La reformas en las universidades que postula la Declaración de Bolonia (1999) y el Espacio Europeo de Educación Superior se debía implantar definitivamente en los países que se habían acogido en el año 2010 (concretamente debía estar instaurada toda la reforma en el curso 2010-2011), entre ellos se encuentra España.
Pero ahora, ya en 2012, ¿la Declaración de Bolonia ha significado o ha provocado los cambios esperados? Y en el mundo de las bibliotecas universitarias, ¿se ha visto algún cambio relevante?
La verdad es que hemos visto algunos cambios importantes pero se han producido, a mi parecer, sobre todo en el plano docente y en los planes de estudio de las diferentes titulaciones que se imparten en nuestro país, sin embargo ¿el papel de las bibliotecas se ha visto modificado?
Hasta ahora, por lo menos en los casos que conozco (en España), no han sufrido muchos cambios que se encuentren acordes con las modificaciones producidas en la docencia y en los planes de estudio. Aunque es cierto que sí que hay bibliotecas que han hecho el esfuerzo por adaptarse a esta nueva situación, pero todavía hay mucho por hacer.
Se suponía que con la implantación de Bolonia el papel de las bibliotecas iba a sufrir grandes cambios pasando a ser un componente esencial del nuevo modelo de enseñanza-aprendizaje por su posición estratégica:
- Organiza y permite el acceso a los recursos de información necesarios
- Dispone de personal cualificado para orientar e informar a los usuarios
- Gran experiencia en el uso de las nuevas tecnologías
Las bibliotecas, según esta Declaración, debían convertirse en un centro donde tanto profesores como alumnos deben no solo encontrar la información que necesitan sino el lugar donde el aprendizaje tiene su mayor protagonismo. Para ello debían cambiar su estructura y su forma de gestionar los servicios, debían responder a una estructura que integrase servicios y recursos bibliotecarios, tecnológicos y audiovisuales; sistemas de información; instalaciones y medios para la producción de materiales interactivos que dieran soporte a la docencia y al aprendizaje a lo largo de la vida.
Deben desarrollar alianzas con docentes, informáticos y especialistas en pedagogía así como nuevas competencias profesionales para poder conseguir sus objetivos. Sin embargo, estas alianzas o son muy débiles o incluso inexistentes, la biblioteca universitaria está intentando adaptarse a todos estos profundos cambios pero gracias a la profesionalidad de sus gestores, está siendo muy difícil que tanto las instituciones de las cuales dependen como profesores, investigadores e incluso estudiantes se den cuenta del potencial de esta nueva estructura.
¿O quizá los bibliotecarios tampoco estamos haciendo o dirigiendo nuestros esfuerzos en la dirección adecuada que permita todo esto?
Hay que eliminar las barreras organizativas y potenciar la participación de las bibliotecas en proyectos transversales ya que son las que con el apoyo de otros profesionales van a poder gestionar, ordenar, y orientar dentro de este gran caudal de información que nos abruma desde las redes e internet.
También es cierto que las instituciones de las cuales dependen estos Centros de Recursos para el Aprendizaje y la Investigación (CRAI) o biblioteca, como queramos llamarlo, todavía no han acometido la tarea de darle a estos servicios el protagonismo que les corresponde dentro de este proceso. Imagino que esto se está produciendo porque hay que priorizar tareas dentro de los cambios que supone adecuarse a Bolonia y al Espacio Europeo de Educación Superior.
Además, por desgracia, nos encontramos en plena crisis que está afectando a todos los sectores de la sociedad incluso al educativo que es donde se están formando nuestros futuros médicos, abogados, políticos, etc. Habrá también que buscar mecanismos que nos permitan acometer todos estos cambios, los cuales supondrán tener una educación de calidad, con la menor inversión posible, por ello va a ser necesario el esfuerzo de todos los involucrados en este proceso para que pueda seguir adelante.