Eligiendo la revista donde publicar: un mundo desvirtuado en nuestro actual escenario de evaluación científica

Comienzo mi nueva etapa en BiblogTecarios con un post que tenía pendiente hace un tiempo. Durante los meses de febrero a abril de este año, estuve realizando el MOOC «Investigación científica 2.0.1: procesos clave en una sociedad digital»  dirigido por Miquel Duran perfil y organizado por la Universitat de Girona, a través de la plataforma “Miriada X”. En los diferentes foros en los que participé, establecí relación y comunicación con muchos compañeros y compañeras de diferentes ámbitos, la gran mayoría, investigadores e investigadoras. Uno de los últimos mensajes que recibí, a petición de una compañera, fue la redacción por escrito, de manera más completa, de los criterios que debían seguirse a la hora de decidir en que revista publicar un trabajo.

Por otro lado, mi experiencia ofreciendo apoyo a docentes de la universidad en este sentido, me ha hecho comprobar que, sobre todo, en el área de ciencias sociales y humanidades, andan bastante perdidos. En muchos casos, interesantes investigaciones, terminan durmiendo el sueño de los justos en actas de congresos nacionales o en números de revistas, de escasa difusión, que no cumplen con unos mínimos de calidad. Por tanto, se convierten en investigaciones carentes de visibilidad (con lo que esto conlleva) y además luego no son reconocidas en los procesos de evaluación científica de los currículum académicos de estos y estas docentes.

Revistas científicas

Independientemente de las bases de los distintos procesos de evaluación científica de nuestro país, que por otro lado pueden ser cambiantes; por encima de todo, no debemos perder el objetivo que debe perseguir la publicación de los resultados de nuestras investigaciones. Desde el punto de vista científico, y en un sentido muy amplio, el objetivo principal debe ser el avance de la Ciencia y de la Sociedad en general. Y desde el punto de vista personal, además de aportar nuestro granito de arena al avance, alcanzar la mayor visibilidad posible, que nos permita obtener impacto en nuestra área de conocimiento, y a su vez nos lleve a obtener otra serie de beneficios posteriores que nos haga seguir avanzando en nuestra carrera científica y académica: consecución de proyectos en convocatorias públicas, subvenciones de diversa índole, consecución de tramos de investigación (sexenios – CNEAI), acreditaciones a distintos cuerpos docentes universitarios (ANECA), etc.

De todas maneras, desvirtuado por la lectura que terminan haciendo los docentes sobre nuestro actual sistema de evaluación científica, al final el objetivo de publicar en una u otra revista, no es otro que puntuar, más o menos, en estos procesos (Efecto CNEAI – Efecto ANECA).

Llegados a este punto, aunque podría compendiar los criterios a tener en cuenta cuando estemos en el proceso de elección de la revista a la que vayamos a enviar nuestro original, creo que lo más oportuno, es ofreceros varios enlaces a textos, que compañeros míos de profesión, con gran experiencia en este sentido, como Daniel Torres Salinas, Álvaro Cabezas o Rafael Repiso, han escrito sobre este tema:

Y ustedes ¿qué piensan de todo esto? ¿realmente están influyendo los mecanismos de evaluación científica en los hábitos de publicación de nuestros investigadores e investigadoras? ¿se puede estar perdiendo el norte y ahora el objetivo de publicar en nuestro país se está convirtiendo en puntuar lo máximo en estos procesos de evaluación? Espero despertar vuestro interés y seguir conversando sobre este tema a través de los comentarios a esta entrada.

David Gómez

Gestor del conocimiento en el Observatorio de la Infancia en Andalucía. Me interesa la evaluación científica y la literatura infantil. Disfruto, día a día, de los pequeños momentos en familia.

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