Hay una tendencia generalizada de acercarnos a los libros infantiles con una óptica de que solo sirven para entretener a los lectores de edades más tempranas y de irles inculcando la importancia de la lectura en sus vidas. Pero determinadas colecciones destinadas para ellos encierran unos componentes muchísimos más amplios, que permiten acercarnos a la transversalidad de manera amena y eficaz, tal y como lo indicó Ignacio González López en “El valor de los cuentos infantiles como recurso para trabajar la transversalidad en las aulas”, donde afirmaba que su finalidad era “contribuir a una formación integral en la que se atienda al desarrollo cognitivo y afectivo del alumnado, a su educación en valores como la solidaridad, la cooperación, la tolerancia, el respecto por el medio ambiente”.
La Biblioteca Pública Municipal de La Orotava (Tenerife) ha incorporado a su fondo bibliográfico una colección infantil titulada “Colección multicolor”, editada por ECIR en 2007 y dirigida a lectores entre seis y ocho años, que rompe la barrera tradicional de textos que narran simplemente una historia donde prima la aventura y las llamativas ilustraciones que la complementan, y que cumple perfectamente esa función indicada anteriormente. Dentro de ella podemos encontrar relatos de Argelia, Argentina, Armenia, Bolivia, Venezuela, China, Colombia, Francia, Marruecos, Pakistán, Polonia, Rumania, Rusia, Ecuador y Uruguay. En este sentido, se abre una extensa puerta para enfocar de distintas maneras esa transversalidad como base a partir de la cual se le va enseñando al lector toda una serie de conocimientos y valores personales que contribuirán a cimentar tanto su desarrollo personal como la animación a la lectura, pero siempre sin dejar a un lado el propio componente infantil de lo que se cuenta.
A continuación señalamos algunos de esos valores, que se pueden trabajar tanto dentro de un proyecto de animación a la lectura en una biblioteca como también por los padres y madres en su compromiso necesario de contribuir a esa formación cultural y valores de sus hijos:
- Bilingüismo. Este es uno de los aspectos más acertados de la colección, ya que todos los textos están redactados en español y en el idioma del país donde se desarrolla cada relato. Con ello se logra una reciprocidad entre lectores de distintas nacionalidades porque ven reflejado el suyo y su “equivalencia” en otro que les es ajeno o del cual ya tienen algunas nociones dentro precisamente de su aprendizaje bilingüe. Además, genera inquietud por ese desconocimiento y por la propia grafía de algunos de ellos (escritura en árabe o cirílico), base para irlos introduciendo en la intuición de otros que no sean el que ellos hablen.
- Nombres de personas ajenos a su realidad. Puede parecer un tópico, pero esos lectores suelen extrañarse cuando escuchan nombres de personas que no son los habituales de su propia realidad lingüística, lo cual está directamente relacionado con el punto anterior. La complejidad de algunos (Michail Potapovich, Xiao Ming, Qing Tian) o la incorporación de demasiadas consonantes frente a vocales (Khadidja) añaden una especie de componente exótico que les permiten trabajar la fonética y la pronunciación de una manera correcta.
- Conocimientos geográficos. Supone una ampliación de sus pequeños horizontes geográficos y facilita que puedan desenvolverse con un sencillo mapa mundial, un globo terráqueo e incluso una tablet para identificar los países donde transcurren las distintas historias, lo que les permitirá viajar a sitios “remotos”.
- Aprendizaje de culturas y costumbres de otros países. Vivimos demasiado circunscritos a lo que pasa en nuestro entorno y es necesario entender que, en un momento como este donde se tiende a la globalización, es recomendable enseñar otras culturas para enriquecernos con su forma de ser. Las páginas de estos relatos se va impregnando de la cotidianeidad de las sociedades donde se desarrollan, de modo que es fácil imaginarse al lector recorriendo el mercado en la aldea de La-Khadidja (Argelia) y “oler con sus ojos” los distintos productos que se venden en él o apreciar el “tipoy”, una falda corta y larga que utilizan las mujeres guaraníes en países como Bolivia.
- Se desarrolla el concepto de familia y de unión entre ella, transmitiéndose su importancia como núcleo fundamental para compartir experiencias y soporte necesario para crecer con cariño y valores, lo cual irá impregnando sus recuerdos a medida que se hacen adultos.
- Cuestionamiento del mundo material. Frente a la necesidad de acaparar bienes materiales propia de las sociedades occidentales, se le da importancia a aspectos como todo lo relativo a los juegos, la amistad como base de la relación y saber compartir sin pedir nada a cambio.
Por último cabe destacar que, si bien están presentes otros temas como el trabajo infantil, las necesidades alimenticias, la escolarización y el cariño a los animales, también es cierto que esta colección destaca por sus ilustraciones sencillas y directas, omitiendo colores estridentes que podemos encontrar en otras publicaciones semejantes, que provocan un inmediato rechazo por su excesiva “luminosidad” y que contribuyen a su vez a desconcertar al propio lector porque no logra identificar el párrafo que ha leído con la imagen que tiene al lado. En nuestro caso, las figuras de los personajes resaltan por su contorno negro, que ayuda a delimitar su vida y sus acciones, palpable sobre todo cuando desarrollan emociones como reír y llorar, y tampoco hay reflejos de movimientos bruscos e inverosímiles que tiendan a romper el carácter sosegado de la propia narración.
Francisco Javier León Álvarez es licenciado en Geografía e Historia. Trabaja en la Biblioteca Pública Municipal de La Orotava (Tenerife).
Valora mucho las relaciones humanas, sobre todo poder ayudar a la gente sin pedir nada a cambio. «No sirvo para quedarme quieto viendo cómo las horas se pasan volando.» Le puedes encontrar en la mejor red social que existe, los bares y cafeterías, donde se aprende a cambiar el mundo a altas horas de la madrugada. ¡Ah!, y le encanta hacer postres porque la vida, como la cultura y el trabajo bibliotecario, es una mezcla de ingredientes, olores y sabores de resultado incierto.