Han pasado más de 30 años desde que comenzaran a impartirse los estudios de Biblioteconomía y Documentación en España. Fue en el curso 1982-1983 cuando la Escola Universitària de Biblioteconomia i Documentació de Barcelona inauguró su plan de estudios oficial, al año siguiente le seguiría la Escuela Universitaria de la Universidad de Granada, y así, sucesivamente, se irían sumando otros centros por toda España.
30 años después lo cierto es que los estudios siguen siendo menos conocidos de lo que se desearía, muy minoritarios, faltos de reconocimiento, tanto por parte de la administración pública, como por parte del sector privado y denostados por muchos, hasta tal punto, que algunos ponen en duda la necesidad y utilidad de la titulación. Esto me ha llevado a preguntarme, ¿qué ocurriría si no existiera el Grado en Información y Documentación?
Teniendo en cuenta las reivindicaciones de aquellos sectores que actualmente exigen tener grado universitario, creo que los profesionales de las bibliotecas y la documentación, de no existir la titulación universitaria, estarían reclamando su creación por los siguientes motivos:
- Supone prestigio, una puesta en valor de la profesión y reconocimiento a la formación.
- Sin la titulación, el nivel de precarización de la profesión sería aún mayor (si es posible).
- El grado supone elevar la documentación a rango de ciencia.
- La formación en información y documentación sería, seguramente, aún más menospreciada y considerada de 2ª o 3ª categoría.
- De no existir la titulación, los bibliotecarios y documentalistas se encontrarian ante una situación de indefensión administrativa, sin poder a optar becas y servicios propios de las titulaciones universitarias, y sin reconocimiento de sus estudios fuera de España.
- Sin la titulación no se tendrían competencias para emitir programas propios de Doctorado ni para desarrollar líneas de investigación en las áreas respectivas.
En definitiva, pese a que el Grado en Información y Documentación tiene mucho margen de mejora, lo cierto es que se debería poner en valor su existencia y lo que supone para la profesión.
Obviamente la solución no es que desaparezca nuestra titulación, por la que tanto se ha luchado. Pero me llama la atención que muchas veces, ni nuestros profesores, no están ni motivados para darnos las clases de ByD. Eso, queramos o no, desmotiva al alumnado que ha elegido la titulación, y por supuesto mucho más a los que llegan de rebote. Ello hace que ni profesores ni alumnos defiendan su propia titulación, y esto hace mucho.
Para mí, y por lo que estoy viendo, es que la titulación desaparecerá paulatinamente. Pero no del todo, sino que se adjuntará a otros grados, creando dobles titulaciones, como ya lo está haciendo la Universidad de Murcia o la Universitat de Barcelona. Y algunas universidades deberían plantearse hacerlo. Por ejemplo a Historia, ¿por qué no? Creando bibliotecarios especializados en libro antiguo, o archiveros con los conocimientos históricos y aplicando las ISAD(G), es el sueño de cualquier unidad de información.
Esta es la única solución que le veo para que no termine de desaparecer del todo.