Por qué amo las bibliotecas y por qué tú también deberías…

El otro día, por casualidad, pura serendipia, me encontré un artículo por la red. La autora Caitlin Fitzsimmons trataba de explicar los motivos por los que ama las bibliotecas, animando a que el resto también lo haga. Me pareció un artículo básico y a la vez esencial, que he adaptado a nuestra realidad bibliotecaria, tan cerca o tan lejos de la americana como se desee, y que de alguna manera continúa la estela de mis dos post anteriores sobre lo bueno y lo menos bueno de ser bibliotecarios. Y es que con todos nuestros aciertos y nuestros fallos como bibliotecarios y con todos los acuerdos y desacordes entre las bibliotecas y las comunidades a las que atienden, la biblioteca debe seguir siendo un servicio tan básico y esencial como se relata en el post.

Cuando hablo con la gente sobre las bibliotecas, o me dicen cuánto aman las bibliotecas o confiesan que no han puesto pie en una durante años (o nunca), más de lo último lamentablemente. Si eres del tipo de persona que solía leer, pero de alguna manera ya no tiene tiempo, o si ya solo compras libros electrónicos, es fácil imaginar que estás siguiendo una tendencia que te hace pensar que las bibliotecas están en decadencia. Pero estarías equivocado, nada más lejos de la realidad. Si no te lo crees, sigue leyendo y te explico por qué amo las bibliotecas y por qué tú también deberías…..

El préstamo de libros sigue siendo un servicio básico para las bibliotecas

He estado yendo a bibliotecas toda mi vida (y no solamente porque me dan de comer, sino por puro placer), y ahora están más ocupadas que nunca. Pero no lo digo yo y no tenéis que creer en mi palabra, lo dicen los datos del Barómetro de Hábitos de Lectura y Compra de Libros  un estudio elaborado por Conecta Research & Consulting y patrocinado por la Dirección General de Industrias Culturales y del Libro del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte que forma parte del Plan de Fomento de la Lectura 2017-2020: ‘Leer te da vidas extra’.

4.633 bibliotecas públicas están presentes en 5.119 municipios, que prestan servicio de biblioteca pública al 97% de la población española, 45.093.075 habitantes y 77 bibliobuses recorren 2.006 municipios, con 3.236 paradas, que dan servicio a una población de 10.805.013 habitantes, que representan el 23,20% del total de la población.

En su conjunto, las bibliotecas públicas recibieron 107.164.921 visitas de ciudadanos.

La población inscrita en 2.016 ha crecido un 2,31%, alcanzando la cifra de 17.255.850 de usuarios, que representan el 37,05 % de la población española.

Los prestatarios activos fueron 4.201.208, que realizaron un total de 49.377.580 préstamos, (12 préstamos por prestatario activo).

Entre todas ellas disponen de una colección de 88,1 millones de documentos, que supone un incremento del 2,23% con respecto al año anterior y 1,89 documentos por habitante. Durante el 2016 se adquirieron 3.394.402 de documentos destacando Cataluña con el mayor número de incorporaciones (805.368) seguida de la Comunidad de Madrid (374.629) y Andalucía (367.749). No obstante, hay que señalar que se ha producido un descenso del 3,4% con respecto al año anterior.

Esto quiere decir que se ha incrementado el número de visitantes a las bibliotecas, pasando del 30,1% en 2012 al 31,9% de los entrevistados de 14 años, lo que supone un 1,8% más de lo registrado en el año 2012 (30,1%). Por sexos, la asistencia a la biblioteca no observa grandes diferencias, con un porcentaje muy similar del 32,0% en el caso de las mujeres y del 31,8% en el de los hombres. Por edades, los jóvenes de 14 a 24 años son los que hacen un mayor uso de la biblioteca, alcanzando el 68,6%, frente al 18,0% de personas de 65 años y más que fueron a una biblioteca. El 36,8% de los encuestados manifiesta ser socios de alguna biblioteca, de los cuales el 39,1% son mujeres frente al 34,2% de los hombres.

Las bibliotecas públicas han recibido el 91,1% de los que han asistido a alguna biblioteca en 2017. En lo que concierne a la tipología de la biblioteca visitada, el 91,1% de los que han acudido el último año a alguna biblioteca lo han hecho a una biblioteca pública, lo que representa un 3,2% más que en 2012, seguidos a mucha distancia por el 12,3% que ha ido a una biblioteca universitaria, el 3,5% (3,7%) ha asistido a una biblioteca escolar y el 0,5% (1,4%) ha visitado un bibliobús u otras.

Por lo que respecta a la frecuencia con que se visita la biblioteca o bibliobús, algo más de la mitad de la población de 14 años en adelante (el 56,9%, un 1,4% más que en 2012) acudió de manera ocasional al menos una vez al mes o una vez cada tres meses. Solo el 28,3% (un 6,7% menos que en 2012) acudió a ellas de manera frecuente, y de estos el 19,9% declara que va una o dos veces por semana, y el 8,4% va todos o casi todos los días. El 14,8% asistió de forma esporádica.

Los usuarios valoran muy bien los servicios de su biblioteca habitual, otorgándole una calificación de notable alto, con una nota de 8,23 sobre 10, aumentado su valoración respecto a 2012 cuando alcanzó un 7,83.

Las bibliotecas se usan mejor que nunca y también son mucho más que un lugar para tomar prestados libros

Las bibliotecas públicas son conscientes de su importancia como centro de difusión de la cultura. Ese valor como centro de referencia cultural es el que las ha llevado a ofrecer una programación repleta de actividades culturales. Durante el año 2016 se realizaron 225.644 actividades culturales, que supone un incremento del 4,5% con respecto al año anterior, organizadas por 3.664 bibliotecas públicas (el 79%), siendo el total de los asistentes a ellas 4.629.526 usuarios.

En cuanto a las actividades que más se realizan en las bibliotecas son tomar o devolver libros (55,3%), acudir a estudiar (27,5%) y consultar libros (25,2%). El préstamo y devolución de libros es más frecuente entre los mayores de 35 años y con estudios superiores, acudir a la sala a estudiar o realizar trabajos es significativamente superior entre los más jóvenes y con estudios secundarios, y la consulta de libros aumenta entre la población de más edad.

Además, en la actualidad una de las funciones emergentes clave de una biblioteca es como un centro tecnológico. La biblioteca no solo proporciona tecnología a los ciudadanos que no tenían en casa, sino que también enseñan cómo usarla.

Los hábitos de uso de las bibliotecas van y vienen con las fases de la vida. Se puede ir a la biblioteca a buscar materiales en préstamo, imprimir o fotocopiar, a hacer los deberes, a estudiar, a participar en talleres, en debates, a escuchar música, a ver películas, presentaciones de libros, a hacer uso de la wifi gratuita… Quizá en otros tiempos pasados, más ocupados y con menos crisis para poder comprar libros, la biblioteca no fuera una opción, pero mucha gente está volviendo a las bibliotecas, buscando maneras económicas y actividades gratuitas para entretenerse.

Hay muchos servicios de biblioteca que, se usen o no, son valiosos para quienes lo hacen. Libros para aprender diferentes idiomas, métodos, gramáticas, diccionarios,  libros con letra grande o audiolibros para personas con discapacidad visual y algunas bibliotecas incluso tienen servicios de entrega a domicilio para personas con discapacidades o enfermedades. Hay servicios de biblioteca móvil que visitan ciudades y pueblo pequeños, como muy bien saben nuestros compañeros de ACLEBIM (Asociación de de Profesionales de Bibliotecas Móviles).

Se puede reservar y renovar libros en línea desde su casa. Y para los que han renunciado a los libros en papel, la mayoría de las bibliotecas tienen una colección decente de libros electrónicos a la que puede acceder desde su casa a través de eBiblio.

Y en este momento, las bibliotecas son también un espacio comunitario valioso. Junto con parques y áreas de juego, son parte de nuestra infraestructura social, como propone en su «Decálogo Biblioteca Social: 10 medidas con las que resaltar la función social de la biblioteca» el Grupo de Trabajo del Función Social de las Bibliotecas del Consejo de Cooperación Bibliotecaria. Las tiendas, los cafés y los pubs están bien, pero es importante contar con espacios donde sea libre de ser un ciudadano y no un consumidor, a diferencia de lo que proponía el desafortunado y desaparecido artículo de Forbes del pasado mes.

Hablamos mucho sobre la salud mental en estos días y la conexión humana es uno de sus ingredientes más importantes. Si se está solo, si eres una persona sin hogar, una persona mayor que vive sola o un profesional independiente cansado de trabajar en pijama, las bibliotecas pueden proporcionarte sentimiento de pertenencia a la comunidad.

Pero las bibliotecas no pueden hacer todo esto sin dinero público y sin personal

Por eso en 2016, el total de gastos corrientes en las bibliotecas públicas españolas ha sido de 463.245.214 euros, que supone un 5,2% más con respecto al año anterior. Los gastos de inversión, que son los derivados de solares y edificios, han ascendido a 24.049.095 euros. El número total de personas empleadas en las bibliotecas públicas en equivalente a tiempo completo asciende a 10.676,52, que supone un 0,10% con respecto al año anterior. De esta cifra los bibliotecarios 2.576,77 representan el 24%, los auxiliares de bibliotecas 5.671,62 el 53%, el personal especializado 743,78 el 7% y 1.684,34, el 16% otro tipo de personal.

Recordamos en este punto algunos de los estudios que determinan que las bibliotecas no son un gasto sino una inversión. Y esto tampoco lo digo yo, ni es una frase hecha, con datos, como los aportados por un estudio de FESABID que sugiere que por cada euro que se invierte en bibliotecas como mínimo se obtiene un retorno de la inversión de casi el triple. O el  Estudio de impacto socioeconómico de las Bibliotecas en la Comunidad Foral de Navarra. Que confirma estos datos que se sobre el ROI (Retorno de la inversión) en las bibliotecas y que los superan. porque ha pasado de un retorno de entre 2,80 y 3,83 euros por cada 1 euro invertido según el estudio de Fesabid, a entre 3,49 y 4,66 euros por cada 1 euro invertido en las bibliotecas navarras. Sin duda que un muy buen dato.

¡Las bibliotecas funcionan! Ama tu biblioteca y defiéndela, quizá un día cuando despiertes, y a diferencia del dinosaurio del cuento de Monterroso, la biblioteca ya no esté ahí y entonces, de nada servirá lamentarse…

Felicidad Campal

Codirectora en BiblogTecarios Bibliotecaria que apuesta por el poder formativo, social, integrador e igualador de las bibliotecas. Eterna aprendiz y en fase beta en constante renovación. Coordiné desde su creación en el 2001 el Grupo de Trabajo de Alfabetización Informacional, hasta su reconversión en el 2017 en el Grupo de Trabajo “Banco de recursos ALFIN/AMI” del CCBiblio.

2 respuestas a «Por qué amo las bibliotecas y por qué tú también deberías…»

  1. Si todo maravilloso a excepción donde estamos a merced de lo que ordenen ò hagan l@s seguritas,que parece que sobre todo el trabajo nocturno no es de su agrado y se pasan parte del servicio en la calle con la puerta abierta hablando con «usuarios» y fumando a destajo en la misma puerta y a veces a su láďo otros consumiendo según que sustancias y quienes estamos dentro hemos de inhalar toda esa tóxica humareda que nos obliga a abandonar el local si no queremos seguir intoxicandonos.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *