El uso de Internet está generando una transformación en la forma de relacionarnos, comunicarnos y expresar nuestras impresiones. Provocando, del mismo modo, transformaciones en los hábitos y en las dependencias o adicciones hacia una sustancia, actividad o relación.
Con esto, se llega a uno de los temas más controvertidos en la comunidad de salud mental como es la existencia, o no, de adicción a Internet y más específicamente a las acciones relacionadas con las redes sociales, juegos en línea, compras online, sexo online y juegos de azar online.
Se parte de la base de que la adicción a Internet no figura en el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders IV (DSM IV), el manual más utilizado para el diagnóstico de desórdenes mentales, editado por la Asociación Americana de Psiquiatría, y tampoco ha sido aceptada por la Asociación Americana de Psicología pero, será propuesto para la quinta edición de 2013.
Dentro de los géneros más demandados por los internautas figuran las redes sociales. Ya que, según Alexa.com, de las veinte webs más visitadas figuran 17 relacionadas con esta materia.
¿Y por qué tanta adoración? Debido por un lado a sus características estructurales (tamaño, densidad, composición o distribución, dispersión, homogeneidad o heterogeneidad, atributos de vínculos específicos y tipo de funciones) y por otro lado al beneficio real del uso de las mismas y las motivaciones, tanto en el campo personal, social o de hobbies como en el área empresarial.
El constante consumo de las diferentes apps de redes sociales genera acciones especificas, no conocidas hasta ahora, como son: el comportamiento tribal y de enjambre, estatus social, co-creación de contenido, oxigeno social, estado camaleónico, etc.
¿Y estas plenas dedicaciones o exposiciones pueden llegar a ser adictivas?
No cabe duda de que el disfrute de las redes sociales genera una conducta placentera, siendo por tanto, susceptible de convertirse en un comportamiento adictivo, en función de valores como la intensidad o la frecuencia se podrían hacer usos anormales que afectarían al ámbito familiar, laboral, social, anímico, etc.
El preocupante crecimiento de las redes sociales y la infinidad de contenidos a los que se puede acceder, pueden generar una ansiedad fruto de la magnitud de información colectiva que se genera al instante. Dichas conductas deben ser conocidas y descritas con el fin de reducir el posible perjuicio que llegaran a ocasionar a las personas.
COLGADOS 😉 Emociones en la Red es el título de un libro recién publicado, que describe la situación vivida por una periodista, Merche Rodríguez, la cual padeció durante varios meses adicción a Internet, a las redes sociales. En el dossier se pueden sentir episodios en primera persona: «Cuando apagas el ordenador sigues igual de solo, tus amigos virtuales no cenan contigo, con ven una película contigo, comparten tu espacio». “Creo que Internet es uno de los mejores inventos del ser humano para comunicarse, pero está en nosotros ponerle coto”.
Con todo lo visto, se puede decir, que los excesos y acciones compulsivas existen y son inevitables. Pero claro, nos encontramos en una sociedad en la que hay que “pertenecer o estar para existir”. Existen redes sociales corporativas, de ocio, educativas, etc. muchas de las cuales viven solo gracias a la red, proporcionando una alimentación continua de los contenidos y por tanto, nos obligan a consumir horas y horas de bytes para intentar controlar nuestra propia representación a través de las redes sociales.
Buen post. Buscando por la red he encontrado información de un artículo del mismo autor publicado en la Revista Argentina de Clínica Psicológica, n. 24. Con título «Redes sociales de internet, ¿Una nueva adición?»
No está online. Alguien lo ha leído o lo tiene?