Ayer se inauguró en Madrid la exposición “300 años haciendo historia en la Biblioteca Nacional de España”, en conmemoración de su Tricentenario. Hoy, miércoles, voy a comentaros el largo camino que recorrí hasta encontrar la Biblioteca Nacional Francesa, en París.
A principios del mes de octubre tuve la ocasión y la oportunidad de viajar junto a mi pareja a la capital francesa, París. Es una ciudad que no conocía y en esa semana tuve la ocasión de descubrirla.
En esos días, una vez que ya conocí la ciudad, decidí perderme (y nunca mejor dicho) por la zona que denominé posteriormente como mi lugar preferido. Esta zona de París consistía en los Jardines de las Tullerías, alrededores del Museo del Louvre y los alrededores de la Ópera. Observando simplemente los edificios por fuera del Museo del Louvre me sentí emoción y exaltación por tanta ostentación.
Este viaje quería vivirlo también desde el punto de vista de una bibliotecaria, así que otro día me dediqué a buscar la Bibliotèque Nationale de France.
He de decir que buscar la Bibliotèque Nationale de France (BNF) no fue tarea fácil pues, como bien he dicho antes, tuve la pésima ocasión de perderme por la zona de los alrededores de la misma. De camino al lugar me estudié el plano y me propuse como objetivo llegar a la puerta de la biblioteca nacional.
Tras andar por las calles parisinas aldeañas a la Biblioteca, descubrí un mercado de antigüedades. Debido a que tenía tiempo, decidí darme una vuelta por dicho mercado. Observé con detenimiento el puesto que contenía material fotográfico, es decir, fotografías y cámaras fotográficas analógicas con cierta antigüedad, debido a que este tema siempre ha captado mi atención.
Continué mi camino hacia la biblioteca, esta vez observando el plano con mucho mayor detenimiento que antes, y me decidí a seguir las calles correctas. Tras andar y andar y no encontrar la biblioteca, he de confesar que me desanimé completamente y decidí dejarlo para otra ocasión y para mi próxima visita a París. Cuando pensaba esto mismo de pronto, observé un edificio en obras y me dije “Anda, obras como en Madrid, qué gracia”. Seguí observándolo y ví un cartel que informaba : “Bibliotèque Nationale de France. Richelieu. INHA, Bibliothèque. Entree 5, rue Vivianne”. Así que no lo dudé y me dirigí inmediatamente hacia la rue Vivianne número 5.
El edificio de la Biblioteca Nacional frances se encuentra entre altos edificios parisinos, por lo que no me destacó lo suficiente en un primer lugar. Empecé a imaginar una gran entrada con dos columnas impresionantes, y exactamente encontré una entrada así, pero debía de ser la salida. Continué caminando por la misma acera y ahí estaba la puerta de acceso. He de confesar que lo que ví me pareció muy moderno y que estropeaba la arquitectura del edificio que antes he comentado. Eran bloques prefabricados de color gris. En la misma verja de la entrada ondeaban las banderas de Europa y de Francia. Sin duda, estaba ante la puerta principal.
El camino hacia la biblioteca nacional francesa fue costoso y lo mejor es que apareció cuando menos me lo esperaba. Por fin había logrado mi objetivo.
Una vez que estaba en la puerta, me decidí a entrar, pero lo que allí ocurrió es otra historia, digna de otro post.