El Informe Horizon de 2012, tradicional iniciativa del New Media Consortium, fija mediante tres periodos las tendencias y tecnologías que parece que cambiarán el panorama de las organizaciones dedicadas al aprendizaje durante los próximos años, hasta 2017.
Refrescando, en función del tiempo de adopción y las tecnologías a implantar, tres son los ciclos que se fijaron:
1. A corto plazo, a 12 meses, comienzan a ser incorporados como tecnologías para el aprendizaje los:
- Aplicaciones móviles.
- Tablets.
2. A medio plazo, a dos o tres años vista:
- Aprendizaje basado en juego.
- Analíticas de Aprendizaje.
3. Horizonte a largo plazo, a cuatro o cinco años:
- Computación gestual.
- Internet de las cosas.
Y que tiene que ver Horizon 2012 con las bibliotecas? A mi parecer bastante, ya que el papel de los centros bibliotecarios gira parejo a la educación y el cada vez mayor empleo de los dispositivos móviles con fines educativos, como augura Horizon 2012, obligan a que las bibliotecas y sus profesionales se amolden a la situación.
Apoderándonos de la frase de Lluís Anglada y ampliándola en el sector, las bibliotecas llevan años “cabalgando la tecnología, siguiendo al usuario”. Y efectivamente esto es lo que han realizado, moldearse para dar la mejor prestación a los estudiantes, ciudadanos, clientes, etc.
El primer paso, dada la cantidad de soportes existentes y de la versatilidad de servicios que se ofrecen en las bibliotecas, es el formato de las Websites de las bibliotecas con el fin de adaptarse al crecimiento de las herramientas móviles; el interfaz debe adecuarse tanto a la mayoría de las tecnologías como al contenido buscando el equilibrio. Esto debe verse, por parte de los responsables de los centros, como una necesidad más que como un ajuste estético.
Muchos centros, de diversos ámbitos académicos, ofrecen numerosas apps para facilitar los servicios de la comunidad; entre ellos destacan o deberían las destinadas a las bibliotecas.
La facilidad de acceder a la información y documentación por parte de los usuarios requiere el desarrollo de nuevas formas de apoyo a la comunidad, tanto docente como estudiantil, “obligando” a las bibliotecas y centros de documentación a crear aplicaciones con fines académicos y de ocio que, combinándolos con los tradicionales libros de texto, facilitan la transición de los usuarios a las nuevas tecnologías.
Por tanto, la tecnología no solo está reformando a las bibliotecas sino que está transformando la forma de la educación, de investigación, de transmitir datos e información. La dinámica actividad diaria, de la mayor parte de las bibliotecas, mantiene viva la utilidad y funcionalidad que históricamente han ofrecido a las diversas comunidades.