Los que me conocen un poco ya saben que entre mis pasiones destacan el márketing, la gestión cultural y las bibliotecas. Por ello en este post quiero hablar un poco sobre la importancia de los servicios de extensión cultural que realizan las bibliotecas -para dar a conocer los servicios de la biblioteca, para la formación de nuevos lectores o para el fomento de la lectura, entre otros- y como estamos en verano y hace calor me centraré en cómo llevarlo a cabo en las piscinas y playas con las denominadas biblipiscinas y biblioplayas.
Este post parte de la consideración de biblioteca como centro cultural. Dicha consideración responde a la vinculación que existe entre el libro y la cultura así como entre cultura y cultura escrita (como es obvio en cualquier soporte, hace tiempo que no hablamos sólo de monografías).
Las bibliotecas, por ser piezas clave de la infraestructura cultural de la comunidad deben desarrollar «extensión cultural», es decir, colaborar y promover la vida cultural de la sociedad, sin limitarse simplemente a llevar a cabo una promoción de sus colecciones.
La extensión cultural en las bibliotecas, además, es necesaria para que éstas se den a conocer y promuevan sus servicios ganando usuarios potenciales y fidelizando a los usuarios reales de la misma.
Digo fidelizar o ganar usuarios pero deberíamos de pensar en clientes, adoptando acciones de márketing como si de una empresa privada se tratase pues, desde mi punto de vista, competimos con estas empresas en cuanto al ocio de nuestros clientes. El llamado “tiempo libre” —aquel que empleamos en hacer lo que nos apetece, lo que nos divierte, lo que nos llena— está plagado de ofertas que proceden de la industria del ocio. Pues bien, compitamos con estas empresas ofreciendo los servicios y productos interesantes que sabemos hacer: aquellos relacionados con el ocio cultural.
En verano, un buen procedimiento a seguir por parte de las bibliotecas para conseguir esta animación, esta extensión cultural y para “ganar y fidelizar clientes” podría ser el de contar con bibliopiscinas y biblioplayas.
Para el que no las haya visto, las bibliotecas en las piscinas y playas son móviles y ligeras (en el caso de la playa pueden tener forma de stand o parecerse a un “chambao” hecho con toldos para el sol), en ocasiones portátiles (más propia en las instalaciones de una piscina que les basta simplemente un carrito-estantería donde colocar los libros).
Esto es: sin barreras arquitectónicas, estructuras abiertas, visibles, cercanas a la multitud y dando amplitud al concepto de acceso libre a la información.
El servicio de préstamo es limitado: los usuarios se comprometen a devolver los libros que se cojan en el día, mientras que lo están leyendo se les puede pedir su carnet de socio de la biblioteca del lugar (si la hay), DNI o similar para tener certeza de que lo devuelvan y cuando lo hacen se les reserva para el día siguiente (por lo que no hay carnet de usuarios de la bibliopiscina/playa).
Actividades de animación a la lectura / Talleres infantiles: Si el presupuesto lo permite y cuentas con personal para que organicen cuentacuentos o actividades de animación a la lectura se forma un grupo muy interesante de niños (y padres) que suelen repetir durante sus vacaciones (e igual se animan a hacerlo durante el año).
Como veis el funcionamiento es bien sencillo y de gran utilidad como parte de una campaña de márketing:
- Descentralizando la biblioteca y llevándola a otras zonas (o incluso llegando a núcleos de población que no cuentan con biblioteca)
- Fusionando el ocio propio del veraneo con un ocio cultural y lector.
- Conociendo y formando nuevos usuarios y satisfaciendo a los más expertos.
Y como en una buena campaña de marketing no puede faltar un buen eslogan, os dejo algunos que recuerdo para finalizar «Sumérgete en la lectura», «lectura al fresco», «biblioteca al sol» y os animo a que contéis vuestras experiencias en estas bibliotecas y que las busquéis en playas y piscinas… Yo os dejo un recuerdo de mi paso por ellas como bibliotecaria:
Bibliografía
Gómez Hernández, José A. Gestión de Bibliotecas. Murcia: DM, 2002