Es sabido por todos, o por casi todos, que el usuario de una biblioteca pública o municipal no tiene las mismas necesidades que el perteneciente a una especializada, (ya sea universitaria, científica-sanitaria o privada).
Pues bien, dentro de este último cupo, existe lo que denominamos el «usuario investigador». Es decir, aquel que requiere de nuestra orientación y ayuda para la realización de su búsqueda bibliográfica. Este tipo de usuario suele venir con un objetivo más específico y concreto que el lector de biblioteca pública. Es el estudiante o profesional para cuyo trabajo le falta una información característica de determinada materia o libro.
En estos casos, es imprescindible que el usuario especifique qué busca concretamente. Si no es así, la labor del bibliotecario va a ser bastante costosa a la vez que provocará muchísimo ruido documental.
Existen aspectos a tener en cuenta para que esto pueda ser evitable y el investigador no se vaya insatisfecho o con falta de recursos:
- Entrevistar al investigador. La entrevista no tiene por qué ser extensa, basta con obtener información de lo que busca y de conocer aspectos que le podrían interesar y cuáles no.
- Es importante respetar lo que demanda. Es decir, no debemos imponer nuestros criterios de contenido, sí que podemos orientar en la búsqueda, porque para eso somos especialistas en ello, pero nunca «meternos donde no nos llaman».
- Ser accesibles. Debemos recordar que estamos para atender al usuario, ya sea un investigador más «agradable» o «menos agradable».
- Facilitar los resultados. A la hora de entregar la bibliografía solicitada, la presentación debe ser lo más sencilla posible y en formato ISBD para que se familiaricen.
- Enganchar al usuario. Es importante que usuario quede satisfecho y que, de alguna manera, necesite o quiera volver para otra investigación o estudio. O simplemente para cualquier duda que le surja.
He de decir, que existen investigadores reacios al asesoramiento de especialistas (ya sean documentalistas o bibliotecarios) y que de alguna manera siempre han sido autodidactas a la hora de buscar información para sus estudios. Estoy de acuerdo, en que, si hasta ahora eso ha sido así, no es por otra cosa que por falta de información. Es decir, conozco casos de investigadores sanitarios que desconocían nuestra labor (¡!) y que, de haberlo sabido, hubiesen ahorrado mucho tiempo recopilando información para sus investigaciones (incluso años).
Es indignante como de alguna manera, se intenta que nuestra profesión quede al margen de la investigación científica cuando deberían ir de la mano. Pero también es satisfactorio ver como hay usuarios que se implican y aprenden y que, por más adversidades que la ciencia pase, siguen ahí, al pie del cañón, y nosotros con ellos.
Para estos específicos deberíamos tomar en cuenta todas sus solicitudes y ver en qué medida les podemos ofertar la opción de realizar una lista de recursos de acuerdo a sus necesidades de información, sea vía el uso de OPAC o correo.