Durante la II Guerra Mundial, y más concretamente en Alemania, miles de monografías fueron destruidas. Y el motivo no fue otro que eliminar todo conocimiento que hiciese dudar del nacionalsocialismo que en aquella época imperaba.
Sin embargo, existieron bibliotecas que, pese a las dificultades de la guerra, no dieron su brazo a torcer, y mediante esfuerzos sobrehumanos (algunos incluso jugándose la vida) conservaron y mantuvieron a salvo varias de las obras más importantes del siglo XX.
En la actualidad, sigue existiendo la misma problemática. Y aun siendo los actuales conflictos bélicos los más mediáticos de la historia de la humanidad, se continúa sin proteger el patrimonio cultural de países (tanto orientales como occidentales) que están pasando por momentos muy difíciles.
Una biblioteca subterránea en Siria
Un claro ejemplo de la magnitud del problema lo podríamos encontrar en Siria. La guerra en este país ha causado miles de víctimas (y de exilios). Tal es la devastación de infraestructuras, que un grupo de voluntarios de la ciudad de Daraya, a las afueras de Damasco, ha decidido recolectar los libros de bibliotecas y librerías derruidas y construir una biblioteca bajo tierra para preservarlos en un lugar seguro.
La biblioteca tiene los servicios básicos que cualquier biblioteca general podría poseer: servicio de préstamo, lectura en sala, actividades de fomento a la lectura etc., sólo con una pequeña peculiaridad: se encuentra en una zona en la que se producen bombardeos con asiduidad.
Sin embargo es de admirar como un grupo de personas, conscientes del peligro que corren, ha organizado en un sótano de 200 metros cuadrados una biblioteca con el simple objetivo de crear seres humanos concienciados y cultos.
¿Pero qué pinta una biblioteca en un conflicto bélico?
Con el ejemplo anterior quería demostrar que, pese a las adversidades, siempre pueden realizarse actos que ayuden a la sociedad. Si bien, este es un caso aislado, es un claro ejemplo de superación. Es admirable que un grupo de voluntarios decidan imponerse a las circunstancias en las que viven y sacar un proyecto de tal envergadura adelante.
Por eso, quería hacer un llamamiento a las organizaciones gubernamentales con este post: si se sigue mirando hacia otro lado, si se sigue alimentando una guerra con más guerra, si se siguen destruyendo civilizaciones, la cultura morirá y con ella un bien tan preciado como es la biblioteca.
“Sólo hay una guerra que puede permitirse el ser humano: la guerra contra su extinción” Isaac Asimov