El papel de las bibliotecas continúa cambiando a un ritmo vertiginoso, producto de la transformación de la sociedad, en la que las tecnologías de la información y la demanda de nuevos servicios han replanteado su concepción de instituciones culturales que deben responder de manera clara y efectiva a otro tipo de necesidades distintas a las tradicionales.
No obstante, a veces no nos damos cuenta de que en este marco —donde lo digital y la utilización de las redes sociales lo inundan todo— necesitamos implementar otra serie de actuaciones que siempre hemos desechado por considerarlas poco atractivas para los intereses de nuestro centro o porque simplemente no hemos evaluado correctamente el enorme potencial que tendrían para mejorar esos servicios. Una de ellas lo constituye la decoración en las bibliotecas como medio para fomentar la lectura y transformar el ambiente que les rodea, creando así espacios más atractivos para los usuarios, además de contribuir a su enriquecimiento personal y cultural.
En este sentido, en la Biblioteca Pública Municipal de La Orotava (Tenerife) se ha realizado una actuación de este tipo —totalmente novedosa en dicho centro—, que rompe con la concepción tradicional de aquellos ámbitos culturales concebidos como lugares sobrios, todo ello gracias al trabajo de la compañera, Ana Belén Lorenzo, y que me sirve de base para exponer los beneficios que se obtienen en su relación directa con el fomento a la lectura.
Beneficios de la decoración
La decoración en las bibliotecas es un elemento clave en relación a su contexto y surge por la necesidad de aumentar el vínculo con la función cultural que tienen, así como para crear una simbiosis con sus usuarios hasta convertirse en un instrumento constante que garantice el diálogo entre ambos. Esto se produce porque las imágenes y las formas son mensajes en sí mismas, que interactúan con todo aquel que se detiene a observarlas, a partir de las cuales se canalizan las inquietudes, los interrogantes o la necesidad de conocimientos hacia los libros u otro tipo de documentos, que podemos encontrar tanto dentro como fuera de las bibliotecas.
Este papel creativo no debe entenderse como un simple proceso para rellenar huecos vacíos totalmente desaprovechados (en los que habitan la soledad y la referida sobriedad) o como una actividad que podría etiquetarse de manera errónea como el arquetipo de las manualidades, lo cual conlleva ya una percepción errónea del trabajo realizado y la finalidad pretendida. Por el contrario, se trata de otro medio efectivo para garantizar el fomento a la lectura, así como para crear un ambiente distendido que favorezca la sociabilidad entre los usuarios y generar una atmósfera que invite a la reflexión, el intercambio de opiniones, el aprendizaje y el crecimiento personal.
Del mismo modo, esa decoración puede estar directamente imbricada con la realidad en la que vivimos, en el sentido de convertirse en un medio para comunicar y reflejar todo tipo de hechos, circunstancias, noticias y acontecimientos (qué supone un conflicto armado, la situación de los refugiados, el papel de las mujeres en la política, etcétera), ya que las bibliotecas son sitios de confluencias heterogéneas, que permiten abrir cauces para el debate, los conocimientos transversales y la puesta en marcha de mecanismos que cuestionen y analicen en qué situación se encuentra la sociedad y cuál es su evolución.
Esto último también está relacionado con otra característica fundamental: dicha decoración debe estar sujeta a cambios temporales, dentro de un proceso de renovación que garantice la entrada de ideas y temáticas nuevas. Esto conllevará un proceso de dinamización constante, cuyo resultado final será una mayor atracción y empatía de los usuarios respecto al centro en cuestión, así como una medida directa para aumentar la utilización de las distintas colecciones, ya que la decoración incide no solo como un estímulo visual, sino que despierta el interés por el conocimiento de los contenidos y temas a los que alude.
El papel que subyace bajo esta actividad es que tanto el usuario habitual como el ocasional perciben que están en contacto directo con un entorno en el que respiran originalidad, concebido como un laboratorio de la creatividad en la que el producto final siempre contribuye a descubrir nuevos aspectos de la propia biblioteca y a potenciar la cultura como elemento indispensable para cimentar la sociedad. Por tanto, la decoración no son retales llamativos, sino un medio de proyección de vivencias, de acercamiento a la Historia, de descubrimiento de personajes e incluso una excusa para cambiar nuestras actitudes en relación con las demás personas.
Tampoco olvidemos que nuestras vidas están condicionadas por los colores, que definen la personalidad e influyen en la proyección de cómo nos ven los demás. Esta misma circunstancia también es aplicable a las bibliotecas, de ahí que debemos comprender que aquellos son agentes esenciales, que ayudan a percibir los espacios con mayor o menor claridad, a la vez que coadyuva a que las personas se acerquen a ellos con seguridad. El mejor ejemplo lo constituyen los usuarios más jóvenes, los comprendidos en la edad infantil, que dan sus primeros pasos o que ya devoran sus primeros libros, para los cuales cualquier elemento decorativo actúa de catalizador con el fin de conducirlos hacia los lugares donde las letras y las ilustraciones los reciben con los brazos abiertos.
Por este motivo, un espacio decorado con colores oscuros y formas poco atractivas suele tener un efecto disuasorio y contraproducente, que tiende a generar seriedad y rechazo entre los usuarios. Por el contrario, los colores cálidos ejercen una mayor atracción, incentivando el calor humano, la alegría y hasta la paz interior. No obstante, como el universo no está conformado de verdades absolutas, este planteamiento también es cuestionable, ya que podemos decorar una biblioteca con una finalidad lúgubre, por ejemplo dentro del marco de la celebración del Día de Halloween (31 de octubre), y ser perfectamente atrayente para los usuarios y visitantes por el propio carácter festivo y lúdico de la efeméride y por los valores socioculturales que transmite.
El poder de la imagen en la Biblioteca Pública Municipal de La Orotava
En el caso referido de la Biblioteca Pública Municipal de La Orotava, se han utilizado dos tipos de imágenes: las bidimensionales (representan dos dimensiones: el alto y el ancho) y las tridimensionales (representan las tres dimensiones: el alto, el ancho y el volumen), aplicadas principalmente a la Sala Infantil y Juvenil y al Patio de la propia biblioteca, con un tratamiento diferenciado para estar en sintonía con las características que definen a cada uno de esos dos espacios.
A partir de ellas, se diseñó una estrategia que perseguía armonizar esas áreas con la función que tienen asignadas, dándoles un giro para que los libros ya no estuviesen aprisionados en las estanterías, contribuyendo así que a que aumentase su uso. Los principales puntos de dicha estrategia fueron los siguientes, en relación a la Sala Infantil y Juvenil, que nos sirven para valorar de manera genérica los beneficios obtenidos:
- transformación de esa sala, desprendiéndose de su etiqueta de un lugar desnaturalizado y concebido desde la óptica de los adultos, lo cual ha derivado en un nuevo espacio donde ahora habita el calor humano y la energía positiva en forma de cascadas que de nubes que caen del cielo, las caras sonrientes de los principales personajes de Disney y las flores de colores que crecen en las esquinas de las estanterías.
- fomentar las relaciones entre la biblioteca y las librerías cercanas, gracias a lo cual estas últimas han comenzado a regalar imágenes promocionales en soporte cartón de libros infantiles y juveniles, que de otro modo acabarían en la basura. Su colocación ha permitido interconectarlas con las correspondientes novedades bibliográficas, dando a conocer títulos y personajes, a lo que se une que estos últimos cobran vida al salir fuera de las páginas de los propios libros. Ya no son esos dibujos planos dentro de ellos, sino que ahora le dan la bienvenida a quien visite dicha sala, interactuando con los lectores y pasando de la ficción a la realidad, aportando así un ambiente más positivo y mágico.
- utilización de letras sueltas de carácter tridimensional, realizadas en madera, y cuya finalidad es combinarlas para formar palabras, que emergen con vida propia y con un valor mayor que su propio significado: convertirse en vehículos de la comunicación, que actúen constantemente con los usuarios al transmitirles un mensaje conciso basado en aprovechar el potencial cultural que encierra la biblioteca como base para el crecimiento personal. En este sentido, una de las opciones propuestas ha sido utilizar la palabra “LEER”, un recurso fundamental que sirve de estímulo hacia la actividad pretendida y que valora el proceso de percibir y comprender la escritura.
- se ha generado un espacio para que sus usuarios fomenten actitudes basadas en compartir y ayudarse mutuamente como forma de crecimiento personal.
- un ambiente no solo más acogedor, sino entendido como una extensión de los propios hogares, donde los padres y madres pueden sentarse con sus hijos en cualquier rincón, donde es fácil soñar viviendo en la realidad.
- y, por último, utilizar los fondos de la biblioteca como inspiración para generar esa decoración, lo cual garantiza que buceemos en títulos y autores para dar a conocer sus argumentos, personajes, lugares ficticios y un sinfín de temas, que demostrarán su potencialidad como una maquina infinita del fomento a la lectura.
Por tanto, queda claro que la decoración es una actividad tradicional en muchas bibliotecas y novedosa aún en otras, pero debemos aprovecharla como instrumento esencial para la transmisión del conocimiento y la cultura, así como un espejo para la lectura, teniendo en cuenta que su poder reside en que se trata de una fuente de estímulos visuales, difundiendo un mensaje derivado de su contenido, el cual incide de distinta manera en el usuario.
¡Totalmente de acuerdo! La estética siempre es importante, y aunque el contenido es fundamental, siempre es un primer punto de «enganche», pensemos en la cubierta de los libros. Todo lo que nos entra por los sentidos nos conecta emocionalmente. Además, llevándolo a mi terreno, la personalización es una mecánica de los juegos que encaja sobre todo con los espíritus libres (jugadores a los que les gusta explorar y crear), adolescentes en su mayoría, donde la creación de su avatar o personalización de entornos les motiva a participar. Me encanta la idea de decorar, de dejar que decoren ellos, y todo lo que tenga que ver con crear espacios que motiven a leer, crear, colaborar….
Un saludo 🙂
Gracias Ana por tu comentario y por compartir experiencias juntos en BiblogTecarios.
Efectivamente, los sentidos son fundamentales para aumentar la sensación de integración dentro de los espacions bibliotecarios. Cualquier tipo de decoración tiende a potenciarlos e incide directamente en un aumento del procesamiento de la propia imagen por parte del cerebro. A partir de ahí, surgen estímulos, deseos e inquietudes, que tienen a canalizarse hacia la búsqueda de información, respondiendo así a esas nuevas necesidades. Por eso, la decoración es un mecanimso clave para el fomento a la lectura, para el desarrollo de actividades culturales y para la propia gamificación porque se establece un feedback entre la biblioteca y el usuario, es decir, entre las posibilidades culturales que alberga aquella en su interior y las necesiades/deseos/oportunidades de quien puede aprovecharlas en multitud de planos.
Un biblioabrazo desde Tenerife!!