Como bien indiqué en el post anterior, Una feria para el libro de papel, no hubo cabida para el libro electrónico, o al menos, no lo encontré en mis dos visitas realizadas durante la primavera madrileña en el Parque del Retiro.
Observamos que los libros digitales están entrando poco a poco en nuestras vidas. Desde hace tiempo ya se comercializan y también los encontramos en las bibliotecas.
Los libros digitales son la última novedad en nuestras lecturas, sin embargo, el libro en sí, no.
Antes de lo digital, ha existido siempre lo analógico, lo que es y sigue siendo tangible. Lo analógico sufre cambios, las páginas cambian de color con el paso del tiempo, en lo digital, el software habría que actualizarlo, o bien actualizarse a nuevos formatos.
En el libro analógico se hacen anotaciones analógicas, en el libro digital, las anotaciones son digitales, siempre que el libro permita dicha opción. El libro analógico ocupa espacio físico y es visible, lo digital ocupa un espacio virtual en el disco duro.
El soporte de los mismos ya no es importante. En los tiempos en los que estamos, podemos elegir el tipo de soporte de los libros que queremos leer. Poder elegir es una buena opción.
Recuerdo muy al principio de mis años de estudio, en biblioteconomía y documentación, nos empezaron a hablar del denominado libro electrónico. Recuerdo la primera vez que escuché el citado término. En ese momento, no podía imaginar que los libros fuesen digitales, y quedé sorprendida con tal concepto. Desde siempre los libros habían sido de carne y hueso, o papel y tinta, pero esto iba a cambiar y ya nos estaban advirtiendo de ello.
Reconozco que fui reacia al libro digital, entonces había prototipos de libros digitales y se decía que estaban intentando imitar la página impresa en las pantallas de los mismos. Ese reto lo veía casi imposible. Pero esto no fue así, las tecnologías fueron evolucionando a lo largo de los años, hasta llegar al momento actual. Sorprendentemente, las páginas digitales son idénticas a las analógicas, y se pueden leer cómodamente sin que canse la vista. Podemos decir que es prácticamente igual leer en un soporte analógico y digital.
Ahora, quiero resaltar la importancia de ambos libros, el analógico y el digital, así como lo común de los dos. Lo común de ambos libros es el contenido del libro.
El contenido del libro es lo que nos queda de él, una vez que lo hemos leído.
Lo que al principio observé como una amenaza a mi profesión, puede convertirse en un punto fuerte de la misma. Si con los libros digitales conseguimos que se lea más, y mejor, ya hemos obtenido resultados.
A continuación, os dejo unas citas célebres sobre la lectura:
- “La lectura es para mí algo así como la barandilla en los balcones” (Nuria Espert).
- “La lectura es a la inteligencia lo que el ejercicio es al cuerpo” (Richard Steele).
- “Leed mucho, pero no muchas cosas” (Plinio El Joven).
- “Las palabras son sólo piedras puestas atravesando la corriente de un río. Si están allí es para que podamos llegar al otro margen, el otro margen es lo que importa” (José Saramago).