Por favor, lean más libros

Deshumanización tecnológicaCasi una tercera parte de la población mundial ya tiene acceso a los servicios que la red Internet ofrece. Es incuestionable la tremenda capacidad de atracción e interconexión de Internet, que sumada a los cambios psico-sociales que vienen experimentándose en los últimos veinte años a nivel mundial, han hecho que la revolución digital sea todo un éxito.

Alevines de un tremendo cambio social, no hemos tardado apenas nada de tiempo en acuñar nuevos términos que definan la realidad social en la que vivimos. Cuando pensamos que la nuestra era la «Sociedad de la Información» de repente aparece la «Sociedad del Conocimiento». Cambios y mas cambios. Necesidad de ubicación en el espacio-tiempo o pura vanidad. En cualquier caso, ¿es esta sociedad en la que vivimos una Sociedad del Conocimiento?  Internet y las denominadas «Redes Sociales», ¿realmente están colaborando en el avance de la sociedad y del conocimiento, o por contra, se está vislumbrando ante nosotros el tenebroso camino de la involución, dispersión y erosión cultural?

Éste no era el objetivo, ¿verdad? Sea cual sea la respuesta a esta última pregunta, tenemos un problema.

En menos de seis meses tres profesores universitarios me han lanzado la misma pregunta: «¿En qué sociedad crees que nos encontramos? ¿En la Sociedad de la Información o en la Sociedad del Conocimiento?». De tener que elegir, sin duda, me quedo con la «Sociedad de la Información».

Es innegable que las mejoras en las TIC, con cambios sustanciales casi a diario, hacen que tengamos un mayor (lo que no implica mejor) acceso a la información. ¿Usted qué opina? ¿Cree que el ritmo de cambio en las TIC realmente es bueno en la frecuencia actual?. Como profesional de la tecnología y de la información mi respuesta es un rotundo no. No digo que no tenga que haber cambios, de hecho los ha de haber, ni dudo que estos no mejoren las capacidades del usuario, de hecho las mejoran, pero todos los cambios que las TIC nos infligen, cual castigo, están sucediendo con demasiada frecuencia y el usuario final no es capaz de adaptarse ni seguir el frenético ritmo dirigido por las organizaciones empresariales.

Algunos expertos, principalmente del campo de la sociología, aunque no es el único campo, empiezan a discutir acerca de si estamos en la Sociedad de la Información o en la Sociedad del Conocimiento (entiendo que debe de ser importante saberlo). Quede una cosa clara: acuerdo entre las partes no existe, pero que no sea por acuñar nuevos términos.

Personalmente creo que nunca hemos abandonado el concepto social de «Sociedad de la Información». Para mí, me guste o no, Sociedad de la Información representa la sociedad post-industrial en la que vivimos, donde la información se está instaurando como el principal bien económico y social. De facto ya lo ha hecho. Las TIC, en su «inexorable camino hacia la perfección», ofrecen a diario a los usuarios la capacidad de acceder a innumerables fuentes y recursos de información, pero ¿eso significa que como sociedad hemos avanzado? ¿Vamos camino a una Sociedad del Conocimiento?

Bajo mi perspectiva no estamos en una Sociedad del Conocimiento por múltiples razones: no somos capaces a aprovechar toda la información que es generada; la brecha digital, lejos de reducirse sigue en aumento (igual las TIC tienen algo que ver en ello); siguen existiendo casos de analfabetismo digital (Ibid) y lo que es peor, Internet y las TIC, socioculturalmente, nos deshumanizan y erosionan nuestra capacidad para pensar de forma autónoma(1) y crítica.

Cada día tenemos en la punta de nuestros dedos la capacidad de acceder a todo un mundo de información, algo impensable hace cincuenta años, pero ni estamos mejor informados, ni pensamos con mas racionalidad, ni somos mas inteligentes. Por contra, hemos cambiado nuestros hábitos sociales y, bajo la denominación de Redes Sociales, hemos empezado a hacer de forma deshumanizada (utilizando el ordenador) aquello que bien podríamos hacer de forma personal, humana y social.  Si esto no es involucionar…

Llegados a este punto el/la todavía lector/a de esta entrada se estará preguntando ¿que tiene que ver el título de este articulo («Por favor, lean más libros») con el contenido expuesto hasta el momento? Pues aunque le parezca mentira, estimado/a lector/a, tiene todo el sentido del mundo.

Leo con asiduidad. Me gusta leer. Desgraciadamente no leo todo lo que quisiera, ni por capacidad, ni por cantidad, ni por calidad, ni por tipología. Soy un esclavo de la sociedad actual. Reconozco mi posición en el mundo global y lejos de sentirme mejor por ello, sin saber si tengo éxito, intento cambiar mi entorno. Seré alguna clase de idealista, no lo sé. Pensé que era el único al que le pasaba esto, y no… no soy el único al que le sucede lo mismo, ni tampoco el único que piensa así. Para mi fue un alivio conocer los trabajos de Nicholas Carr.

En la sociedad actual, sea la que sea (su nombre creo que es lo de menos) estamos acostumbrados a pasar largas horas delante del ordenador, entre programas variopintos, páginas web, sistemas de mensajería, redes sociales y/o chats. Nicholas Carr se percató hace algunos años de que su capacidad de concentración se había reducido notablemente. A mi también me pasa. Leer se había convertido en una tarea ardua, incluso para el, licenciado en literatura, donde la lectura es más que una pura afición, es una necesidad. Preocupado por ello comenzó a investigar.

Carr sostiene la tesis, que comparto firmemente, de que los micromensajes lanzados sin pausa por teléfonos móviles, páginas web, redes sociales y sistemas de mensajería someten nuestra capacidad de concentración y nos distraen constantemente. Internet nos esclaviza, nos impone la forma de trabajar (en red, conectados), nos aleja de nuestra capacidad innata de concentración, de reflexión, de pensamiento profundo. Nos ofrece gran cantidad de información, que nos convierte en máquinas eficientes de procesamiento de información, al alto precio de deshumanizarnos y estandarizar nuestro pensamiento. No es una situación nueva.

Marshall McLuhan ya nos alertó en su libro Comprender los Medios de Comunicación(2) de que a largo plazo el contenido de un medio importa poco a la hora de influir en nuestros actos y pensamientos. Un medio popular, como lo es Internet, moldea nuestra ventana de percepción, y con el tiempo, si se usa lo suficiente, nos cambia como individuos y como sociedad. Los efectos de la tecnología no se dan al nivel de las opiniones o los conceptos. Mas bien alteran los patrones de percepción continuamente y sin resistencia por nuestra parte.

Como sugería McLuhan, los medios no son solo los canales de información. Proporcionan la materia del pensamiento, pero también moldean el proceso de pensamiento. La mente lineal esta siendo desplazada por una nueva clase de mente que quiere, que necesita, recibir y diseminar pequeños pedazos de información constantemente. McLuhan no fue el único que reflexionó sobre este hecho. Nietzsche también: «nuestros útiles de escritura participan en la formación de nuestros pensamientos»(3).

A nivel médico los neurólogos nos advierten de la neuro-plasticidad del cerebro(4) y nos explican que es capaz de adaptarse a las demandas de un entorno cambiante durante toda la vida. Esto significa que nuestro cerebro es capaz de cambiar de forma de pensar una y otra vez. Nuestra forma de pensar no está determinada por nuestros genes, sino que cambia en función de las experiencias vitales y de las herramientas que utilizamos (Nietzsche). Los médicos también nos alertan de que hablamos de neuro-plasticidad, no de elasticidad. Esto significa que los malos hábitos pueden arraigarse en nuestro cerebro con la misma facilidad que los buenos.

Intenet nos incita al consumo rápido de contenidos y nos aleja de la posibilidad de concentración en una única tarea. Nos hace máquinas. Nos deshumaniza. La tecnología está determinando indirectamente nuestras decisiones y comportamientos, bien sea en la vida real como en la vida conectada a Internet, y por lo tanto nuestra capacidad de pensamiento esta viéndose seriamente afectada. Internet y la tecnología nos derivan hacia un comportamiento utilitarista y nos aleja de las capacidades de pensamiento abierto que no necesariamente implica un fin práctico y que, a su vez, es la base de nuestra creatividad.

Mi propuesta no es una formula mágica que termina con todos los problemas de esta sociedad post-industrial, quien pudiera, pero al menos permitiría luchar contra la sociedad tecnológica actual que nos domina: lean mas libros, asistan a charlas y conferencias, conozcan gente en un café y charlen libremente, ejerciten su mente, su pensamiento contemplativo y su creatividad. Reduzcan las horas delante del ordenador a las imprescindibles y necesarias, y cuando se conecten sean sumamente críticos, no se dejen manejar por los «mass media» y siempre, siempre, velen por su privacidad.

Si está dispuesto/a a hacerlo, puede contar conmigo.


(1) CARR, Nicholas; «Superficiales»; 1a edición; Madrid: Taurus, 2011; 340pp; ISBN: 978-84-306-0812-6.

(2) MCLUHAN, Marshall; «Comprender los medios de comunicación»; Barcelona: Paidós, 2009.

(3) KITTLER, F.A.; «Gramophone, Film, Typewritter»; Stanford: Stanford University Press, 1999.

(4) BULLER, David J.; «Adapting minds»; Cambridge: MIT Press, 2005.

Jonathan González Fernández

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