Jornada bibliotecaria de La Palma Escuela de Cultura

Al fin, el pasado 16 de septiembre, pudo celebrarse en La Palma la jornada formativa sobre bibliotecas organizada por ‘La Palma Escuela de Cultura’, que desarrolla la Consejería de Cultura y Patrimonio del Cabildo de La Palma con la colaboración del Instituto Canario de Desarrollo Cultural, y que se tuvo que suspender el año pasado tres días antes de comenzar, por la explosión del volcán. No, las cosas no están como estuvieron, porque eso ya no será posible y no tampoco están como se desearía, pero poco a poco “La isla bonita” va retomando su actividad y con ella el desarrollo de esta jornada, currada y trabajada intensamente por su organizador, el músico convertido en gestor de proyectos Javier Afonso, a quién agradecemos que le diera la forma y cuyo contenido íntegro está accesibles para la gente que se inscribió en la jornada, el resto, se va a tener que conformar con el resumen que ofrezco en este post, que voy a empezar por el final…

El último en intervenir fue Fernando Juárez (@ferjur) con su ponencia “¿Bibliotecari@s en la sala?, ¿hablamos de (nuestras) bibliotecas?”. Comenzaba preguntón el de Muskiz y reconociéndose como el primer beneficiario de Biblioteca Municipal , eso sí, sin mencionarla, por una “exigencia” de Ariel Brito (@ariel_brito) bibliotecario en la Red de Bibliotecas Públicas Municipales del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y  presidente de la Asociación de Bibliotecarios/as y Documentalistas de Canarias (ByD Canarias) y colaborador en esta jornada.

Insiste Fernando en que nunca ha sabido qué hacer en una biblioteca, a pesar de llevar “taitantos” años en la profesión, y digo yo que menos mal que nunca lo ha sabido, porque eso le ha llevado a explorar nuevos caminos y a seguir haciéndose preguntas tan básicas como ¿qué es ser bibliotecario?, ¿qué es una biblioteca pública?, ¿qué define/caracteriza una biblioteca? Más allá del silencio, que en su biblioteca “es un servicio que esta biblioteca ofrece pero no garantiza». Las conversaciones de café pueden ser muy fructíferas a la hora de encontrar respuestas a estas aparentes sencillas preguntas, pero también recordó las definiciones que en torno a ellas aportan José Pablo Gallo cuando habla de la “Esencia bibliotecaria = Bibliotecidad: instituciones centradas en la transmisión y  creación  del  conocimiento  para  contribuir  a  la  misión educativa, cultural y social.” O la de Evelio Martínez, ya comentada por él mismo en Biblogtecarios, para quién “Una biblioteca es una institución conformada por el culturalismo, la intermediación del conocimiento y la noción de bien común. Esas tres fuerzas pueden expresarse mediante algunos mecanismos (formación de una colección organizada y fiable de documentos, prescripción cultural activa, creación de proyectos que refuerzan el bien común en sus diferentes vertientes,…). Sólo cuando esos mecanismos dejan de llevarse a cabo las fuerzas de cohesión se debilitan, y las bibliotecas comienzan a convertirse en otra cosa.”

Para Fernando, y me atrevo a añadir que para toda la profesión, parece claro que las “guerras, pandemias, crisis energéticas, incertidumbres, desafíos existenciales… y volcanes y recortes presupuestarios, son una invitación a replantear tareas y a definir nuevas formas de trabajo, Nos lleva a la revalorización de la pantalla como espacio a habitar para atender a una sociedad atemorizada, para hacer frente a la desinformación, discriminación, incertidumbre colectiva, pobreza, muerte, desorientación, interrupción, desigualdad (género, edad, clase…), y soledad. Nos obliga a desarrollar la creatividad para encontrar recursos y oportunidades para ejercerlos: frente a la falta de apoyo y presupuesto…buscar alianzas, inventar posibilidades… para gestionar la subsistencia”

Terminó como empezó, preguntando ¿siguen siendo las bibliotecas apuestas de futuro?, y respondiendo que “Las bibliotecas son espacios que cumplen diversas funciones sociales, no siempre consideradas desde el discurso bibliotecario…aunque (creo) sí en el día a día de l@s presentes en esta sala” y que  “La transformación de los hábitos tecnológicos para la comunicación y acceso a la información potencia nuevas funciones y nos hace repensar los espacios públicos.  Los proyectos bibliotecarios replantean tanto el espacio interior como sus vínculos con el entorno.Los profesionales no somos ajenos a esas transformaciones.” Tal y como ha quedado claro en el nuevo “Manifiesto Biblioteca pública IFLA-Unesco 2022”.

La penúltima intervención fue la del “cartagenero moreno” Alberto Soler (@albertosoler), explicando con una rapidez y capacidad de síntesis maravillosa, la historia de los 15 años y sobre todo, la esencia del Premio Mandarache: jóvenes lectores de Cartagena (15-30 años y del Premio Hache de Literatura Juvenil (12-14 años), dos proyectos de los que es coordinador, alma y timonel.

Empezó poniendo deberes, con dos referencias para poder entenderlo y contextualizarlo: el libro “La nostalgia del vacío. La lectura como espacio de pertenencia en los adolescentes” de Freddy Gonçalves da Silva y el documental “El año del descubrimiento” dirigido por Luis López Carrasco. 

El modelo Mandarache en la educación lectora lo resume Alberto en estas cuatro características, que así enunciadas parecen fáciles, pero que todos sabemos que entrañan muchas dificultades en la práctica (en ocasiones demasiadas…): Leer es aprender a leer; La lectura como práctica cultural; Apostar por la diversidad de géneros y colocar a la población en el centro de la toma de decisiones: el Grupo Promotor, que es la figura clave del Proyecto Mandarache.

Compuesto por una asamblea de personas relacionadas con el mundo del libro y la educación, el Grupo Promotor es el órgano de toma de decisiones del Proyecto Mandarache. Con más de cuarenta miembros que participan de forma voluntaria, el Grupo Promotor convoca anualmente un mínimo de diez reuniones con el fin de definir los perfiles de la campaña y actuando además como comité de selección de los libros finalistas del Premio Mandarache y del Premio Hache en cada edición. Este grupo de personas que se sienten comprometidas con los objetivos del Proyecto Mandarache está compuesto por profesorado de secundaria de distintas disciplinas, personal de las bibliotecas municipales, bibliotecas escolares, bibliotecas universitarias, profesionales de las librerías y de la animación a la lectura, personal técnico de Juventud y padres y madres de estudiantes. Son personas que colaboran de forma voluntaria representando a las entidades a las que pertenecen y desempeñan un papel protagonista en la dirección del proyecto.

Si lo que justificara su trabajo fueran las cifras, estas son elocuentes y hablan por si solas: de los 119 comités de lectura, 714 jóvenes y 6 institutos de la edición 0 de 2005, se ha pasado a 6.051 inscripciones, 957 comités de lectura, 30 institutos, 12 liceos de Colombia y Chile, 3 universidades, 9 bibliotecas, 16 clubes de lectura, 2 centros interculturales del menor, 20 personas jóvenes voluntarias, 80 docentes, 1 universidad de mayores, 1 universidad popular, 1 centro de educación de adultos, 1 universidad de mayores en 2020.

Alberto nos habló de otras de las iniciativas que conforman el proyecto como la “Libreta Mandarache”, un taller de creación literaria y escritura dirigido a jóvenes de entre 15 y 30 años que hayan participado anteriormente en los Premios Mandarache y Hache.

Nos habló también de “Orillas Mandarache”, una iniciativa piloto que pretende internacionalizar paulatinamente el Proyecto Mandarache de Educación Lectora, invitando a jóvenes estudiantes de otras Cartagenas del mundo a leer y votar junto a los miles de lectores que participan en el programa de Cartagena en España. Cuenta con la colaboración de la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) y Acción Cultural Española (AC/E).

Nos habló del encuentro de con los Premios Mandarache 2022, de la entrega de los Premios, de la Radio Mandarache, nos habló de los Clubes de Lectura para adultos, porque si eres mayor de 30 años, también puedes leer las obras finalistas del Premio Mandarache (aunque no votar el premio) y conocer a sus autores y autoras cuando visiten Cartagena en los encuentros que organizan.

Y como el excelente gestor cultural que es, nos habló, como no podía ser de otra manera, porque no hay evolución sin evaluación,  del Estudio de impacto de los Premios Mandarache y Hache elaborado por otro de sus indudables referentes de la gestión cultural, el consultor experto David Roselló Cerezuela, director de Nexe Cultural SL, quién ya había impartido un taller en la Escuela de Cultura de la Palma.

Sí colegas, de todo esto nos habló con una velocidad de vértigo, en apenas 45 minutitos, menos mal que llegábamos con la cafeína puesta, después del descanso.

La intervención de antes del café, que es lo que marca los tiempos de estos eventos, fue la de “Don” Pedro Quílez (@Pedro_Qz_) , a quién por cierto, por fin pude desvirtualizar y conocer en persona. Sabía de su afinado sentido del humor y de su acertado conocimiento de la planificación de la gestión cultural, por sus publicaciones lo conoceréis, pero me dejó absolutamente impresionada con su ponencia ‘Una joven consigue trabajo. Pensar la biblioteca’. Con tan solo 4 diapositivas, que se podría resumir en una, pero con mucho talento nos invitó a repensar la biblioteca, centrando la charla en Ana, la historia de una joven que tiene un objetivo: conseguir trabajo en Alemania en una empresa eléctrica. Todo parece bonito y fácil, pero no lo es tanto cuando esa misión no está exenta de obstáculos y dificultades… En este DAFO, vemos que el entorno rural en el que vive no lo pone fácil, tampoco la familia de clase media, con una economía a veces inestable, en la que ha nacido, pero sus competencias, su capacidad de trabajo y el apoyo de su familia se convierten en sus fortalezas para poder conseguir su objetivo, no como ingeniera, que era su sueño, sino después de haber cursado una FP. Se trata de tener una visión realista de lo que somos y de lo que queremos ser y de gestionar bien todos los recursos que tenemos a nuestro alcance, no los que nos gustaría tener, sino los que realmente tenemos para conseguir nuestros objetivos, que han de ser SMART, inteligentes y elegantes, específicos u operativos, realistas, medibles y posibles en un tiempo determinado. Todo este lenguaje de la planificación que a priori nos parece tan farragoso y difícil de aplicar en nuestras bibliotecas, lo hacemos casi sin darnos cuenta en nuestro día a día, ¿por qué no lo aplicamos en la gestión de las bibliotecas?.

Y terminamos por el principio, porque a veces es necesario darle la vuelta a las cosas y por aquello de evitar lo que decíamos en nuestra infancia de “el burro delante pa’que no se espante…”. Eso, que empezó la que, como veis, fue una intensa jornada, con la intervención de las “biblogtecarias”, el tandem Ana Ordás (@aordas) y Felicidad Campal (@fcampal), y ahora si que cumplimos lo que decía Umbral, que con nuestra ponencia “Competencias mediáticas e informacionales: Juego y aprendo» fuimos a hablar de nuestro libro, de idéntico título.

Y como a jugar se aprende jugando, Ana nos puso a jugar para ponernos en situación, después con esta definición de juego de Johan Huizinga (1872-1945) en «Homo ludens» “el juego constituye una función humana tan esencial como la reflexión y el trabajo. La génesis y el desarrollo de la cultura poseen un carácter lúdico”, explicó el fenómeno cultural y la función social del juego.

Para poder entender el juego es necesario conocer los elementos que lo componen, las mecánicas por las que se rigen según Pepe Pedraz y las dinámicas según Amy Jo Kim, que son explorar, competir, crear y colaborar, y todo esto, también nos lo contó.

Nos aclaró lo que es jugar, lo que es gamificar “una actividad cotidiana para motivar un comportamiento a medio/largo plazo” y lo que es ABJ o Aprendizaje Basado en Juegos, es decir, una estrategia que utiliza los juegos como vehículos para el aprendizaje. Juegos que ya existen en la industria del ocio que podemos adaptar a nuestros intereses formativos o los denominados “juegos serios”, que son aquellos diseñados con un objetivo de aprendizaje concreto.

Partiendo de la idea del ABJ, en la que el juego es una estrategia que utiliza los juegos para aprender, viene mi parte, la de aplicar os juegos para aprender a manejar la información, para ALFIN. Siendo una estrategia más, quiere decir que todo esto ha de ser un proceso planificado, con sus objetivos, su desarrollo y su evaluación, que nos aleje del hacer por hacer.

Siempre me gusta empezar contextualizando el tema bajo la pregunta “¿De qué hablo cuando hablo de?” y así hago un repaso rápido de las definiciones de el concepto de “Alfabetización” de la Unesco en 1978, que sigue estando vigente pero que se ha quedado corta, ya que en una sociedad infoxicada, no basta con saber leer y escribir. Así pasamos a la definición de ALFIN que CILIP actualizó en 2018, definición que saca el desarrollo de esta competencia de las aulas, tema que se trata en el documento “Integración de las competencias ALFIN/AMI en el sistema educativo” y lo recoloca en el día a día de la ciudadanía, espacio en el que necesariamente tienen que estar las bibliotecas públicas. En esta línea está la definición de AMI de la UNESCO y desde luego, el documento que es la base del desarrollo de esta competencia tanto en el ámbito educativo básico como en la red de bibliotecas universitarias, REBIUN, que toman como referencia el documento DIGCOMP, cuya versión 2.2 de 2022, establece 4 niveles iniciales de competencia, 5 dimensiones diferentes y ofrece ejemplos de conocimientos, habilidades y actitudes aplicables a cada una de las 5 áreas de competencia: 1: Información y alfabetización digital; 2: Comunicación y colaboración online; 3: Creación de contenidos digitales; 4: Seguridad en la red y resolución de problemas.

Aclarados estos conceptos básicos volvemos a unirlos para buscar juegos, dinámicas y mecánicas que nos ayuden en la adquisición de competencias informacionales divididas 4 bloques: Acceso, uso y preservación de la información; Noticias, medios y publicidad; Ética y conducta y para el manejo de la biblioteca… Y a partir de aquí tendrás que leerte nuestro libro o invitarnos a dar una charla o taller, jejeje (repito, vinimos a hablar de nuestro libro)…

Acabamos con un turno de preguntas e intercambio de ideas, opiniones y experiencias que siempre nos enriquecen y que siempre echamos en falta conocer más. Todos los que fuimos a hablar, creemos sin embargo que lo más interesante, no es lo que nosotros os contemos, sino lo que vosotros tenéis que contarnos a nosotros… Por ello os ofrecemos este espacio, este blog cooperativo, Biblogtecarios es vuestro y es para vosotros y vuestras realidades y vuestras experiencias nos interesan, “Preséntame tu biblioteca” como ya os solicitó hace unos días la compañera Inma Herrero. Para ello hemos creado una cuenta de correo electrónico para recibir las aportaciones (amorbbtbiblogtecarios@gmail.com) y dependiendo de las respuestas organizaremos cómo compartirlas. Esperamos emocionadas…

Felicidad Campal

Codirectora en BiblogTecarios Bibliotecaria que apuesta por el poder formativo, social, integrador e igualador de las bibliotecas. Eterna aprendiz y en fase beta en constante renovación. Coordiné desde su creación en el 2001 el Grupo de Trabajo de Alfabetización Informacional, hasta su reconversión en el 2017 en el Grupo de Trabajo “Banco de recursos ALFIN/AMI” del CCBiblio.

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