Drag Queen Story Hour para Bibliotecas Inclusivas

Drag Queen Story Hour para bibliotecas inclusivasEn este mes del Orgullo LGTBIQ+ vuelvo a la New York Public Library para hablaros de un proyecto que me ha llamado especialmente la atención, entre todas las actividades maravillosas que están celebrando con motivo del #RainbowReading 2018:  el Drag Queen Story Hour. Una iniciativa que tiene como objetivo educar en la tolerancia, la diversidad de género y orientación sexual a través de una experiencia literaria emocionante, desarrollada en bibliotecas infantiles.

¿Qué es Drag Queen Story Hour?

Creado por Michelle Tea (escritora experta en cultura queer, feminismo, raza, clase, prostitución; poeta y organizadora de diferentes eventos relacionados con las artes literarias), La Hora del Cuento Drag Queen surge, cómo no, en San Francisco, para llegar más tarde a Los Ángeles, Nueva York y, pretenden, a todas las partes del mundo.

Como explican en la web del proyecto Drag Queen Story Hour, se trata literalmente de eso: drag queens expertas en contar cuentos a niños y niñas en bibliotecas, colegios y librerías. En esta hora de cuentacuentos capturan la imaginación de los niños y niñas, celebran el género fluido y aportan modelos glamurosos, positivos y descaradamente raros. En espacios como este, los niños y niñas pueden acercarse a personas que desafían las restricciones de género y que imaginan un mundo donde las personas pueden presentarse como lo deseen.

Como quizás sabréis, se denomina drag a la identidad transgénero en el que una persona que practica el cross-dressing con motivo de entretenimiento, es decir, utiliza la indumentaria socialmente asignada al género opuesto con la intención de ofrecer entretenimiento. El drag es utilizado como un elemento histriónico dedicado al genderfuck, es decir, dedicado a burlarse de las nociones tradicionales de los géneros binarios y sus roles dentro de la sociedad y la cultura.

¿Qué cuentos encontramos?

Las historias que se cuentan en el DQSH son una combinación de libros más tradicionales y libros que exploran la diversidad y la diversidad de género. Me gustó mucho leer cómo los bibliotecarios de la Biblioteca Pública de Brooklyn ayudaron en el proceso de crear estas listas de libros para preescolares y niños en edad escolar.

En este artículo de The Guardian, Lyn Davidson, bibliotecaria infantil que acoge este programa en San Francisco, explica que la biblioteca «trata de dar a todo el mundo un acceso igualitario a libros, historias o ideas. Se trata de abrir nuestras puertas y que cada miembro de nuestra comunidad esté incluido. Nuestra comunidad drag queen también tiene algo especial que compartir».

Lamentablemente, este cuentacuentos no escapa a la polémica y no le faltan algunos detractores que consideran poco adecuado que niños y niñas de 3 a 8 años vivan esta experiencia. La opinión de los asistentes y bibliotecarios es otra, «a los niños les encantan los colores brillantes, los atuendos glamorosos y las personalidades más grandes de los artistas de drag queen», además de ser un paso adelante en la normalización de la diversidad de género desde la más tierna infancia, la autoaceptación de diversidad entre posibles miembros de esta comunidad y la empatía de toda la población hacia otras opciones vitales.

Cuando yo era pequeña era asidua a los cuentacuentos de la biblioteca, era uno de los mejores momentos de la semana. Mi padre me dejaba los viernes por la tarde en la biblioteca municipal de Cartagena y recuerdo cómo me emocionaba con las historias que traían las diferentes personas que venían a contarnos cuentos. A veces eran chicos, otras eran chicas. A veces eran jóvenes, otras mayores. A veces iban disfrazados de animales, otras tocaban la guitarra. No recuerdo bien las historias que nos contaban, imagino que serían más convencionales, allá por los 90s. En la actualidad, creo que sería precioso que fuesen historias inclusivas, que estén a la altura de los cambios que demandan la sociedad, que permitan todas las realidades, que no juzguen al otro por cómo viste, con qué género se identifique, con quién se relaciona o si decide ponerse falda o pantalón. Creo que tener estas experiencias con personas LGTBIQ+ como algo cotidiano en la infancia, puede hacer que pensemos que otras opciones en la vida son posibles, que «puedo ser lo que yo quiera», que no me van a analizar o rechazar, que en la biblioteca de mi barrio yo lo he visto, que me he reído y emocionado con sus cuentos, que son personas como tú y como yo y que no hay más debate u otra opción que respetarlo y admirar su valentía de ser o mostrarse diferentes. Por eso me alegra profundamente que se generen espacios públicos en los que esto ocurra y tengo, una vez más, que felicitar y agradecer a estas bibliotecas pioneras en la inclusión de la diversidad de género. Pero es sólo mi opinión. Feliz orgullo y feliz infancia.

Si quieres saber más sobre este proyecto, puedes leer este otro artículo en The Newyorker o este otro en el New York Times.

Irene Blanco

Codirectora de BiblogTecarios. Irene Blanco es documentalista, especialista en transformación digital y activista bibliotecaria. Escribe desde 2010 en Biblogtecarios sobre bibliotecas, comunidades e Internet.

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