¿Cómo almacenamos la web?

Yo: “…yo no sé cómo ni dónde encuentras el tiempo ni la inspiración para escribir todos los días en el blog…
Mi colega: jejejeje, ya bueno, siempre tengo temas que me interesan y a veces me surgen temas escribiendo el post para el día y […]
Yo: ¡oyes! y ¿qué pasaría si tú un día decides cerrar el blog?
Mi colega:…[sonrisa benevolente conjunta a una encogida de hombros]… pues que desaparecería
Yo: ¿y entonces todos tus post? ¿no hay ninguna manera de conservarlos y recuperarlos?
Mi colega: bueno realmente el servicio donde tengo el blog me deja la opción de convertir todas mis entradas en PDF y así conservarlas
Yo: ¿pero las conservarías tú, no?
Mi colega: sí…
Yo: ¿y no hay ninguna manera de conservarlas? ¿que un usuario en un futuro le interese una entrada y vaya a buscarla?
Mi colega: ….[otra sonrisa benevolente de padre aleccionando a un hijo]… no…

Hace poco me acordaba de esta conversación que mantuve con un colega al reflexionar sobre una pregunta que me surgió con aquella charla y que a día de hoy no he sido capaz de resolverla: ¿cómo vamos a conservar la web?¿cómo vamos a preservar el conocimiento digital?

Servidores web¿Os habéis encontrado alguna vez con este mensaje: “Error 404. El objeto marcado ya no se encuentra disponible”? Hay cantidad de información alojada en servidores web (entre ellas este blog) que si un día desaparece el servicio o la plataforma que alberga la información, ésta desaparecerá también. Así que ¿no hay nada que nos permita conservarla, aunque sea un poquito?

Día tras día se producen el equivalente a 17 bibliotecas del Congreso en información en la WWW y la característica principal de ella es su efimeridad y volatilidad; por lo que creo que es muy difícil —yo diría que casi imposible— poder controlar qué información se genera y dónde se aloja para después preservarla como parte integrante de la memoria colectiva.

Hay muchas herramientas que nos permiten “organizarla”, si bien, no a la Internet en sí, entendida como un todo, pero sí a muchos de sus recursos y buena prueba de ello son los proyectos que llevan a cabo algunas instituciones en la recolección de algunas fuentes web como son los repositorios E-LIS, Dialnet o el proyecto de la BNE que recopila todas aquellas webs con ‘.es’ entre muchos y muchos más. Pero en este post no quiero hacer hincapié en la organización de la información (para eso tenéis los magníficos post de Fuensanta Martínez ó Pilar Tornos), sino que me preocupa más que todo lo que estamos generando en la web se pierda con la facilidad de hacer clic al botón de eliminar.

Creo que cualquier información que se publique o se genere en la web es susceptible de ser eliminada en un corto espacio-tiempo, así que el control sobre la cantidad de información que se genera y guarda, como pasaría en un archivo físico, es imposible. La documentación electrónica que genere una empresa es “fácil” de manejar, pues el personal al cargo de la misma se encargarán con sus herramientas de CMS en gestionar todo el contenido, pero ¿qué hacemos con el resto de la web? Hay información y páginas que si desaparecen no se pierde mucho contenido sustancial de ellas pero hay otras (blogs, wikis, ciertas colecciones de fotografías,…) que su pérdida supondría el mismo efecto que si cogemos una cerilla y prendemos fuego al archivo histórico.

Pero entonces, ¿existe alguna solución que nos ayude a responder esta incógnita?

Bueno, podemos plantearnos dos casos: o las instituciones y la gente empezamos a comprar servidores físicos y alojamos la información allí y la vamos almacenando (o “amogollonando”) de la misma manera que mal-usábamos algunos archivos de empresa ó nos planteamos absorber cual esponja los beneficios de la nube y alojar toda documentación en ella. La nube… ese inexplorado, o inexplotado, territorio al que deberíamos poner el ojo y no quitarlo.

Existen multitud de herramientas que ofrecen servicios de almacenamiento en la nube, como Dropbox, Skydrive de Microsoft o los files-sharers (Megaupload, File-Share, etc.). Así que podríamos plantearnos que si guardamos los archivos en la nube ¿nos serviría, por ejemplo, Google como el próximo guardián de la memoria (digital)?¿Lo podríamos considerar el futuro almacén o archivo de documentación? Pues no es del todo descabellado ya que si tenemos en cuenta el servicio que ofrece en la nube y la capacidad de almacenamiento que día a día ofrece a los usuarios podríamos preveer que en un futuro el gigante Google empiece a ofrecer espacio a las compañías para que alojen allí su documentación. Por lo tanto, me inclino a pensar que la nube puede constituir una de las opciones a la hora de preservar la información (aunque ésta no sea siempre digital),

No obstante, hemos visto como la SOPA (y no la de cocido de tu madre) ha cerrado una conocida web que permitía el intercambio y el almacenamiento de archivos, así que no sé hasta qué punto esta ley delimitará la pervivencia en el tiempo de ciertos recursos web que nos permitan conservar cantidades grandes de información.

Dice el refrán, que no sólo de pan vive el hombre, y no podemos basarnos exclusivamente en la nube para guardar la información, pues las bases de datos tradicionales, o no tan tradicionales, que aunque más nos ayudan a organizar, se pueden utilizar como almacenes del conocimiento; pero hay que tener en cuenta, que las bases de datos tienen limitada su capacidad de memoria. Su capacidad organizativa, como un todo en uno, las sigue haciendo atractivas como guardianas de la información, y si siguen evolucionando y ofreciendo nuevos servicios integrados, aumentará tanto el uso como el prestigio de las mismas. Sin embargo, el mundo 2.0 y los nuevos servicios de Internet están relevando el papel de las bases de datos del que fueran protagonistas antes de esta eclosión de la nueva Internet.

Después de haber escrito el post y de haber planteado algunas posibles soluciones, siento deciros que aún sigue la misma pregunta rondándome en la cabeza que es la que ha puesto título a este post, pues para mí contestar a ¿cómo vamos a guardar la web? Es como quererle poner puertas al campo. Y es más, me asalta otra duda ¿qué debemos conservar y qué no? ¿quién se tiene que encargar?¿Alguien que me ayude, por favor?

Esti Gómez

Es posible que escriba sobre... edición literaria (tanto papel como electrónica), ciencias historiográficas, biblioteconomía, bibliotecas, etc.

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