La biblioteca universitaria siempre ha sido un ejemplo a seguir por las demás bibliotecas especializadas. Ya sean escolares, de idiomas o municipales, la cantidad de conocimiento que alberga este tipo de bibliotecas es inmenso y de un valor incalculable. Incluso me atrevería a decir que el tipo de demanda especializada hace que, de algún modo, la biblioteca universitaria posea fondos que otros centros de información no tienen.
Sin embargo los tiempos cambian. Con la llegada de Internet, el acceso a la información es cada vez más rápido y fácil. Por lo que los usuarios de este tipo de bibliotecas especializadas no tienen por qué desplazarse a la biblioteca “in situ” para realizar las consultas. Si no que mediante nuestro ordenador o, simplemente desde nuestro smartphone, podemos acceder a la información sin problemas.
El papel, en decadencia
Seamos realistas. Las consultas electrónicas superan al papel con creces. Tal es la demanda, que, en la última década, los préstamos físicos se redujeron a la mitad. La consulta en papel ha caído en detrimento por una sencilla razón: la “dificultad” de acceso frente a los préstamos electrónicos.
De hecho, algunas revistas científicas (uno de los recursos más utilizados y que más rapidez de obsolescencia tiene) ya no tienen soporte en papel. No es rentable para las publicaciones periódicas ni para la propia biblioteca universitaria. Que prefiere pagar menos por una suscripción a la que el usuario puede acceder cuándo y dónde quiera.
Se cierra una puerta y se abre otra
Por supuesto, la biblioteca universitaria es consciente del cambio de un soporte a otro. Porque solamente es eso, otro tipo de soporte con el que el usuario puede acceder a la misma información que en papel. Por eso, las bibliotecas han ido mudando sus servicios y a los puestos de lectura y el préstamo de libros, añaden nuevas actividades como cursos formativos o la posibilidad de hacer trabajo en grupo. Una nueva forma de atraer al usuario al espacio físico, pero sin olvidarnos del concepto de biblioteca tradicional.
Sin duda, aprovechar las ventajas de esta fuente de conocimiento, como es la biblioteca universitaria, es sinónimo de que este tipo de centro especializado sigue más vivo que nunca. No es de extrañar que este tipo de bibliotecas sea la mejor valorada entre sus usuarios. Porque, ya sea en papel o en pergamino, la biblioteca universitaria seguirá ofreciendo lo que el usuario quiere: acceso a la información de una manera verídica y fiable.