No es la primera vez que en este blog hemos hablado de la batalla “campal” que contra las bibliotecas emprendían algunas grandes empresas como Amazon o Starbucks o alguien en su nombre, como aquel desafortunado (y desaparecido) artículo de Panos Mourdoukoutas, un profesor de Economía en LIU Post (New York), que proponía en Forbes que se cerraran todas las bibliotecas públicas para ahorrar dinero a los contribuyentes ya que las bibliotecas habían dejado de ser esos «terceros lugares» que proporcionan a los residentes un lugar cómodo para leer, navegar por la web, conocer a sus amigos y asociados y disfrutar de una gran bebida…
Por ello, quiero acabar mi «triduo» de post en favor de las bibliotecas y la lectura con una nueva reseña (y digo triduo porque esta defensa, muchas veces es cuestión de fe…). Después de Librerías (Anagrama, 2013), este mes de septiembre, Jorge Carrión acaba de publicar Contra Amazon (Galaxia Gutenberg, 2019), que reúne más viajes, algunas entrevistas, profundas reflexiones sobre la lectura y sobre el pensamiento crítico de la ciudadanía para un consumo ético y para controlar el ritmo de la transformación digital. Este nuevo libro se asoma al futuro de las bibliotecas, de las librerías y de la lectura, un futuro construido en muchas ocasiones con impresionantes historias y peregrinaciones al pasado.
El libro
El libro surge del exitoso «Contra Amazon. Siete razones / Un manifiesto» publicado originalmente en la revista Jot Down Magazine (en abril de 2017) y con el que empieza el libro.
Empecemos con la propia reseña que Amazon hace de este libro, poniendo de manifiesto la idea de Carrión de que Amazon no es una librería, sino un hipermercado. En sus almacenes los libros están colocados al lado de las tostadoras, los juguetes o los monopatines. En sus nuevas librerías físicas los libros están colocados de frente, porque solo exhiben los cinco mil más vendidos y valorados por sus clientes, muy lejos de la cantidad y del riesgo que caracterizan a las auténticas librerías. Ahora se plantea repetir la misma operación con pequeños supermercados. Para Amazon no hay diferencia entre la institución cultural y el establecimiento alimenticio y comercial.
“Las bibliotecas y las librerías -reales o de ficción, recorridas o leídas- son escenarios fundamentales de nuestra educación sentimental e intelectual. En este libro de crónicas que ensayan y de ensayos narrativos, Jorge Carrión viaja a las innovadoras bibliotecas y librerías de Seúl; investiga en Nápoles y en Capri la historia de la mítica casa de Curzio Malaparte; entrevista a libreros y a escritores de Miami; conversa sobre libros y ciudades con Alberto Manguel, Iain Sinclair, Luigi Amara o Han Kang; interpreta las bibliotecas de Don Quijote y del Capitán Nemo, y rinde homenaje a algunas de las librerías y de las bibliotecas más fascinantes del mundo -y de su propia vida. Mientras Amazon sigue conquistando espacios físicos y virtuales, Carrión defiende la figura del librero y la librería de autor, al tiempo que nos invita a viajar y -sobre todo- a leer con espíritu crítico”.
Las razones
Aquí voy a reproducir solo las siete razones para apoyar las bibliotecas y las librerías:
I: Porque no quiero ser cómplice de la expropiación simbólica.
II: Porque todos somos cíborgs, pero no robots.
III. Porque rechazo la hipocresía.
IV: Porque no quiero ser cómplice del neoimperio.
V: Porque no quiero que me espíen mientras leo.
VI: Porque defiendo la lentitud acelerada, la relativa proximidad.
VII. Porque no soy ingenuo.
A estas razones le siguen diecisiete textos (unos menos largos, otros verdaderos ensayos literarios de profundo calado) que sirven, como el propio autor escribe, para entender que “la realidad no existe si no la precede el lenguaje. Y el viaje no tiene sentido si no encuentra sus palabras”. Textos de no ficción (aunque también aparecen bibliotecas imaginadas, en el ensayo “Bibliotecas de ficción”) que, como es habitual en la obra del escritor catalán, despiertan conexiones, complicidades, asociaciones y, finalmente te conducen a espacios inesperados. Los libros, las librerías, las bibliotecas, los libreros, como emblemas, símbolos, pero también como espacios de orden o laberintos, como puertas hacia lo desconocido o lugares de reposo. Bibliotecas y las librerías como escenarios fundamentales de nuestro aprendizaje intelectual y no en pocos casos, sentimental…
Las opiniones
El libro de manera global trata de defender las librerías, las bibliotecas y la lectura desde distintos aspectos. Yo he seleccionado algunos de esos aspectos, por ejemplo destaco la idea de los espacios… espacios para la literatura, espacios de encuentro y lugares de paz y, en última instancia, espacios de refugio para los lectores que aman los libros. “Habría que tomar una decisión de apoyo firme al comercio de cercanía para garantizar la supervivencia de la cultura”, dice en una entrevista que le hace Peio H. Riaño, al autor de Librerías, que propone levantar el pie del acelerador y recordar que somos cuerpo, que los espacios más adecuados para el diálogo son los bares, los centros culturales, las bibliotecas y la prensa. Piensa que es tan importante no ser reaccionarios como conservar y aumentar la inversión pública en estas “estructuras físicas esenciales para las ciudades y la democracia”. Reivindica un ciudadano crítico que defienda el comercio de cercanía y las empresas que pagan impuestos en España.
También, como aporta José de Montfort en su reseña sobre la obra para Mondosonoro, el autor pone en primer plano las ideas de proximidad y lentitud, de la conversación y el contacto. De tiempo expandido, al fin. Ya que nadie nunca podrá competir con una librería que nos provea de experiencias únicas, personalizadas, inolvidables (ni con una biblioteca, añado yo). Y su corolario: lo que justamente nos sucede cuando descubrimos un libro imprevisto, lo compramos o nos lo prestan en la biblioteca, nos lo llevamos a un lugar tranquilo, lo leemos… y el tiempo eterno de la lectura se nos vuelve una experiencia singular. Personal. Incomunicable (o casi), y me quedo con este «casi», ya que todos sabemos que un valor importante de cualquier biblioteca en este momento son sus clubes de lectura y las experiencias personales, mucho más allá de la literatura, que se generan en estos grupos.
Destaco la pretensión del autor de “la defensa de la dimensión física de la realidad”. “El ritmo lo decidimos nosotros, no Amazon o Facebook”, dice Carrión contra la transformación fuera del control ciudadano. “Intento impulsar la idea de resistencia vinculada a la creación de espacios de diálogo y en ellos siempre imagino en el centro un libro. Se trataría de reconvertir la idea cristiana, que reúne a sus fieles en la iglesia, alrededor de la Biblia, para reunirnos en torno a un libro”, propone el autor.
En definitiva, como dice Montfort sobre la felicidad maravillosa que es la lectura de un libro físico, es sobre lo que versa este libro. Y hablar de felicidad, de libros, de librerías y de bibliotecas, de cercanía, de espacios de encuentro y debate, de conversación en torno a la literatura, que es vida, es algo que nos encanta por aquí. Vamos, ¡corred a vuestra biblioteca más cercana a buscar este manifiesto sobre la felicidad!.