Estamos todo el día hablando de las redes sociales y de la biblioteca 2.0 pero qué ocurre en nuestras bibliotecas en época de exámenes. Parece que toda la filosofía de la biblioteca 2.0 se nos va al traste al llegar esas fechas.
Intentamos, y algunas bibliotecas ya lo han conseguido, que nuestros servicios se ofrezcan desde la perspectiva 2.0, que el usuario pueda conseguir toda la información que necesita a través de accesos remotos a los fondos de la biblioteca o incluso a través de los dispositivos móviles.
¿Pero qué les ocurre en época de exámenes? Parece ser que entonces la biblioteca vuelve a ser la sala de estudio que era hace algunos años. Todos nuestros usuarios aparecen de repente en nuestras instalaciones las cuales incluso llegan a quedarse pequeñas. Empiezan así las restricciones de acceso: sólo usuarios de ese centro, universidad o escuela. Los fondos bibliográficos apenas se usan en esos momentos porque parece ser que sus apuntes son la información más preciada para ellos en esta época.
Pero, sin embargo, no son capaces de entender que están en una biblioteca donde hay compañeros que realmente vienen a estudiar/trabjar o a utilizar todos los recursos que les podemos aportar. Los móviles suenan, el resto de compañeros de sala se enteran de todas las conversaciones: si he quedado este fin de semana, si te has pasado tres pueblos con lo que me hiciste el otro día, etc. Parece que no tienen ningún pudor a que el resto del mundo se entere de sus vidas.
Por esto la gran proliferación de campañas de silencio que se dan en las bibliotecas en estos últimos meses de curso.
Además en esta época en la cual hay un gran número de usuarios los cuales tienen los nervios a flor de piel, ya que como la mayoría hacíamos, han dejado para el final sus estudios, aparece el «Bibliotecario Sssssssssssss”, es aquel que para intentar que haya silencio y un buen clima de estudio se pasa el día haciendo callar a los usuarios a través del “Ssssssssssss” ¿será un nuevo perfil bibliotecario o una competencia más que solo se desarrolla en momentos puntuales como es el periodo de exámenes?
Y luego los usuarios, que son nuestro principal motivo de existencia y al que debemos prestar la mayor atención, se convierten en una especie de personas muy susceptibles a las cuales les molesta cualquier cosa: el ruido de los tacones, el vaciado de papeleras por parte del personal de limpieza, unos tienen frío otros calor, en fin que yo creo que no se aclaran ni ellos porque sin embargo sus ruidos, como los móviles, hablar en alto, etc. parece que no molesta sino al contrario es un ruido agradable que les permite concentrarse.
Tal vez tengan razón mis compañeras biblogtecarias Sofía Möller y Amanda Martín que en sus respectivos post Bibliotecas con ruido y Bibliotecas vs Salas de estudio en los que apostaban por la necesidad de diferenciar espacios para los distintos tipos de usuarios que tenemos en nuestras bibliotecas.
En estos momentos es cuando más quieren a la biblioteca, pero como sala de estudio, un lugar donde quedar con los amigos, donde surgen nuevas relaciones. ¿Será este nuestro papel? NOOOOOOOOOOOOOOOO !!!, deben comprender que no nos importa realizar esta función incluso entra dentro de nuestras competencias, es intrínseca a nuestra misión, pero tienen que saber que somos algo más. Tal vez si hubiesen aprovechado durante todo el curso todos los recursos disponibles en la biblioteca para su estudio estarían mejor preparados de cara a sus exámenes, aunque está claro que es ahora cuando deben dar el último empujón en sus estudios.
La verdad es que me da miedo que las bibliotecas sean consideradas como meras salas de estudio sabiendo todo el potencial que les podemos ofrecer a nuestros usuarios. Aquí imagino que debe entrar el marketing bibliotecario que nos permita vender nuestro producto de una forma mejor. Y que permita en estas épocas conseguir un clima de estudio apropiado y dar cabida a todo tipo de usuario (el que necesita silencio absoluto para concentrarse y el que necesita poder comunicarse con los demás).
Pese a todo lo dicho, esperamos, como buenos profesionales, que nuestra ayuda y dedicación les haya servido para poder superar el final de curso, y que sepan que son nuestro tesoro más preciado, sin los usuarios no existirían las biblioteca ni los bibliotecarios.
Debemos escuchar sus sugerencia para ver cómo podemos articular que todos tengan cabida en nuestra biblioteca, que se sientan a gusto y que sepamos cómo poder afrontar todas sus necesidades, que para eso estamos, ¿no?