He observado que, de un tiempo a esta parte, muchas librerías de toda la vida han transformado su modelo de negocio para pasar a ser café-librerías. Esto significa que han dejado únicamente de vender libros para poner cafés, tés, tartas, etc. y parece que les va muy bien.
Me viene a la mente la “Libre de Lavapiés” o la librería especializada en cine “Ocho y medio y Gatopardo” que combinan libros y cafés en uno de los rincones más agradables para los lectores de Madrid.
Y es que leer con un café en la mano -o con un té o comiendo un bizcocho- es uno de los placeres más grandes del mundo y es algo que en una biblioteca no podemos realizar. Más bien todo lo contrario, si entras con una bebida el amable bibliotecario –o el bibliotecario asesino, depende de la suerte que tengas- te pedirá que salgas y vuelvas cuando te lo hayas acabado… ¡No vaya a ser que estropees algún libro! Y digo yo, ¿no será mejor que se utilicen los libros a pesar de que se puedan estropear? ¿No será mejor correr el riesgo de que caiga una gota de café y que ese lector esté a gusto en la biblioteca?
No he tenido la suerte de dirigir una biblioteca, pero si lo hiciese, me gustaría que fuese un espacio de encuentro, de ocio, donde el usuario pudiese tomar un café y leer tranquilamente. De hecho y, si fuera posible, habilitaría un “rincón cafetería” para que el lector que quiera lo utilizase, apartado del resto, para no molestar a aquellos que buscan el silencio y la concentración.
Y es que, volviendo a la reflexión con la que he comenzado el post, al igual que muchas librerías de barrio se han adaptado a este modelo de “café y libros” y tienen las mesitas llenas de lectores, las bibliotecas podrían ser más utilizadas y por lo tanto más útiles para el usuario si se permitiese -o incluso favoreciese- un espacio donde tomar algo ¿no creéis?
Si conocéis alguna biblioteca que tenga un espacio similar o simplemente queréis dejar vuestra opinión sobre este tema, no dudéis en hacerlo a través de un comentario 😉 ¡muchas gracias!
Hola!!!! Soy Mariluz psicologa con maestria en filosofia Directora y fundadora del instituto hypatia, hace 2 años inauguramos una biblioteca y en noviembre la cafeteria. Los libros son donados, ya tenemos 3000 ejemplares, y es gratuita con prestamos a domicilio. La cafetería es para sostener la biblioteca y darle un giro total, hacemos circulos de lectura, cines filosoficos, cafés literarios, cambalaches de libros, talleres y hasta un bazar artesanal. No ha sido facil la respuesta de la gente, los lectores en mi ciudad no abundan, pero nos han donado una cantidad impresionante de libros y el reto ha sido darle vida de una forma diferente. Puedes encontrarnos en facebook se llama EL GATO DE ALICIA – Cafebreria. Un saludo desde Campeche México.
Hola Mariluz, ¡muchas gracias por tu comentario y por compartir esta bonita iniciativa! Me encantaría ir a tomar un rico café a El Gato de Alicia y a una de vuestras tertulias 🙂 Un abrazo y mucha suerte en el proyecto.
Hola. Estoy haciendo un proyecto en mi facultad sobre biblioteca cafeteria, me interesa mucho esto ya que en mi ciudad no hay un lugar asi, el nombre del proyecto es «Café’s Literarios», al presentar esto espero que tenga èxito, y que haya una persona o algún empresario que le interese y construya un lugar asi, desde mi punto de vista yo sé que va a ver muchas personas que querrán ir a ese lugar para pasar un tiempo de tranquilidad. Att. De Paraguay.
¡Hola Gerson! Muchas gracias por compartir tan bonito proyecto, buena suerte 🙂
Comento esto ya a título personal porque este tema ya me toca la fibra sensible. Soy uno de los pocos que estudian el Grado en Información y Documentación y, por lo tanto, uno de los estudiantes a los que se les machaca con que las bibliotecas son infravaloradas, que tienen cada vez menos usuarios o que no se toman en serio las tareas de promoción y marketing externo y mi respuesta siempre es la misma: adecua tus servicios bibliotecarios a tu entorno.
Ojalá alguien que se encuentre al frente de una biblioteca pública relevante y con un presupuesto un poco holgado comience algún proyecto de biblioteca-cafetería en España. Seguro que sería un gran éxito entre los usuarios, se podrían recoger más ingresos y se crearían entornos acogedores que motivasen la lectura.
Gracias escribir este artículo, siempre es agradable encontrar otros profesionales que piensen que los libros son herramientas para su uso, no obras cuya conservación deba parecerse mas a la del fondo antiguo de la BNE.
¡Muchas gracias por el comentario, Oshima! Qué ilusión que un post mío de 2012 te guste (o que desilusión que las cosas sigan igual seis años más tarde :))
Un abrazo y ánimo con la carrera, ¡seguro que serás un buen bibliotecario!
Creía que era un sueño personal y veo que a otras personas también se les ha ocurrido… ¡Espero hacerlo realidad!
Es un sueño no sólo por el placer de tomar un café leyendo, sino también por hacer comunidad y generar un ambiente más acogedor en la biblioteca… ¡avísanos cuando lo implementes que te hagamos una visita! Un abrazo y ¡gracias por tu comentario!
Hola Irene,
¿qué tal?
He llegado a tu artículo en búsqueda de información para mi proyecto de posgrado, donde planteo como emprendimiento una Librería Café Móvil. Me llama la atención saber si tu o personas en este foro conocen expeciencias de Librerías Café Móviles, que más o menos funcionarían como los FoodTrucks pero en este caso de libros, café y dulces.
Espero poder tener una pronta respuesta.
Muchas gracias
Excelente reportaje 🙂
Hola María Gabriela, no conocía esta vertiente de bibliomóvil con café y me parece una maravilla. Compártenos los resultados de tu proyecto de posgrado, ¡tiene muy buena pinta!
Un abrazo y gracias por tu comentario.
hola mi nombre es Ivan meza y estoy haciendo mi tesis y el proyecto es un café biblioteca en la ciudad de coatzacoalcos Veracruz me interesaría compartir algunas cosas sobre el tema contigo
Hola Iván, ¡gracias por tu comentario! Claro que sí, puedes compartir todas las ideas que necesites con la comunidad de Biblogtecarios 😉 O conmigo directamente, ¡contáctame en Linkedin!
Un abrazo y ánimo con la tesis.
Irene.
Que rico este post, te felicito, soy nicaragüense, bibliotecario en una universidad Autónoma de Nicaragua, es interesante leer tu post, y lo más interesante es que perdura la idea a través de los tiempos, la tradición es que la sala de lectura no es un Cafetin y por ende no se permite comida, y la razón principal es para proteger las obras de un despistado que vuelque una bebida sobre un libro o computador. Pero algo que me pregunto, por el cual no comparto esa tradición, es que ¿acaso los usuarios no beben y no comen sobre los libros que prestan a domicilio? Hasta duermen con ellos (almohada literaria). Entonces, ¿por que no permitir una cafetería dentro de nuestras bibliotecas? Llegue adrede a tu post porque necesitaba saber si ya existe algo parecido en el mundo y leer este post me ha despertado el interés de proponerlo a mis superiores como una alternativa para generar ingresos propios y al mismo tiempo beneficio para los usuarios, mayor satisfacción al leer un libro dentro de la biblioteca. Es más, me tomaré el tiempo para realizar un estudio y fundamentar mi propuesta de café-biblioteca. Gracias por compartir tu idea 7 años después, aún es válida.
¡Muchísimas gracias por tu comentario, Carlos! Creo que es una fantástica idea, aunque escribí este post pensando en las bibliotecas públicas, seguro que en las bibliotecas universitarias puede funcionar muy bien. Ya me contarás la respuesta de los usuarios, ¡un abrazo!