¿Conocen el proyecto de ley «Research Works Act (RWA) – H.R. 3699» estadounidense? Quizás muchos de nosotros y nosotras andemos un poco despistados en relación con este tema. Se trata de una batalla que se está librando en territorio americano (EEUU). El caso es que, de ser aprobado este nuevo proyecto de ley, la repercusión traspasaría fronteras.
En concreto, la RWA propuesta al 112ª Congreso de los EEUU, el pasado16 de diciembre de 2011, por Darrell Issa (representante de Nueva York) y apoyada por Carolyn B. Maloney (representante de California) recoge que:
“Ninguna Agencia Federal puede adoptar, poner en práctica, mantener, continuar, o tomar parte en cualquier política, programa o actividad que:
- cause, permita o autorice la difusión de cualquier trabajo de investigación realizado en el sector privado sin el consentimiento previo del editor del trabajo;
- o requiera que cualquier autor actual o potencial, o empleador de dicho autor actual o potencial, asienta la difusión por la red de un trabajo de investigación realizado en el sector privado».
Este proyecto de ley de trabajos de investigación viene a dar un mazazo a lo conseguido por los Institutos Nacionales de Salud de los Estados Unidos (NIH) en relación con el acceso abierto a las publicaciones científicas resultantes de investigaciones financiadas por éstos. No sólo eso, viene a obstaculizar todo lo que se está trabajando en la línea del acceso abierto al conocimiento desde los distintos gobiernos y organismos o agencias de financiación de multitud de países a nivel mundial. En el caso español, es por todos y todas conocido el «Art. 37: Difusión en acceso abierto» de la «Ley 14/2011 de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación”. No obstante, previo a esta ley ya existían mandatos y recomendaciones por parte de organismos fundamentalmente universitarios. Podéis comprobarlo mediante consultada filtrada por España en MELIBEA (Directorio y estimador de políticas en favor del acceso abierto a la producción científica).
En palabras de Mike Taylor (investigador asociado al Departamento de Ciencias de la Tierra de la Universidad de Bristol) en «The Guardian» la aprobación de esta ley acarrearía “muertes evitables en países en vías de desarrollo” y “pérdidas incalculables para la ciencia en los EEUU y en todo el mundo”.
La RWA cuenta con el impulso y apoyo de la Asociación Americana de Editores (AAP) aunque no en su totalidad, muchas editoriales que forman parte de la AAP se han posicionado claramente en contra del proyecto de ley. Es el caso de MIT Press, ITHAKA, Pennsylvania State University Press, California University Press, Rockefeller University Press, Nature Publishing Group, etc. También la American Association for the Advancement of Science (AAAS), que publica la prestigiosa revista «Science», se postula en contra del enunciado de la RWA. Podríamos seguir enumerando casos similares, al igual que otros casos en los que no ha habido posicionamiento alguno.
Por contra, Elsevier, es uno de los claros defensores de la RWA. Este posicionamiento lo ha convertido en el centro de todas las miradas por parte de la comunidad científica internacional. Ante la avalancha de críticas, la gran editorial científica se ha visto obligada a rendir cuentas y así lo ha expresado en un comunicado a través de su web.
Elsevier apoya el principio de acceso a la investigación por fondos públicos, pero pone en alza la inversión y el valor añadido que aportan las editoriales científicas al proceso de publicación mediante la revisión por pares y las labores de edición. Su intención es seguir un modelo de negocio sostenible. De hecho, según ellos, ya ofrecen a los autores la posibilidad de publicar en abierto mediante la ruta dorada, pero claro, ¿a qué precio? y ¿de dónde sale la financiación para pagar las exageradas tasas de publicación en abierto?. A final esta cuestión no deja de ser un capítulo más del presupuesto de los proyectos financiados por los organismos públicos. Cada vez es más normal incluir en las memorias de los proyectos partidas presupuestarias destinadas a publicar siguiendo la ruta de oro.
Está polémica ha tenido calado incluso en la prensa escrita española, el periódico «El Mundo» en su versión digital hace mención a la RWA en una artículo titulado «Boicot científico a Elsevier«.
En definitiva se trata de una lucha de intereses entre dos gigantes, las grandes editoriales científicas que intentan poner en alza su contribución al proceso de publicación científica, pero no a cualquier precio y los organismos públicos o agencias de financiación de proyectos de investigación que persiguen ofrecer en abierto a la Sociedad los resultados de las investigaciones que han financiado con vistas a su aplicación rápida y directa. No deja de ser una batalla más, y me temo que no será la última. Hay muchos intereses económicos entre medias y una crisis mundial que afecta a todos los sectores, públicos y privados.
Para finalizar, anotar que en 2009 ya hubo un intento de acabar con la política de acceso abierto de los NIH también con el respaldo de la AAP. Se trataba de la “Fair Copyright in Research Works Act”, un proyecto de ley que no prosperó y que llevó al Congreso de los EEUU John Conyers, representante de Michigan.
Con la esperanza de que la RWA se quede en el intento y que el movimiento del open access vaya recorriendo camino con paso firme, quedo a la espera de vuestra opinión al respecto.
Para estar atento a todo lo que pueda acontecer al respecto puedes seguir el hashtag #RWA en twitter.