Algunas reflexiones
Me gustaría empezar este post con una pregunta, bueno con tres: ¿qué es lo qué os ha salvado de la locura, de la obsesión y del miedo durante todos estos meses?, ¿después de teletrabajar, cocinar con levadura y hacer vuestra sesión de ejercicio físico, qué hacíais? y ya para terminar, ¿podéis imaginar un mundo sin música, sin cine, sin teatro, sin lectura, en definitiva, sin cultura?.
Ana Abelenda en su artículo nos plantea alguna más: ¿es la cultura un bien de primera necesidad?, ¿podemos sostenernos sin víveres para la curiosidad y el alma?, ¿qué haríamos en este confinamiento sin elementos culturales?, ¿resistiríamos un apagón prolongado en el vecindario alternativo que crean los artistas transformando la realidad? Y va más allá, planteando lo que hasta hace unos meses podía ser una situación en la que la realidad ha dejado pequeña a la más apocalíptica de las situaciones: imagina, pero sin medios para imaginar, imagina un día, dos, tres, cinco semanas, tres o cuatro meses sin libros, sin música, sin redes para el disfrute o la reflexión online, sin esa serie, sin opciones en streaming para llenar, aliviar, abstraerse o «abrazarse» a otros en el gusto por un libro, una canción, una conversación alejada de la polarización ambiental. Eloy Tizón considera que «A la cultura hay que darle el lugar que merece. No es lo primero, pero es un sector que merece ser tratado con dignidad, con respeto y con delicadeza», «Descubriste que la literatura era un cataclismo llevadero. Y estaba siempre a mano. Gracias a ella pasaste de ser un herido grave a ser un herido leve», dice el escritor, añadiendo que, a diferencia de lo que ocurre con la política, la cultura y el arte nos procuran un lugar donde encontrarnos «desde lo mejor que tenemos».
Lucina Jiménez, considera que mientras los hospitales avanzaron y avanzan en su reconversión para atender las etapas más críticas del COVID-19, los sectores culturales de países y ciudades hacen su reingeniería hacia la virtualidad. Aprovechan contenidos, producen, convocan, comunican. Bibliotecas digitales están al alcance, para quienes tienen un teléfono inteligente o una computadora en casa. Empresas globales abrieron sus portales de manera gratuita por determinado tiempo. Recorridos virtuales de museos, conciertos colectivos o individuales, conferencias live, talleres, lecturas y muchos otros formatos son las ventanas de acceso al mundo. Las plataformas tecnológicas aparecieron como los nuevos escenarios donde la cifra de audiencia tiene un sentido totalmente diferente. Muchos creadores abrieron o ampliaron sus canales en sentido colectivo digitalmente. Hay nuevas composiciones, clases, videopoemas, video conciertos. Emotivas experiencias artísticas se han compartido miles de veces en muchos lugares del mundo. Si hoy la cultura y las artes son un recurso básico de conexión con el mundo, sería deseable su revaloración como sector estratégico y se fortalezca una visión de derechos culturales en un sentido de bienestar.
Pero sigue siendo necesaria la presencialidad segura… Sin cultura no hay vida, esta es una certeza tan importante que, ante circunstancias difíciles con la pandemia provocada por la COVID-19, los escenarios para la presentación de artistas y espectáculos cambian de sitios, porque nada ni nadie puede impedir que crezca la creatividad y la libertad de expresión. Los artistas de todas las manifestaciones han interiorizado durante todo este tiempo esta urgencia de avivar el alma, y han respondido con derroche de talento, actitud creadora e ingeniosidad para cultivar una cultura sanadora que acompañe al pueblo en instantes de tensión para hacerlo pensar, reflexionar y asumir una postura de crecimiento personal ante las dificultades. La cultura es una parte vital de la solución, la cultura siempre nos ha salvado en el pasado y esta vez no será diferente. En estos malos tiempos es el momento de quienes tienen o tenemos la capacidad de convencer de que un giro hacia los valores que promueve la cultura también puede estar en la salida y recuperación. La cultura en tiempos de crisis está ahí para reconfortar, este tsunami cultural está para formar, instruir, distraer, y para llevarnos a otros planos del entendimiento. Tiene una dimensión sanadora. Es una fuerza muy grande. Parece que la cultura es un adorno superfluo y no; estos días de ausencia se ve su músculo, su fuerza y su potencia. Además la cultura no es solo necesaria, salvadora y sanadora, sino que es segura y ejemplar…
Algunas evidencias
Por si alguien aún no se ha enterado o ya no lo recuerda, en el mes de marzo, una gran mayoría de países cerraron sus sitios del Patrimonio Mundial e instituciones culturales y han cancelado festivales tradicionales y una amplia gama de otros eventos eventos, lo que afecta la vida cultural de las comunidades y siguiendo el efecto dominó, a los ingresos de los profesionales creativos, cuyo trabajo suele ser estacional.
En abril, más de 130 ministros se reunieron para pedir apoyo al sector de la cultura en la respuesta a la crisis del COVID-19. La UNESCO tiene la plena intención de desempeñar su papel en este proceso, como ha comunicado Audrey Azoulay, Directora General de la UNESCO. Los ministros destacaron los beneficios sociales y económicos del sector de la cultura en sus países y coincidieron en la urgente necesidad de invertir en el sector durante y después de la crisis. Las restricciones de movilidad y las medidas de contención que los gobiernos se han visto obligados a adoptar debido a la pandemia han frenado drásticamente el acceso a la cultura a corto plazo y, si no se toman medidas, podrían debilitar todo el ecosistema cultural para las generaciones venideras.
De hecho, los Ministros han señalado en repetidas ocasiones que los artistas y los profesionales creativos han estado entre los más afectados en esta crisis debido a la fragilidad del sector, muchos de los cuales son autónomos, empleados en pequeñas y medianas empresas y, en algunos casos, trabajan en el sector informal. Durante la reunión, muchos ministros destacaron que el colapso de la vida y la producción cultural estaba teniendo un impacto nefasto en el sector turístico, que en algunos países corresponde a más de la mitad de la actividad económica del país. Los sectores cultural y creativo se encuentran entre los más afectados por la crisis pandémica. Según estimaciones preliminares de Eurostat , la crisis del COVID-19 puede afectar a unos 7,3 millones de empleos culturales y creativos en la UE. Más del 30% de las personas afectadas son autónomos y carecen de una protección social adecuada.
Este grupo de ministros rindió homenaje a sus artistas nacionales y a todos los trabajadores del sector cultural, incluidos los administradores de sitios patrimoniales, por su talento y su papel para garantizar el acceso a la cultura en estos tiempos de confinamiento, así como su compromiso de concienciar sobre la pandemia a través de sus actividades. Gracias a las plataformas en línea, se ha asegurado el acceso a la cultura en muchas partes del mundo, incluso a través de museos, galerías y bibliotecas virtuales. Innumerables músicos, bailarines, artistas visuales y escritores han hecho accesibles sus obras en línea. Muchas de estas iniciativas también garantizan la continuidad de las actividades de educación artística. Sin embargo, la cultura no solo se difunde a través de plataformas digitales, ya que muchas partes del mundo no cuentan con la infraestructura adecuada.
Para abordar el hecho de que el sector cultural ha sido uno de los primeros afectados por esta crisis y, sin embargo, a menudo el último en recibir apoyo presupuestario, muchos ministros destacaron los paquetes de financiación de emergencia que han puesto en marcha en sus países para salvaguardar el medio de vida de artistas, artesanos y profesionales creativos a corto plazo. Algunos de estos incluyen el encargo de nuevas obras, a menudo adaptadas a la nueva realidad del entorno digital, para proporcionar ingresos continuos para las personas y acceso a la cultura para la sociedad en su conjunto.
Si bien los países se encuentran en diferentes etapas de la pandemia de COVID-19, muchos ya han comenzado a realizar evaluaciones de impacto para abordar no solo el impacto a corto plazo, sino también para diseñar estrategias a largo plazo. Para un gran número de gobiernos, la expansión de las tecnologías digitales será una parte importante de la estrategia. Sin embargo, como señalaron muchos Ministros, la cultura también es una experiencia colectiva de nuestra humanidad compartida y será importante revitalizar el contacto humano cuando sea seguro hacerlo.
El Subdirector General de Cultura de la UNESCO, Ernesto Ottone R. recordó que “no puede haber futuro sin cultura” y que “es a través de la cultura que forjaremos nuestra resiliencia colectiva y es la cultura la que nos acercará más ”.
Algunas ideas “glocales”
Corren muy malos tiempos para la lírica y ya llevamos demasiados meses con esta situación, pero necesitamos cultura, es necesario evaluar el impacto de la crisis y lanzar una reflexión conjunta e iniciativas coordinadas tanto a nivel global, como hemos visto en el caso de los ministros, como fundamentalmente a nivel más cercano, el regional y el local. Esta crisis mundial demuestra la necesidad de multiplicar exponencialmente la colaboración de todos los gobiernos, tal como evidencia nuestra interdependencia. En estos tiempos difíciles, tenemos que promover, más que nunca, los derechos culturales de todas las personas, y actuar juntas para que estos derechos sean protegidos, promovidos, garantizados y cumplidos.
Piensa globlamente…
Para abordar el profundo impacto que tendrá la pandemia de COVID-19 en el sector de la cultura, la UNESCO ha lanzado un semanario “Cultura y COVID-19: Rastreador de impacto y respuesta” para brindar una descripción general de la situación en rápida evolución. Explora tanto el impacto inmediato de la crisis sanitaria como ejemplos de cómo los países de todo el mundo se están adaptando a la situación. Esta es una de las varias iniciativas de la Organización para responder al impacto de la pandemia en el sector cultural en todo el mundo.
Durante la crisis, en el confinamiento, en lugar del distanciamiento social debemos practicar el distanciamiento físico y la solidaridad social. Aprovechemos también el momento para detenernos y reflexionar, como nuestrxs amigxs de Culture Action Europe han sugerido.
La movilización cultural de las ciudades y los gobiernos locales en la crisis del COVID-19 sigue más activa que nunca en la Agenda 21.
En una declaración conjunta , la European Cultural Foundation y Culture Action Europe instan al Parlamento Europeo, a la Comisión Europea y a los Estados miembros a reconocer a los sectores culturales y creativos como parte integral del plan de recuperación económica, social y medioambiental para Europa dentro del próximo Multi- marco financiero anual (MFP 2021-2017) y apoyar al sector cultural y creativo con al menos el 7% del Fondo de Recuperación durante los primeros años de programación. Además, ambas organizaciones abogan por la integración de la cultura en el MFP y por garantizar que el próximo programa Europa Creativa se refuerce con una dotación financiera duplicada. Dado que Europa Creativa no cubre todas las necesidades del sector, recordamos el compromiso del 1% para la cultura en todo el MFP.
…Actúa localmente
Aficionados y trabajadores de la industria de la cultura alzan la voz para pedir que no se mire hacia el otro lado en este sector. Una campaña en redes sociales con el #culturasegura pretende impedir que decenas de cines y teatros echen el cierre tras la pandemia. Aseguran que estos espacios son seguros frente al COVID porque pueden garantizar todas las medidas de seguridad necesarias frente al virus. Piden ayuda para que no se estigmatice el mundo de la cultura y no se les vea como un punto de contagio. Quizá haya que pasar de las «tres C»: espacios cerrados, lugares concurridos y contactos cercanos a las 3 M: manos que hay que lavar, mascarilla, 1,5 metros de distancia», sin olvidar la responsabilidad individual, pero desde luego, la respuesta no es la anulación total de nuestra actividad cultural.
La Unión de Asociaciones Empresariales de la Industria Cultural Española: A.R.T.E., FAETEDA, FEDICINE, FECE y APM representa al tejido empresarial de los sectores de las artes escénicas, el cine y la música. Una industria que como todas las del país está sufriendo las consecuencias de esta desgraciada epidemia que ha tocado vivir. Y que arrastra desde hace muchos años una crisis, de la que ha ido consiguiendo sobrevivir a base de reinventarse a sí misma. Pero como todo, la reinvención tiene un límite, y ahora mismo la continuidad sin ayuda es poco menos que imposible. Pero por difícil que sea el contexto, la cultura de un país es vital, tanto como el oxígeno para seguir adelante.
Al menos sobre el papel, no cabe duda. La cultura es un elemento vital para un país. Un indicador esencial de la sociedad, de su nivel social, del desarrollo y calidad de su sistema. El nivel de la sociedad moderna actual corresponde directamente con el de su industria cultural. Pero para que la cultura siga adelante, y continúe siendo ese bastión imprescindible de nuestra sociedad, se necesitan urgentes medidas específicas, que ayuden y contribuyan a mantener el tejido empresarial y que una vez superada la crisis sanitaria, se pueda volver a crear, fomentar y disfrutar de nuestra cultura, como identidad y valor indispensable de nuestro país.
Algunos retos
Para Lucina Jiménez los retos son grandes y es necesario repensar las prioridades, además de la perspectiva económica. La crisis que ocasiona el cierre de centros artísticos y culturales, museos, galerías, teatros y otras infraestructuras, renuevan la urgencia de replantear el sector desde su sostenibilidad, no sólo como campo de gasto corriente. Las medidas de emergencia de las instancias culturales gubernamentales aparecen, acordes a las circunstancias de cada país o ciudad. Las soluciones estratégicas suponen cambios estructurales a los sistemas culturales y su perspectiva de inversión sostenible. La reducción de la vida económica, traerá también lentitud en la recuperación de la vida cultural y la producción artística. Habrá que pensar rápido como frenar la descapitalización del sector y fortalecer la colaboración. “Vamos a vivir, dice, una reconversión global de las maneras de producir, de exhibir y de disfrutar el arte y la cultura. Si la economía de la cultura a nivel global adquiere un ritmo menos frenético, no sólo por la vulnerabilidad de cada sector cultural, sino porque la globalización implicará nuevos pactos, las políticas culturales de los países y de las ciudades habrán de encontrar sus propias maneras de rediseñarse. Intentemos no regresar a una “normalidad” que hacía aguas por todas partes, y luchemos con renovada consciencia para que sea reemplazada por una visión de derechos culturales en un sentido de bienestar.”
Aparecerán nuevas obras de teatro, libros, música, bailes, juegos… Habrá que inventar nuevos rituales y festivales para celebrar la vida humana, ¿estamos preparados y trabajando para ello, nos dejan? ¿En qué mundo queremos vivir una vez superada la crisis? ¿Estamos listos para repensar nuestras aspiraciones colectivas e individuales en relación con nuestras comunidades y nuestros bienes comunes? ¿Qué pueden hacer las bibliotecas para contribuir al mantenimiento de la industria cultural, más allá de seguir programando con las medidas sanitarias y de seguridad necesarias?. En lugar de volver a los negocios como de costumbre, ¿tendremos todos el valor de implementar cambios sistémicos drásticos? Si lo logramos, saldremos de esta crisis más unidos y desde luego más nutridos culturalmente hablando…