¡Al ladrón!: robos en bibliotecas

Cree el ladrón que todos son de su misma condición.

Ladrón que roba a un ladrón tiene cien años de perdón.

Ladrón de librosEl oficio de ladrón existe desde que la humanidad vaga por estos páramos y en su devenir ha evolucionado a una pseudo ciencia en donde existen diferentes tipos de ladrones con sus respectivas metodologías de actuación. De entre los ladrones podemos encontrarnos con los rateros, los carteristas, los que hacen alunizajes, los butroneros, los escaparatistas, los toperos… La principal intención de estos personajes es apropiarse de los bienes impropios sustrayéndolos de aras de sus poseedores (o como diría mi madre, que es muy docta en sabiduría popular, “son amigos de lo ajeno”).

No obstante, aquello que se roba tiene que tener un valor económico, tangible, que se pueda cambiar por dinero o por otro bien. Y algunos libros, por sus peculiares características, no están exentos de librarse de ser sisados, por lo que las bibliotecas son perfectas para cometer este tipo de actos.

Así que cojan sus maletas y abróchense los cinturones para comenzar nuestro singular viaje por el mundo de los robos en las bibliotecas del mundo. Comenzaremos nuestro viaje por América del Norte y del Sur, para después llegar a Europa, a Oriente Medio y por último a Asia. Here we go!

América mon amour

La Biblioteca Nacional de Perú

Los robos en la Biblioteca Nacional de Perú se remontan a hace 20 años y el total de libros sustraídos ha sido 932 y otros 1000 están siendo buscados en las instalaciones de la biblioteca por si estuvieran escondidos entre el resto del fono. Los robos fueron descubiertos cuando al director de la biblioteca le confirmaron la aparición en la basura de unas 250 cartas históricas, a lo que acto seguido procedió a la realización de una auditoría interna donde se concluyó con la desaparición de una gran cantidad de libros. Para la realización de la auditoría, una compañía de telecomunicaciones prestó a la biblioteca un equipo de video vigilancia donde se pudieron capturar imágenes de los propios bibliotecarios sustrayendo los fondos de la BNP.

Aunque las investigaciones hayan concluido que los bibliotecarios participantes en los robos pertenecían a una mafia, la mala fe de los bibliotecarios ha mellado en el patrimonio bibliográfico de Perú. No obstante no se puede negar la existencia de un grave problema de organización interna, pues no existe un fichero automatizado y los inventarios de las obras existentes son escasos, aunque los esfuerzos por parte de la dirección en modernizar la biblioteca son grandes para tan poco presupuesto.
Y mientras las investigaciones siguen su curso y una mano anónima ha devuelto 7 libros, ¿quién les devuelve a los peruanos su historia?

Asia en la Universidad de Harvard

En el año 2000 la biblioteca de esta prestigiosa universidad sufrió el robo de 43 libros antiguos y rollos chinos algunos de más de mil años de antigüedad.

La biblioteca ya sufrió unas décadas atrás el robo de dos colecciones de libros raros de las salas de lectura de esta biblioteca, aunque esta pérdida supuso la ruptura de una de las mejores colecciones sobre China, Japón y Corea fuera de Asia.
El FBI abrió un expediente del caso e incluso anunció en la Web el robo pidiendo la colaboración de la población.

Europa

El códice Calixtino

Este es el robo más reciente y presente que tenemos, sobretodo porque a día de hoy (hasta donde he estado redactando este post) no se ha encontrado. La historia del robo bien valdría para escribir un guión de película o una novela porque como se dice en la jerga popular “tiene tela”. Por una parte tenemos un manuscrito del s. XII que es una joya por dos razones: una, porque un manuscrito iluminado de ese siglo y en un estado de conservación excelente ya es una joya y dos, por su valor histórico como narrador de los primeros peregrinos del Camino de Santiago. Y por otro lado tenemos tres guardianes, un deán y dos seglares, y dos llaves que abren la caja fuerte donde se conservaba el manuscrito (¿no os recuerda esto a El nombre de la rosa con sus bibliotecas capitulares donde sólo tenía acceso el bibliotecario?).

El robo se produce sin ningún tipo de violencia y no se fuerzan las cerraduras, ¡es más! Cuando se percataron que el códice había sido robado, una de las llaves estaba puesta en la cerradura. Y aunque al principio se creyó que podía haber sido un robo por encargo, pues su valor en el mercado negro es incalculable –vamos que no hay euros, dólares, plata, parné, perras para pagar semejante ejemplar- ahora sin embargo las fuentes judiciales apuntan a que el robo “fue desde dentro”. Y esta parte a mí me encanta: la teoría de la policía es que fue robado o por otro clérigo o alguien próximo al deán ya que quería dar un escarmiento al guardián del códice para “demostrar la incapacidad del deán”. El misterio está servido.

El viaje de los mapas de Ptolomeo

Este robo a mí me recuerda a un libro que me leí sobre la red de espionaje montado en la II Guerra Mundial y es que te pasabas todo el libro viajando de punta a punta del planeta. Y a estos mapas les ha pasado lo mismo, que estaban en España y se han cruzado el charco hacia EEUU y Australia, pero el ladrón era un español de origen uruguayo con una acreditación de la embajada de Argentina (¡casi ná!).

Los mapas sustraídos pertenecían a la Cosmografía de Ptolomeo de 1482 y estaban recogidos en una de las principales salas de la Biblioteca Nacional de España. Cuando se dieron cuenta de su desaparición, se hizo una exhaustiva revisión del fondo de la sala con lo que se percataron que faltaban además 19 hojas de diferentes libros de los ss. XV al XVII. Los responsables se pusieron inmediatamente en contacto con la policía y actuaron de manera rápida y discreta (pues desde que se supo la sustracción al anuncio del robo pasaron algunos meses).

Pero este sólo es el caso de la Biblioteca Nacional, y el más conocido, dicho sea de paso, porque se han sustraído otros mapas de este cosmógrafo de otras bibliotecas españolas como son las del Alcázar de Toledo, el Archivo Real de Navarra, la biblioteca pública de Soria, las bibliotecas de El Escorial (Madrid), la Universidad de Salamanca y la Colombina de Sevilla.
Un año después se apresó al presunto ladrón y se recuperaron 67 documentos de las diferentes bibliotecas antes mencionadas. Se cree que pertenecía a una red de contrabando internacional que se dedicaba a la compraventa de este tipo de materiales. Afortunadamente todos los mapas han sido devueltos y están a salvo en las salas de donde no debieron salir.

Los 3000 libros de la Biblioteca Real danesa

Por suerte el final de este robo ha acabado bien para la institución danesa aunque mal para el ladrón, o más bien para los herederos del ladrón. Resulta curioso encontrarnos en esta historia con el espécimen de bibliotecario-ladrón que codicia los tesoros que protege.

Un bibliotecario robó de manera sistemática y durante 10 años un total de casi 3000 libros, entre ellos algunas primeras ediciones del filósofo Immanuelle Kant, Martín Lutero, J. Kepler o Tycho Brahe así como atlas del s. XV. Los libros estuvieron desaparecidos durante 30 años pero la avaricia de la viuda del bibliotecario destapó el robo, pues cuando intentaba vender un ejemplar a la casa de subastas Christie’s esta comprobó si alguno pertenecía a la Biblioteca Nacional danesa. La policía detuvo a la viuda del bibliotecario-ladrón y a otras tres personas más donde se encontró en la casa de la viuda unos 1700 ejemplares y otros fueron hallados en la casa de otro de los detenidos.

Los libros judíos de los nazis

Aquí no estamos hablando de un robo cualquiera en el que alguien llega y se adueña de un libro u otro objeto sino del expolio de uno de los acontecimientos más importantes de la historia universal como es la II Guerra Mundial. Tengo una pequeña predilección por este pasaje de la historia y me gusta leer bastantes cosas sobre ello (aunque a veces se me revuelvan las tripas), pero una de las cosas que más me llama la atención es la obsesión controladora de Hitler por todo cuanto tocaba o veía. Pero una parte que no se suele estudiar de este personaje es su gran obsesión por la cultura y el arte. Hay multitud de ejemplos que denotan el gran impulso de Hitler por conseguir –a las buenas o a las malas- diferentes objetos referentes de la cultura; por ello considerar que las tropas nazis destruyeron todo el patrimonio de los judíos es aventurarse demasiado.

Actualmente el gobierno alemán, en el marco del compromiso firmado en 1999 para la restauración de todos los bienes confiscados por los nazis, está intentando devolver todo los libros expoliados y robados a las familias judías. Por el momento tanto la biblioteca pública de Berlín como la biblioteca de Nuremberg han sido las primeras en devolver los libros a sus legítimos dueños.

Los Talmudes de la Biblioteca Nacional de Francia

El caso de la BNF también peca de contar con un bibliotecario-ladrón y en este caso de un jefe conservador de la sala de los manuscritos hebreos.

Michel Garel, el bibliotecario-ladrón, fue procesado por robo con agravantes y bajo él pesa la acusación del robo de diferentes Talmudes de los ss. XIV al XVI para venderlos a coleccionistas. Aunque los robos venían sucediéndose desde 1998 no fue hasta 2004 cuando una llamada anónima acusaba a Garel de haber perpetrado estos robos.

Por desgracia algunos libros fueron vendidos en casas de subastas por lo que nunca podrán recuperarse salvo que la biblioteca se los compre al coleccionista.

La Universidad de Cambridge y la British Library

Y es que nuestros homólogos sajones (de la parte angloparlante) tampoco se han podido librar de esta lacra. El señor ladrón -que para más inri era un graduado de la Universidad de Cambridge- era un erudito en libros raros y antiguos y su mercado.
Sustrajo unos 500 volúmenes en total calculados en casi un millón de libras esterlinas, aunque su valor no está en el precio sino que era libros muy raros, de difícil sustitución y de gran importancia histórica. Algunos de los libros robados eran Siderius Nuncius de Galileo (1610), Astronomia Nova de Kepler (1609) y dos ejemplares de Principia Mathematica de Newton (1687).
Y aunque el ladrón fue apresado y condenado los libros fueron vendidos en diferentes subastas y aunque los anteriores mencionados se han podido recuperar, algunos de ellos siguen sin aparecer.

El convento de Saint-Odile

¡Este robo sí que es curioso! y propio de un novela histórica. Este convento del s.VII situado en un monte de Alsacia (Francia) ha sufrido destrucciones y cierres a lo largo de su historia. Años más tarde la Iglesia de Estrasburgo se hizo cargo de este convento y lo hizo parada de peregrinos de lo que fue nutriéndose de una importante biblioteca.
Pero en el año 2002 el director de la biblioteca notó la desaparición de 40 ejemplares sin encontrar ninguna pista de cómo pudieron entrar. Semanas después desaparecieron unos 100 ejemplares con el mismo modus operandi: la policía investigaba a todo el mundo incluyendo al director de la biblioteca hasta que se dieron cuenta que detrás de una de las estanterías de la biblioteca ¡había una entrada secreta!

Al final sólo hubo un ladrón, un ingeniero amante de los libros antiguos. En su domicilio se encontraron unos 1500 ejemplares que fue sustrayendo durante dos años en un estado impoluto de conservación, pues su intención era tenerlos, no venderlos.

Oriente Medio

El robo de los manuscritos de Kafka

El robo de estos manuscritos bien valdría para crear una novela kafkiana. La historia comienza cuando es esta: los manuscritos estaban en posesión de dos hermanas residentes en Israel, que fueron legados por su madre, Eva Hoffe, que a su vez fue secretaria de Max Brod, amigo y editor de Franz Kafka. A la muerte del editor, los manuscritos y demás pertenencias del escritor checo fueron “heredados” por su secretaria; lo que pasa que esta historia no está del todo clara, pues la intención de Brod era que su secretaria terminara de clasificar toda la documentación y después la depositara en una institución israelí, preferentemente la Biblioteca Nacional.

Pero resultó que la secretaria de Brod no ejecutó las intenciones de su exjefe y vendió el manuscrito de El proceso y legó el resto a sus hijas. La biblioteca interpuso una demanda para conseguir todo el fondo de Kafka que estaba en posesión de su editor, por lo que se cree que el robo fue planeado por ambas hermanas para que ese legado no formase parte de la colección de la biblioteca. Y mientras la biblioteca pleitea con las hermanas, los manuscritos de Kafka siguen sin aparecer.

El saqueo de la Biblioteca de Irak

El sin sentido de la guerra o invasión de Irak (llamarlo como queráis) con el fin de buscar unas armas de destrucción masiva, que luego no se encontraron pero que sí dejaron el país “patas arriba”, trajo consigo una de las acciones más comunes en este tipo de actos –por llamarlo de alguna manera- como fue la destrucción del patrimonio de un país.

Posiblemente este suceso no tendría que aparecer aquí si estamos hablando de robos, pues más bien fue una destrucción, y encajaría mucho mejor en cualquier libro de Fernando Báez; pero teniendo en cuenta que muchas de las joyas bibliográficas que albergaba la biblioteca nacional de este país se “encontraron” años más tarde en Estados Unidos… pues es que tengo que hacerle una mención aquí porque esto es un robo en toda regla.

Pero es que no sólo han aparecido en EEUU sino que el actual gobierno iraquí ha acusado a Israel de haber participado en el robo y saqueo de la biblioteca nacional iraquí pues se hallan bajo el poder del gobierno israelí algunos manuscritos de origen judío que estaban albergados en Bagdad.

Por desgracia el incendio y destrucción de la biblioteca nos ha dejado huérfanos de uno de los patrimonios más ricos de la humanidad y no se podrán sustituir por nada; mientras que los libros que se encuentran en otros países… ¡uf! Ese ya es otro cantar.

De Oriente Medio a Rusia

En este caso tenemos unos ladrones que, al igual que a nosotros, también les gusta viajar y con un especial interés en libros judíos.

A finales del siglo pasado, Israel denunció el robo de varios e importantes incunables religiosos. Tiempo después el Museo de la Diáspora de Tel Aviv descubrió la desaparición de otro incunable de valor incalculable y la Universidad de Bar Ilán también anunció el robo de un libro hasídico del s.XVIII. El Instituto Shoken en Jerusalén comunicó la sustracción de un libro del s.XVII que trata sobre las leyes de divorcio judías en Francia. Pero es que la Biblioteca Nacional de Israel tampoco se libró de esta banda al desaparecer algunas páginas de mapas del cartógrafo judío-mallorquín Abraham Crescas.
La policía estima que los robos fueron ejecutados por una banda internacional que también tuvo que ver con el hurto de 90 manuscritos de la biblioteca de San Petesburgo.

Asia

La biblioteca Sarospatak

Y volvemos a los expolios de guerra con este robo que sucedió durante la II Guerra Mundial. Durante la guerra la colección cayó en manos de las tropas alemanas trasladándola a Hungría pero cuando las tropas soviéticas entraron en esta región la trasladaron a la Unión Soviética, donde ha estado desde entonces en la biblioteca científica de la provincia de Nizhni Novgorod.
El gobierno actual ruso negocia con Hungría la devolución de toda esta biblioteca en el contexto de la Ley de los Valores Culturales Desplazados durante la Gran Guerra Patria a la URSS.

Y de momento hemos terminado nuestro viaje, aunque me temo que no para siempre. Mientras tanto, y por si algún bibliófilo o bibliotecario-ladrón lee esto, espero que los libros que no han aparecido salgan a la luz y los que se han recuperado ¡bienvenidos sean de nuevo!

Esti Gómez

Es posible que escriba sobre... edición literaria (tanto papel como electrónica), ciencias historiográficas, biblioteconomía, bibliotecas, etc.

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