El 21 de febrero la Embajada de España en Turquía compartió un mensaje en Twitter con motivo del Día del Ladino en Turquía, cuyo objetivo es organizar actividades que sirvan para preservar la lengua ladina, sefardí o judeo-española. Muchos usuarios no reconocieron el idioma y el hecho me hizo recordar que había conocido a una chica sefardí que me comentó que de toda su familia sólo sus abuelos hablaban ladino y que estaban tristísimos porque el legado que habían preservado con tanto amor sus predecesores se iba a perder con ellos.
Cada dos semanas se muere una lengua. A finales de siglo probablemente hayan desaparecido casi la mitad de las que se hablan actualmente. Un idioma se corresponde con una civilización, constituye un universo y una seña de identidad y transmite una cultura, un modo de vida y de entender el mundo. Son conductos del patrimonio de la humanidad.
A día de hoy diez idiomas engloban casi a la mitad de la población mundial. El 57% de los idiomas del mundo tienen hablantes suficientes para sobrevivir mientras que hay 2.464 idiomas en peligro.
¿Es posible preservar la diversidad? Saber cuántas lenguas corren riesgo de desaparecer resulta difícil. Ya no sólo por lo reducido de las comunidades que las hablan y que muchas veces no se sabe ni dónde están sus últimos hablantes sino porque, a veces, resulta complicado definir dónde empieza una lengua y dónde su variante. Muchos idiomas no disponen de normativa gramatical o un corpus literario. Por ejemplo, ¿el romanche es ladino? o ¿el mirandés es bable? La web estadounidense Ethnologue:lenguages of the world tiene registradas un total de 7.139 lenguas minoritarias.
El Atlas de las lenguas en peligro en el mundo de la Unesco tiene 576 idiomas clasificados como “en grave peligro” y a otros miles más como “en peligro o amenazada”. El número más elevado corresponde a las regiones del mundo con mayor diversidad lingüística: Melanesia, África Subsahariana y Sudamérica.
Los lingüistas están luchando por preservar, documentar y archivar la diversidad de lenguas que son minoritarias (utilizado por un pequeño número de usuarios) o son minorizadas (que ha sufrido marginación, persecución o incluso prohibición en algún momento de su historia). Su esfuerzo se dirige a crear diccionarios y registrar relatos orales y tradiciones. Si se consigue preparar una buena documentación es posible que esas lenguas consigan persistir o revivir.
Hay alguna lengua que se ha conseguido recuperar como el miami, que se hablaba en el Medio Oeste estadounidense y cuyos últimos hablantes desaparecieron en la década de 1960, y ahora se enseña en la Universidad de Miami (Ohio).
Las tecnologías y las redes sociales están siendo de gran ayuda para interconectar hablantes, preservar los sonidos o proporcionar herramientas para el aprendizaje de las mismas. Sin embargo, en el entorno web el 60,6% de los sitios están en inglés, según W3Techs mientras que más de 150 idiomas representan únicamente el 0,1% de las páginas web.
Cuando hay un soporte para los idiomas en línea hay muchas más probabilidades y posibilidades de conservar un idioma pues actúan no sólo como un estímulo para los habitantes sino que permite practicarlo no sólo leyendo sino también poniéndose en contacto con otros hablantes. Cuando Google permitió idiomas sudafricanos online hubo un gran aumento de usuarios en esos idiomas.
Wikipedia también está haciendo un enorme esfuerzo para incluir ediciones en distintos idiomas y ha diseñado un programa para traducir y rescatar conocimiento.
Sin embargo, los sistemas operativos no están diseñados para comprender o utilizar todas las lenguas del planeta. Muchos sistemas de reconocimiento de voz, como Alexa, tampoco. A esto se une la inexistencia de teclados, diccionarios o vocabularios. Así, los hablantes de lenguas minoritarias se tienen que comunicar en otro idioma mayoritario dejando su lengua materna offline.
Iniciativas interesantes para el fomento de uso de estos idiomas es la disponibilidad de un paquete de Windows en cheroqui, grupos de Facebook de la lengua aymara o misas en tzotzil en Chiapas. Otros proyectos son Digital Himalayas (Himalaya digital), Masakhane (Construimos juntos, en isiZulu), Arctic Languages Vitality (Vitalidad de los idiomas árticos), Ngayana Diyari Yawarra Yathayilha (Supporting the Dieri language), ONG Living Tongues Institute for Endangered Languages (Instituto de lenguas vivas para lenguas amenazadas) o Enduring Voices (Voces duraderas, de National Geographic).
Nuestra compañera Rebeca Hernández nos contó el proyecto de la Long Now Foundation, organización dedicada a la conservación de la cultura, denominado Rosetta Disk (Disco Rosetta), que recopila muestras de más de 1.500 idiomas con 13.000 páginas de información sobre cada lengua. El disco es de níquel electroformado, la información ha sido grabada a nanoescala y se lee mediante un microscopio que alcance los 650 aumentos. Además ha creado una versión reducida que se puede llevar al cuello, aunque ha perdido un tercio de los idiomas y no están todas las páginas. El Rosetta Wearable Disk estuvo disponible en edición limitada y numerada sólo para algunos donantes del proyecto.
Otra tecnología muy útil es la app de traducción para idiomas minoritarios Traductor Mitzuli, creado en el País Vasco por el experto en procesamiento del lenguaje natural Mikel Artetxe.
No nos podemos olvidar de las bibliotecas, pues no sólo son “el almacén” de las memorias e historias de una comunidad sino que también son “el pulmón cultural” de los pueblos. ¿Conocéis proyectos que estén realizando bibliotecas, archivos y centros de documentación para dar a conocer, practicar o preservar idiomas minoritarios?
La biblioteca del Instituto Ibero-Americano en Berlín colecciona de manera sistemática libros y registros sonoros en las lenguas indígenas de América Latina, y realiza proyectos de digitalización, edición digital y edición filológica de manuscritos en lenguas indígenas. Entre los 1.1 millón de libros en la biblioteca, mayoritariamente en español, portugués e inglés, también están numerosos libros en lenguas indígenas, en lenguas criollas del Caribe y en otras lenguas minoritarias como el ladino.
Muchísimas gracias por la respuesta. Dar visibilidad a estos proyectos me parece importantísimo. Ya no digo realizarlos. Enorme e importantísima labor.