Confieso que siento predilección por los temas densos: aquellos que dan que pensar, que tienen conexiones con diferentes campos y que tienen implicaciones ámplias. Y, para mí, eso que se ha dado en llamar «curación de contenidos» es un ejemplo perfecto de un tema denso. Así que he de reconocer que encaraba el taller con ciertas dudas: ¿seré capaz de transmitir ese interés a los asistentes al taller?; ¿podré ofrecer una perspectiva amplia, pero que no aburra, del tema?
A juzgar por cómo se desarrolló el taller, no puedo estar sino muy satisfecho con el resultado. Como se suele decir, el campo de la Información y Documentación está en constante cambio, y ese interés por lo que nos pueda deparar el futuro se reflejó en las interesantes preguntas y en los ámplios debates que allí tuvieron lugar (especialmente en el bloque que discutía si los documentalistas pueden ser considerados como content curators, o no).
Hablo de cuestiones como, por ejemplo: cómo valorar el trabajo de un content curator; cómo juzgar el «engagement» con los consumidores; como dar visibilidad a las habilidades y competencias de los documentalistas; la cuestión de cómo se expresa el punto de vista que los content curators muestran en la selección de contenidos; dónde quedan las competencias más «clásicas» de los documentalistas; o si no están realizando ya las bibliotecas una labor de curación de contenidos, fueron las verdaderas razones de ser del taller. Tanto que, por falta de tiempo, tuvimos que saltarnos todo un bloque de la presentación.
Especial mención merece la pregunta de por qué los documentalistas deberían prestar atención a campos emergentes que, aunque no sean en el momento presente una realidad palpable, puedan representar un nicho profesional.
Aunque ninguna de esas preguntas tiene una respuesta fácil, me gusta pensar que la importancia de los nuevos perfiles depende, en parte, de la capacidad de los interesados de mostrar su valor para las organizaciones. Lo hemos visto en el caso de los community managers, en EEUU lo estamos viendo con el caso de los estrategas del contenido web y, por qué no, podríamos verlo con el caso de los content curators. Así que, en buena medida, depende de nosotros.
Decía Montaigne que, para él, el juego más provechoso y natural de la mente es la conversación. Estoy de acuerdo, especialmente si la conversación se basa en reflexiones tan interesantes. Así que no puedo estar sino muy agradecido a todos los asistentes al taller por compartir sus ideas e inquietudes. En resumen: una gran experiencia, de esas que no se olvidan.