Analizando mi propia experiencia, se me ocurrió preguntar: los profesionales de la información (así englobamos a todos) ¿cómo nos comportamos cuando nos toca ser usuarios?
Ahhh, ahí nos quiero ver…
Particularmente sé que soy muy observadora de la biblioteca a la que asisto a buscar material y al mismo tiempo me gusta facilitar la tarea del bibliotecario que me está atendiendo, cosa que a veces no es bien recibida. Una vez, en una biblioteca universitaria, busqué en el catálogo en línea el libro que quería solicitar y lo pedí en el mostrador por su número de signatura, el referencista me miró y me pidió el titulo, el autor, la edición, el año… lo busco en su PC, anoto la signatura y lo fue a buscar. Fue gracioso.
Ahora, también reconozco que a veces somos de lo más críticos, por nuestra mirada de “expertos”, y podemos llegar a opinar sin saber cuales son las reales circunstancias en las que se trabaja en un determinado lugar. Pero llego a la conclusión de que la de-formación profesional, no me permitirá entrar nunca más a una biblioteca con esa mirada de inocencia de antaño.
También entra en juego la curiosidad, queremos conocer el lugar, el sistema de clasificación, el tesauro ¡como si fuéramos turistas! Si entramos en el papel de usuarios nos desvivimos por las estanterías abiertas, esa analogía de la libertad tan ansiada en una biblioteca. ¡¡DEJENME TOCAR TODO!!
Y nosotros cuando estamos en el mostrador queremos el usuario ideal… ¡¡pues que no te llegue un bibliotecario!!