneciente al Instituto Ahmed Baba de Enseñanza Superior e Investigación Islámica financiada por el gobierno sudafricano y NEPAD, la Universidad de Ciudad del Cabo se encuentra investigando diversos aspectos de la escritura de los manuscritos, etc.
La incertidumbre en Tombuctú es máxima, los propietarios de las colecciones las mantendrán con fuerza, pero ¿Qué ocurrirá si el conflicto se encrudece? ¿Y si faltan alimentos o bienes básicos para sobrevivir? Porque ya se están produciendo cortes de electricidad que afectan al mantenimiento de los manuscritos y al día a día de la población. Debido a estas consecuencias muchos propietarios se verán obligados a vender o deshacerse de los manuscritos.
En la actual situación, será necesario desarrollar óptimas políticas de conservación y esperar que el crudo conflicto no degenere en resentimientos y eliminaciones de la diversidad cultural y la memoria que Tombuctú ha custodiado durante siglos.