La alfabetización en salud comienza en tu biblioteca

Se acerca el verano y muchas personas se ponen a régimen y se apuntan al gimnasio para lucir figura durante la nueva temporada de playa. Para tener el cuerpo que uno desea, es necesario cuidarlo durante todo el año. Cuidarse y tener unos hábitos saludables no es cosa de dos días, ni de dos semanas, ni de dos meses. Requiere tiempo, constancia, paciencia, formación e información y aquí es donde sorprendentemente y aunque a algunos (o muchos) les parezca mentira, es donde entran en juego también las bibliotecas.

Las bibliotecas públicas, escolares, académicas y especiales desempeñan un papel clave en hacer que la información de salud de calidad sea accesible para todos. Las bibliotecas brindan a sus comunidades oportunidades para mejorar los resultados de salud a través de la divulgación, la formación y las asociaciones de salud con otras agencias nacionales, regionales y locales, además de ofrecer acceso gratuito a información de salud de calidad y bases de datos que pueden mejorar la calidad de vida.

Nuestras bibliotecas pueden desempeñar un papel central en la promoción de la salud y el bienestar de nuestras comunidades a través del fomento de una mayor alfabetización en salud. Esto significa aumentar la capacidad de las personas para obtener y comprender información básica de salud que conduce a decisiones de salud apropiadas y conexión con los servicios. Los programas bibliotecarios dirigidos a niños, adolescentes, adultos y familias brindan información de salud confiable y actividades que fomentan el bienestar . ¿Están nuestras bibliotecas preparadas para ayudar a conseguir el ODS 3: «Garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades»?. Veamos…

Definiendo la alfabetización de la salud

En el sentido de la salud, la alfabetización es algo básico. Decisiones tan simples como lo que comemos, la manera en la que nos vestimos o cómo nos movilizamos, se encuentran fuera del ámbito médico de la consulta y, sin embargo, tienen una relación determinante con nuestra salud y nuestra calidad de vida. La Organización Mundial de la Salud (OMS) describe la alfabetización en salud (AES) como “las habilidades sociales y cognitivas que determinan el nivel de motivación y la capacidad de una persona para acceder a la información, entenderla y utilizarla de forma que le permita promover y mantener una buena salud“. Por este motivo, además de los conocimientos sanitarios básicos, la alfabetización es necesaria a la hora de cuidar de forma efectiva de nuestra propia salud y de optimizar los recursos sanitarios.

La alfabetización en salud incluye las habilidades de lectura y escritura necesarias para comprender la información de salud, sobre medicamentos y sobre los servicios de salud básicos necesarios para tomar decisiones de salud apropiadas. También es la capacidad de un individuo para completar formularios complejos, ubicar a los proveedores y servicios de salud disponibles, compartir el historial de salud y negociar la señalización en los centros de atención médica. La alfabetización en salud incluye habilidades de cálculo numérico para cosas como comprender los niveles de colesterol y azúcar en la sangre, medir medicamentos y comprender las etiquetas de nutrición.

La alfabetización sanitaria es en definitiva, la capacidad para obtener, leer, comprender y utilizar la información médica para tomar decisiones de salud adecuadas y seguir las instrucciones para un tratamiento. Esta perspectiva define la alfabetización en salud como la amplia gama de habilidades y competencias que desarrollan las personas durante su vida para buscar, comprender, evaluar y utilizar la información y los conceptos de salud para tomar decisiones informadas, reducir los riesgos sanitarios, y aumentar su calidad de vida.

¿Por qué es importante la alfabetización de la salud?

Como dice el libro “Alfabetización en salud. De la información a la acción”, solo pueden tomarse decisiones libremente a partir del conocimiento y la adquisición de destrezas. De esta manera, un ciudadano alfabetizado será el verdadero motor de cambio de los sistemas sanitarios: demandará una medicina de calidad, promoverá políticas saludables, utilizará los servicios de manera más eficiente, demandará una atención más ajustada a sus propias necesidades. En definitiva, el ciudadano formará parte de las propias organizaciones sanitarias y éstas formarán parte del entorno social de los ciudadanos. Esta transversalidad de la sanidad del futuro no supondrá una medicalización de la vida. Al contrario, será capaz de incluir las sensibilidades de los distintos grupos y las necesidades de los individuos, permitiéndoles la libertad de decidir sin tener que optar entre estar dentro o fuera del propio sistema. Para ello necesitamos alfabetizarnos, saber alfabetizar y permitir que esta tarea de frutos.

Sin una comprensión clara de la información sobre alfabetización en salud, es más probable que las personas se salten las pruebas médicas necesarias, renuncien a las medidas preventivas de salud y tengan tasas más altas de hospitalización y servicios de emergencia. Las personas con habilidades de alfabetización limitadas tienen más probabilidades de padecer enfermedades crónicas, como presión arterial alta, diabetes o asma, y tienen menos probabilidades de controlarlas de manera efectiva.

No se trata de un problema menor, pues está comprobado que la baja alfabetización sanitaria reduce el éxito del tratamiento y aumenta el riesgo de errores médicos. La baja alfabetización sanitaria afecta negativamente el resultado del tratamiento y a la seguridad de la prestación de servicios. Estos pacientes tienen un mayor riesgo de hospitalización y su estancia hospitalaria es más larga de media; además, tienen menos probabilidades de cumplir con el tratamiento, son más propensos a cometer errores con la medicación y están más enfermos cuando buscan atención médica.

La educación para la salud comprende las oportunidades de aprendizaje creadas conscientemente destinadas a mejorar la alfabetización sanitaria que incluye la mejora del conocimiento de la población y el desarrollo de habilidades personales que conduzcan a la mejora de la salud. Es un proceso educativo que tiene como finalidad responsabilizar a los ciudadanos en la defensa de la salud propia y colectiva. Es un instrumento de la promoción de salud y por tanto una función importante de los profesionales sanitarios, sociales y de la educación. Asimismo, la educación para la salud es una parte del proceso asistencial, incluyendo la prevención, el tratamiento y la rehabilitación.

Escenarios para la promoción y educación para la salud

La salud engloba y concierne todas y cada una de nuestras actividades como ciudadanos. La alfabetización en salud, al igual que ocurre con la alfabetización en general, cuenta con intervenciones y estrategias formales desde las escuela, las organizaciones sanitarias y las administraciones, en cuanto a las campañas de concienciación y de salud pública. Pero no solamente es este su ámbito. Los medios de comunicación, las empresas, las asociaciones y los propios ciudadanos en su entorno familiar, social o laboral son capaces de generar conocimientos y habilidades en salud.

Los escenarios o ámbitos de intervención identifican los lugares donde distintos grupos de población viven, conviven, acuden, se reúnen y/o trabajan puesto que, para actuar con eficacia, las intervenciones de promoción de salud se deben desarrollar e integrarse en los espacios de sociabilidad más habituales y cotidianos.

Según el Ministerio de Sanidad, Consumo y Bienestar Social, los escenarios más importantes son los servicios sanitarios (atención primaria y especializada, salud mental y otros) y sociales, el medio escolar (Centros de educación infantil, primaria y secundaria, de personas adultas, universidades y otros) y laboral y el ámbito social (entidades sociales, tejido asociativo…), y yo me pregunto, ¿es qué nadie piensa en estos espacios públicos llamados bibliotecas como un escenario más para la alfabetización en salud…?

Tipos de intervención en promoción y educación para la salud a nivel de la comunidad local

En el IV Congreso Nacional de Bibliotecas Públicas de 2008, mi compañera Mar Pastor y yo ya abordamos un tema parecido al de este post con la comunicación “Bibliotecas públicas. Sitios muy SALUDables”, y a la pregunta ¿Con qué cuenta la BP para responder en salud a sus usuarios? Esta fue nuestra respuesta: “Con una serie de recursos que la convierten en un importante centro de información y formación en salud: amplias y cómodas instalaciones, ordenadores, equilibradas y completas colecciones sobre temas relacionados con salud, medicina, etc., nuevas formas de organización de la colección, como los centro de interés para facilitar al usuario su uso y localización, servicios de información a la comunidad (SIC), actividades de formación y difusión en el área de la salud, página web, recursos virtuales y sobretodo, de profesionales que se encargan de que todo esto funcione”.

Además de estas intervenciones desde las bibliotecas que están ya desarrolladas en el artículo, quizá sea necesario hacer nuestras de forma habitual las que se citan a continuación:

  • Educación para la salud grupal y/o colectiva: intervenciones programadas dirigidas a un grupo homogéneo de usuarios con la finalidad de mejorar su competencia para abordar determinado problema o aspecto de salud. También se contemplan las intervenciones dirigidas a colectivos de la comunidad, desarrollando talleres, cursos o sesiones para aumentar su conciencia sobre los factores sociales, políticos y ambientales que influyen sobre la salud.
  • Ser capaz de trabajar en equipo para desarrollar iniciativas de promoción de salud y saber reconocer la complementariedad de la multiprofesionalidad y desarrollar capacidades de comunicación en relación con otros profesionales, en este caso de la salud de la comunidad con la que la biblioteca trabaja. Capacitarse para el trabajo intersectorial: compartir distintos lenguajes, espacios, organizaciones, puntos de vista distintos y complementarios en programas y planes de corresponsabilidad compartida.
  • Tener capacidad para diseñar estrategias de promoción de salud y buscar la implicación y la participación de los colectivos interesados, es decir de los profesionales sanitarios que son los que den las charlas o talleres y de los usuarios-asistentes a esas formaciones, lo que facilita el empoderamiento de los grupos y colectivos interesados.
  • Capacidad para programar intervenciones sostenibles y realistas al contexto social e institucional donde se desarrollan.
  • Poner a disposición de los usuarios información simplificada e ilustraciones, evitando la jerga médica y alentando  a los pacientes a hacer preguntas si no entienden algo, han mejorado los comportamientos de salud en las personas con bajo nivel formativo en salud. Elaboración y utilización de distintos instrumentos de información (folletos, carteles, murales, cómics, grabaciones, calendarios…) con información aparecida en los medios de comunicación (prensa, radio, TV, internet).

Algunos recursos y reflexiones finales

Es necesario ofrecer a nuestros usuarios desde nuestras web de una selección de recursos virtuales de acceso rápido, realizando una criba adecuada entre la gran cantidad información disponible. En el artículo “Bibliotecas públicas. Sitios muy SALUDables” ya ofrecimos una selección de recursos fiables y de buenas prácticas, pero como digo eso fue en el año 2008. Revisarlos y actualizarlos sería tema de otro post…

Mientras eso llega (o no…) os recuerdo que la National Network of Libraries of Medicine (NNLM) and The American Library Association (ALA) se asociaron para la campaña de concienciación pública “Libraries Transform” y crearon un juego de herramientas gratuito para ayudar a los profesionales bibliotecarios a crear conciencia sobre cómo las bibliotecas proporcionan información de salud confiable a sus comunidades. Ofrece a los profesionales de las bibliotecas con herramientas personalizables para aumentar la conciencia de cómo las bibliotecas apoyan la educación en salud en sus comunidades. El kit de herramientas proporciona mensajes clave, ideas de programas y materiales de marketing descargables, incluidas plantillas de marcadores y gráficos de redes sociales, para que las bibliotecas los utilicen para promover la alfabetización en salud en octubre y durante todo el año. La amplia gama de temas de educación sobre la salud que se cubren incluye nutrición, envejecimiento y enfermedades crónicas. El kit de herramientas del Mes de la Alfabetización de la Salud de NNLM y ALA está disponible ahora en el sitio web Transformación de Bibliotecas.

Nuestra salud dependerá finalmente de nuestra implicación individual y colectiva, de nuestra situación familiar y cultural, así como de nuestra disponibilidad de recursos; además del nivel institucional que asegura la salud pública de la comunidad.

Los medios de comunicación, las redes sociales y las bibliotecas deben cumplir un papel determinante en este sentido, porque esto posibilita un cambio de concepto de la comunicación existente entre los profesionales de la salud y la población. Mediante la información, la formación y la interacción directa, se promueve que las personas obtengan los conocimientos que faciliten la toma de decisiones sobre su propia salud, de manera que se crea una medicina proactiva (y no reactiva como hasta ahora) donde el propio individuo tiene un papel vital en las estrategias de promoción de su salud y en la prevención de enfermedades.

En general, aún falta mucho por recorrer en el camino de la alfabetización en salud y en particular, ¿vamos las bibliotecas por el buen camino para ello?

Felicidad Campal

Codirectora en BiblogTecarios Bibliotecaria que apuesta por el poder formativo, social, integrador e igualador de las bibliotecas. Eterna aprendiz y en fase beta en constante renovación. Coordiné desde su creación en el 2001 el Grupo de Trabajo de Alfabetización Informacional, hasta su reconversión en el 2017 en el Grupo de Trabajo “Banco de recursos ALFIN/AMI” del CCBiblio.

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