Aunque he intentado mantener un espíritu positivo, tanto en el ámbito personal y familiar, como en el profesional, hasta los expertos dicen, que tanto tiempo (estamos en la sexta semana de confinamiento por el #COVID19), tiene una potente carga psicológica sobre nosotros, y por eso ello, son inevitables los momentos de “bajona”. Porque como dijo Jenn Carson en su post “Things Fall Apart: When Everything Goes Wrong”, del que he tomado la idea para este mío, a veces, a pesar de nuestras mejores intenciones, las cosas se desmoronan. O más bien, es como si nosotros nos estuviéramos desmoronando y se estuvieran desgarrando nuestras costuras. Luchamos, reunimos los hilos sueltos, buscamos desesperadamente a alguien que nos vuelva a unir, pero algunos eventos de la vida son demasiado poderosos o como diría el poeta César Vallejo “Hay golpes en la vida, tan fuertes… Yo no sé!”.
Las emociones que van y vienen en estos momentos nos sorprenden y, sin embargo, debemos continuar y sonreímos y fingimos que todo está bien. Pero no, no siempre está bien. De repente nuestra vida parece que se ha paralizado, o bueno, en realidad se ha paralizado tal y como la concebíamos y nos toca adaptarnos temporalmente a una nueva situación. Lo que está sucediendo nos genera estrés, y no por sólo la situación actual, sino también por todas las consecuencias generadas por esta. Pero es que, si caer está permitido, levantarse es obligatorio (ya lo cantaron La Oreja De Van Gogh), porque la vida, con toda su comedia y tragedia, sucede, y sigue…
Estas situaciones son tan inesperadas, como difíciles de gestionar a todos los niveles, a nivel político, económico, laboral, por supuesto sanitario y claro está a nivel personal. Incluso para aquellos que suelen ser personas “apoyo”, el hombro sobre el que alguien más llora, los que cuidan de los demás o para aquellos que siempre tienen las respuestas o saben dónde encontrarlas, esta realidad está siendo igualmente dura. Por eso este post es más humano que profesional, porque antes que bibliotecarios u otros profesionales, somos humanos, más frágiles y más finitos que nunca, solo humanos, como cantaba Rag’n’Bone Man. Espero, eso sí, que todos los psicólogos y coaches del mundo perdonen este atrevimiento y esta incursión en su ámbito laboral, que en realidad no es tal, solo son algunas «cosillas» que a mi están ayudando en este momento.
Quizá algunas de estas 10 ideas (o todas) nos sirvan de algo de ayuda
Fomenta la socialización
Las relaciones son importantes para nuestras emociones y bienestar psicológico realizando video llamadas con amigos y familiares. Pero también está permitido ser un poco “antisocial”, dependerá del día y de nuestra cabeza y de nuestro corazón. El grupo Café Tacuba ya hablaba de estas relaciones virtuales (o binarias, haciendo referencia al lenguaje de los ordenadores) en su canción «0 y 1«.
Escucha música, ve películas o series o incluso, lee
Como dijo el ex Ministro de cultura Guirao: ““La cultura está siendo el gran soporte del confinamiento. Si pensamos en este encierro, todo lo que hacemos, incluso la cocina, es cultura. Leemos, vemos series, escuchamos música; la cultura es el gran soporte que está teniendo la gente para pasar este confinamiento, que es una oportunidad de llegar a la gente de forma más masiva, directa y con más sosiego”. De la lectura, resumo la sensación diciendo que hasta ahora mis lecturas de ficción siempre habían sido por puro placer, en este momento más que nunca y a pesar de la dificultad para concentrarme como leer requiere, he descubierto la lectura sanadora y salvadora, esa que te lleva a otros mundos, a todos los destinos posibles sin moverte de casa, y te aleja de la aplastante realidad. Los Inti-Illimani le dedicaron una canción a la cultura, y curiosamente, aunque todo es cultura y hay canciones para todo (o casi), pocas hablan de ella como tal…
Evita la sobreinformación
La «infoxicación» a la que nos estamos viendo sometidos puede generar una sensación de alarma permanente. No estar en constante contacto con toda la información con la que nos bombardean y que la información que recibamos sea de fuentes fiables. Recomiendo buscar y promover espacios en los que poder hablar de otros temas de conversación. Como ya he escrito muchas veces de esto, no insisto más, a pesar de que es absolutamente vital. Os confieso, que me he salido de muchos grupos de WhatsApp y por primera vez en mi vida, también yo me he visto desbordada y atacada por esta «informademia o infodemia», que solo he podido atajar cortando por lo que aún quedaba sano, recibiendo la mínima dosis de información para sobrevivir y no intentando ya aclarar ningún bulo, ni convencer a nadie, porque como dijo Saramago, «He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro». Y si, también para esto hay una canción, ¿como no? «Demasiada Información» de Nano Stern.
Tómate tiempo libre
Esto debería ser obvio, pero para mucha gente (especialmente en estos tiempos de teletrabajo en el que muchos están muchas horas conectados), no lo es. En mi anterior post, proponía recursos para luchar contra el aburrimiento en este confinamiento. Hoy propongo disfrutar del placer de no hacer nada, de lo que los italianos llaman “il dolce far niente”, los modernos “procrastinación” y la gente de mi pueblo, “vaguear” de toda la vida, sin tener el más mínimo sentimiento de culpa. A veces perder el tiempo, es simplemente ganarlo, porque nos calma, nos aclara una duda o nos da una idea y porque aburrirse puede llegar a ser muy creativo y estimulante, así de simple. Daniel Merino le pone música al «Placer de no hacer nada«.
Pide ayuda
Pida ayuda en casa a tus hijos, pareja, amigos, vecinos o padres. Dales la oportunidad de mostrarte su cariño. No es tan malo, lo prometo. Expresar como nos encontramos emocionalmente, nos ayudará a calmarnos. Puedes volver a ser supermujer / hombre más tarde. Quizá tengas que pedir ayuda psicológica, a través de la terapia online, tampoco pasa nada, ¡hazlo! Con la canción de Los Beatles o como quieras, ¡Help!, en este caso la música era obvia…
Duerme un poco
El sueño hace que todo sea más manejable, pero no hay que dormir más de la cuenta. Ten una rutina de descanso y de sueño. Mago de Oz nos lo pone fácil con esta «Canción de cuna«.
Practica el autocuidado
Cuida tu alimentación, mímate y date un capricho en forma de lo que sea…Practica algo de ejercicio, yoga, estrategias de relajación, meditación, minduflness o sexo (acompañad@s o sol@s…). Busca un rato para ti misma como canta Jenny Hval en «Take Care of Yourself«.
Encuentra maneras de estar agradecido
Busca el momento en que puedes decir «gracias». Tal vez parece que todo es terrible, y probablemente la mayor parte lo es. Pero seguro que hay una pequeña cosa que estuvo bien hoy (o más de una con suerte), ¡agradécelas!. Promete que lo harás, hazle caso a Rosendo.
Déjalo ir
Acepta que no sabemos cuánto durará esto. Hay que dejar espacio para todo para el dolor y la tristeza, pero también para el alivio y la alegría. Pero en la medida de lo posible evita pensamientos y anticipaciones catastrofistas. Esto genera ansiedad y limita los recursos para lidiar con lo que venga en el futuro. Ahora simplemente, déjalo ir, déjalo marchar, como canta Depedro.
Recurre al humor
El humor es un poderoso antídoto contra el miedo y la ansiedad. Puedes ir empezando con esta galería de memes. «Ríete de la noche, del día, de la luna,
ríete de las calles torcidas de la isla…niégame el pan, el aire, la luz, la primavera,
pero tu risa nunca porque me moriría», ya lo poemó Pablo Neruda y lo cantó Manuel Picón.
Estas ideas no nos salvarán de la tragedia. Pero quizá la única salida sea ir pasando día a día, dejar que un momento te lleve al siguiente y al siguiente, hasta que las cosas se terminen y las costuras se reparen, y te vuelvas a unir lo mejor que puedas. Hasta que un día, sea realidad que lo peor de esta emergencia sanitaria, esa que ha ocasionado muchas víctimas (siempre demasiadas) ya pasó, aunque después empiece la emergencia social y económica, pero eso será objeto de otro post…
Como dijo Juan Gómez Jurado: “Vendrán días mejores para hacer todas esas cosas que nos prometimos, habrá un momento en que nuestro ánimo se serene y nuestro foco se enfoque. Ahora relájense, dejen de exigirse y de sentirse mal. Estamos como estamos, y, sobre todo, estamos. Ya vendrá todo lo demás, trabajen su sonrisa, se ha rebelado como vital para acabar esto sanamente”. De momento, ¿qué os parece si nos quedamos con los mensajes de mis dos pulseras? y ya vendrá todo lo que tenga que venir…
Hola Felicidad ….tus palabras muy sentidas .En estos momentos …creo que todos nos sentimos identificados por tus palabras..
.Parece que estuviéramos viviendo una película de ciencia ficción. Y no estamos participando en ella .¡¡¡¡.Tenemos mucho miedo incertidumbre y esto nos genera falta de libertad….y es ***un hecho violento***….Tengo la esperanza de que esto va a pasar…pero cuando?…..comparto tus palabras¡¡¡¡Un abrazo ….una colega jubilada Argentina…..
Gracias compañera!