En mis últimas entradas en BibliogTecarios he hablado de PLE – Personnal Learning Environment «Científico», de PLN – Personnal Learning Network, de competencias informáticas e informacionales, etc. (Ayudando a nuestros investigadores e investigadoras a construir y gestionar su PLE “Científico”). También de impacto social, de marketing académico, de networking, de blogs científicos, de visibilidad científica, de reputación profesional, etc. (Primeros pasos para conseguir visibilidad científica: a la caza del impacto social).
Ahora, siguiendo la misma línea de mis posts anteriores, y después del ruido que están haciendo los contents curators en las redes (en el que me hallo inmerso de alguna u otra manera) he sentido la necesidad de reflexionar sobre el papel que juegan los investigadores en la curación de contenidos ¿es habitual en el ámbito de la investigación la curación? ¿son conscientes los investigadores de que hacen de contents curators y de la importancia de este hecho? En el caso de ser conscientes, ¿hacen curación de calidad, aportan verdadero valor añadido a los artículos científicos que recomiendan? ¿conocen los medios adecuados para hacerlo y el beneficio, a título profesional, que le puede suponer practicar una buena curación?.Hablar de curación de contenidos en el contexto de la investigación implica hablar de trabajar la marca personal a nivel de investigador (marketing académico), lo que supone, a su vez, trabajar la reputación profesional. Si seguimos tirando del hilo os aseguro que terminamos hablando en términos de visibilidad científica.
Antes de seguir, me gustaría pediros disculpas si, en algún momento, os perdéis un poco en la lectura de esta entrada. Me la he planteado como una primera reflexión que espero de lugar a diferentes frentes sobre los que poder profundizar con posterioridad.
Si visualizáramos, en paralelo, las fases de la curación de contenidos en relación con las fases de la comunicación científica, nos sorprendería el paralelismo de las mismas (salvando las diferencias, lógicamente). En concreto, me gustaría detenerme en dos fases, la de aportar valor y la de difusión.
Por regla general, un investigador, siguiendo los mecanismos que haya establecido, selecciona las lecturas que va a hacer de cara a la investigación que tenga en curso en ese momento. Estas lecturas, en la mayoría de los casos, terminan formando parte de un producto final (artículo científico). En muchos casos, es habitual ver en Internet (bueno, depende del área), como muchas de estas investigaciones se difunden a través de blogs científicos personales o de grupos de investigación. Muestra de ello, por ejemplo, es el blog EC3 noticias del Grupo de investigación EC3 (Evaluación de la Ciencia y la Comunicación Científica).
Ahora bien, la reputación profesional no sólo se trabaja a través de la difusión de la producción propia. Es aquí donde debe entrar en juego la curación de contenidos científicos. Aunque el simple listado de referencias bibliográficas que forman parte de un paper es, en sí, una curación de contenidos en su mínima expresión (de hecho, cualquier lector de un trabajo identificará en estas lecturas, las recomendadas por el autor del trabajo), la curation debe ir más allá si hablamos en términos de estrategia global de reputación profesional. Si un blog científico personal, además de difundir publicaciones propias, se complementa con la curación (en términos «críticos» y de aporte de valor verdadero) de otras investigaciones de otros autores del área ¿qué opinión te merecería el autor del mismo? La labor de un investigador como curator de trabajos científicos puede facilitar mucho la búsqueda de lecturas de interés a otros investigadores. Y ¿todo esto no termina redundando en una buena reputación profesional? Si haces una buena curación de contenidos externos, puedes ganar adeptos a tu blog. En tanto en cuanto, mayor sea la comunidad que gire en torno a tu blog, mayor será el público al que llegarán las entradas «autobombo» desde donde difundas tu propia producción. Por tanto, la curation, además de ser un acto de generosidad hacia la comunidad investigadora, puede terminar siendo un cebo, que termine proporcionándote mayor difusión y visibilidad como científico.
Además de los blogs, como ya sabemos, los investigadores pueden trabajar también su marca personal a través de las herramientas habituales de curación. No voy a entrar en detalles en este punto (ya hay mucha literatura por la Red en este sentido), sólo nombraré algunas posibilidades: scoop.it, storify, redes sociales científicas (ej.: researchGate), grupos cerrados o abiertos en facebook o linkendin , comunidades en google+, etc. Incluso, en menor medida, mediante twitter se puede realizar un mínimo de curación (aunque sea anecdótica). Sigo a investigadores que difunden artículos, a través de esta red de microblogging, resaltando las ideas principales de los mismos.
Un buen curador de contenidos científicos, es sin duda alguna, Francisco R. Villatoro solo tenéis que daros un paseo por su blog «La Ciencia de la Mula Francis«. A pesar de estar muy alejado de mis intereses profesionales, me acerqué a su blog y a su perfil de twitter por sus entradas relacionadas con la evaluación científica y los pros y contras del factor de impacto de las revistas como unidad de medida.
Espero no haberos mareado mucho con mis planteamientos. Ahora es vuestro turno, ¿qué opinión tenéis al respecto? ¿conocéis a investigadores que sean verdaderos contents curators?