El libro como obra de arte y el libro de artista es algo que me interesa, como habrás podido comprobar si eres lector asiduo a este blog. Me hace muchísima ilusión encontrarme referencias al mundo de la Biblioteconomía y Documentación en obras de arte, me resulta inspirador cómo los artistas procesan las diferentes metodologías de nuestras disciplinas en su trabajos y le dan visibilidad a estos procesos. Por estas razones, me alegré tantísimo cuando La Casa Encendida presentó la exposición colectiva Bibliotecas Insólitas.
El proyecto muestra obras de arte que reflexionan sobre la idea de “biblioteca” junto a una selección de ediciones de artista, libros de referencia, dibujos y objetos realizados por artistas contemporáneos que, a partir de finales de los sesenta y hasta la actualidad, han revisado la idea de archivo y de libro como fuente inagotable de sabiduría.
Creo que el planteamiento puede resultar interesante para cualquier amante de las bibliotecas, pues parte del concepto de las mismas como espacio que ha custodiado y sigue custodiando el conocimiento reunido y almacenado por la humanidad a través de los siglos, a través de la mirada de diferentes artistas. Glòria Picazo, comisaria de esta exposición explica en este vídeo interesantes ideas que inspiraron a montar estas Bibliotecas Insólitas, relacionadas con ese momento en el que la edición forma parte del proyecto artístico, con la biblioteca como espacio físico y mental o con la biblioteca infinita que ha supuesto la era de Internet.
Aunque las propuestas de todos los artistas que forman parte de la exposición son interesantes, como documentalista quería reseñar especialmente tres de ellas.
Enric Farrés Duran
Conocí la obra de Enric Farrés Duran (Palafrugell, Gerona, 1983) con su instalación artística-archivera Establecer el principio de procedencia en la que proponía un juego al visitante basado en este principio archivístico que conocemos tan bien.
La instalación Biblioteca sin títulos creada para Bibliotecas insólitas recoge en una estantería todas las ediciones de Farrés Duran más algunos libros de su biblioteca personal, como por ejemplo París no se acaba nunca, de Enrique Vila-Matas. Pero todos ellos están colocados al revés, mostrando su borde frontal, para que no puedan ser identificados a primera vista. Frente a la estantería, unas sillas invitan al visitante a descubrir y ojear los libros. Dichas sillas proceden de la biblioteca del Museo Reina Sofía, conectando con la intervención que tendrá lugar en la biblioteca de este museo. Esta obra remite a su vez a la sala principal de la biblioteca de El Escorial en la que, en el siglo XVI, los libros de autores antiguos se colocaron con los cantos dorados hacia fuera, y así siguen todavía hoy, para lograr una mayor sensación de uniformidad en este magnífico salón renacentista. Un “proceso de giro” que también quería llevar a cabo Peter Kien, el protagonista de la obra de Elías Canetti Auto de fe, con los 25.000 libros de su biblioteca para que no fuera posible identificarlos, protegiéndolos así de los convulsos acontecimientos que pronto asolarían Europa.
Antònia del Río
De la artista Antònia del Río (Capdepera, Mallorca, 1983) me ha interesado la propuesta Expurgo 4, que parte de una reflexión sobre este necesario y habitual proceso, a través del cual los bibliotecarios seleccionamos un determinado número de ejemplares para ser retirados de la circulación y renovar los fondos de la biblioteca.
Para esta exposición, la artista expurga una selección del fondo de catálogos de La Casa Encendida confeccionando un listado de los mismos que después incluye en cada uno de los catálogos seleccionados y puestos a disposición del visitante. El visitante puede llevarse cuantas publicaciones desee siempre que a cambio rellene una ficha en la que explique el motivo que le ha llevado a elegir esa publicación. Finalmente, con las fichas resultantes, la artista obtendrá el material necesario para realizar una nueva edición de artista tras la exposición.
Clara Boj y Diego Díaz
De los artistas Clara Boj (Santomera, Murcia, 1975) y Diego Díaz (Puerto Lumbreras, Murcia, 1975) me interesa cómo han indagado en el concepto de biblioteca digital inabarcable que supone la nube y cómo los usuarios de la misma nos relacionamos con esos datos intangibles, inmensos y caóticos.
En esta exposición presentan Data Biography, un proyecto que analiza cómo la biblioteca digital permite visibilizar aspectos como la intimidad, la privacidad, la seguridad y el control, la opinión pública o el consumo. De ahí que propongan investigarse a sí mismos, indagar en todos aquellos aspectos de sus vidas que han dejado huellas en la biblioteca digital. El relato biográfico surgido se irá imprimiendo en un único ejemplar y se irán ordenando según vayan apareciendo los datos, sin tratarlos ni manipular la información. A tal efecto se reunirán tantas páginas como sean necesarias, que siempre estarán a disposición del visitante para su consulta. El proyecto empezó a funcionar en enero de 2017 y se prolongará durante toda la exposición y hasta finales de año, para poder así recopilar lo que ha sido su actividad en la red durante todo un año.
Otro aspecto que me ha gustado de Bibliotecas Insólitas es que las obras se han expandido a las propias bibliotecas de La Casa Encendida y del Reina Sofía y, además, se han realizado diferentes actividades en torno a la misma. Reseñar en este punto la actividad para niños de la artista Antònia del Río en la que los libros fueron el material a partir del cual poner en juego el concepto de biblioteca y generar con ellos diferentes acciones, explorando las posibilidades de los libros como objetos constructivos y lúdicos, más allá de su contenido desde el juego simbólico.
Esta exposición es una coproducción con el Arts Santa Mònica de Barcelona y se realiza en colaboración con la Biblioteca y Centro de Documentación del Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y la puedes ver hasta el 10 de septiembre en La Casa Encendida de Fundación Montemadrid, ¡corre!.