Durante los días 4 al 7 de marzo de 2020 se celebra, en Málaga, el XXIV CONGRESO DE LIBRERÍAS organizando por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL).
Con su lema de Re_Evolución Librera y con el fin de reflexionar sobre los retos del mundo del libro, va a reunir a más de 300 profesionales del sector del libro: libreros y libreras, representantes de editoriales, distribuidoras, bibliotecas, escritores y escritoras, periodistas culturales y representantes institucionales.
Este Congreso que pivotará sobre tres grandes pilares,
- la adaptación e innovación tecnológica,
- el fomento de la lectura y creación de nuevos públicos
- y el compromiso con la incorporación de criterios de sostenibilidad e igualdad en la industria del libro,
contará, en la tarde del jueves 5 de marzo, con una mesa dedicada a la colaboración entre Librerías y Bibliotecas en relación al fomento lector.
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Tanto las bibliotecas como las librerías son, en muchos lugares, los únicos centros que sirven de altavoz a las inquietudes de la sociedad de la que forman parte.
Felicidad Campal, Biblioteca Pública de Salamanca
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En esta mesa, moderada por Sonia Domínguez, Coordinadora del Grupo Kirico de CEGAL, distintos profesionales de bibliotecas y librerías expondrán sus experiencias y ejemplos de buenas prácticas en la creación de comunidades de lectores:
- Esther Madroñero, Librería Kirikú y la Bruja (Madrid).
- Estela Gonzalo Muñoz, Directora de la Biblioteca Pública Municipal «Eugenio Trías – Casa de Fieras» de El Retiro.
- Ulla Birgitta Ljungstrom, Librería Teseo (Fuengirola, Málaga)
- Elena Bernal Berrocal, Auxiliar de la Biblioteca Municipal de Fuengirola «Miguel de Cervantes».
Es en este contexto que acabo de contaros, dónde nace la idea de esta entrada. ¿Cómo anda de salud la relación entre librerías y bibliotecas? Ambas, con sus diferencias constatables, persiguen un objetivo común y cumplen funciones similares en los entornos donde están ubicadas. ¿Qué piensa sobre esto el personal que trabaja en ellas?
Buscando respuestas, en un primer momento, me lancé a twitter (también a facebook):
¿Qué caminos crees que podrían recorrer, de la mano, #Bibliotecas y #Librerías para #fomentar la #lectura? Espero vuestras respuestas 😉 ¿Me ayudáis? Podéis responder a este tweet o mencionarme en otro 😉 @BiblogTecarios @libreriaskirico @mibibliotecarev
— David Gomez (@davidgadir) December 2, 2019
Muchos fueron los caminos que se propusieron desde distintos perfiles de twitter y facebook a los que agradezco su colaboración (Fundación Biblioteca Social, Revista «Mi Biblioteca», Lola Alcaraz, Nuria Vidal, Laura Sierra, Violeta Botana, Mayte Puzzle, Inma Carnal,…):
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Los bibliotecarios y los libreros suelen ser grandes lectores que provocan descubrimientos a usuarios o clientes.
Ester Madroñero, Librería «Kirikú y la bruja» (Madrid)
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- Clubes de lectura conjuntos.
- Actividades conjuntas implicando a los centros educativos.
- Encuentros con autores y autoras (consagrados y noveles).
- Presentaciones de libros de pequeñas editoriales o autoeditados.
- Talleres de creación de libros dirigidos al público infantil.
- Talleres de cuentacuentos para niños y niñas.
- Exposiciones de ilustradores e ilustradoras de álbumes infantiles.
- Tertulias literarias.
- Recitales de poesía.
- Elaboración conjunta de guías de lectura y listas de recomendaciones de lecturas para todas las edades.
Algunas propuestas, como las de mi compañera Ana Ordás, fueron verdaderamente interesantes:
🔹Descuentos con el carné de la biblioteca
🔹Compra consensuada con usuarios. Con visitas a las librerías locales
🔹 Soluciones conjuntas a donaciones, expurgo, o sobrante de existencias con mercadillos, compra/venta…
🔹Recomendaciones cruzadas
…— Ana Ordás 🚀 (@aordas) December 2, 2019
Para terminar de saciar mi curiosidad, con la ayuda de Sonia Domínguez, solicité a algunos profesionales del mundo de las librerías y de las bibliotecas que hicieran una pequeña reflexión y respondieran a una pregunta:
- Una reflexión: Bibliotecas y librerías: amigas o enemigas, caminos paralelos o encontrados,… Retos.
- Una pregunta: ¿Podrías contarnos alguna experiencia de buenas prácticas, satisfactoria, entre bibliotecas y librerías, dirigida a fomentar el hábito lector entre el público infantil y/o adulto?
Pero, no solo eso, también pedí opinión, como consultora en cultura y lectura, a mi amiga Elisa Yuste y, como representante del mundo editorial infanto-juvenil, a la Asociación Álbum.
¿Queréis que os cuente que fue lo que me dijeron?, vamos a ello…
Para no excederme en extensión, en esta primera entrada haré un acercamiento a las reflexiones que han compartido conmigo los y las profesionales. Por tanto, queda pendiente que os cuente en otro post las magníficas experiencias conjuntas de buenas prácticas de fomento de la lectura que me han enviado.
Reflexiones sobre la relación entre bibliotecas y librerías
En todos los casos, se visualiza a estas dos entidades como amigas y colaboradoras; como aliadas que trabajan de manera conjunta para mantener los tejidos culturales acercando y prestando sus servicios a la gente a pie de calle.
Ester Madroñero, de la Librería «Kirikú y la bruja» (Madrid) siempre ha pensado que todas las personas que tienen el objetivo de “abrir puertas y ventanas” para facilitar el placer de la lectura y el libro, deben ser amigas.
Las bibliotecas y librerías como agentes sociales y culturales
Una de las reflexiones más recurrentes está relacionada con el papel que juegan ambas como dinamizadoras sociales y culturales en los entornos en los que se localizan.
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No podría considerar nunca a una biblioteca un enemigo, ya que los usuarios de las bibliotecas a menudo vienen a pedirnos libros que han leído allí que les han encantado y quieren tener y al revés, les mandamos clientes que no pueden comprar todo lo que querrían pero que son ávidos lectores.
Elena Martínez, Librería «Serendipias» (Madrid)
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Rafa, de la Librería «Letras Corsarias» (Salamanca), nos comenta como en los últimos años, tanto librerías como bibliotecas, han tenido que adoptar (y dice: «recuperar en muchos casos») su rol como agentes culturales en sus ciudades y barrios. Eso, unido a la ya conocida escasez de recursos, ha agudizado su imaginación y fomentado su colaboración para la realización conjunta de actividades de fomento a la lectura como clubes de lectura, actividades infantiles, encuentros con autores, ciclos y ferias…
Para Raquel Valero, bibliotecaria de la «Biblioteca Municipal de Churriana de la Vega» (Granada), las Bibliotecas y Librerías («con mayúsculas por su gran valor y riqueza») son «espacios públicos de socialización, lugares de intercambio donde surge la creatividad, donde persiste la memoria colectiva y en donde se transforma el conocimiento a fin de crear ciudadanos con espíritu crítico».
Las dos fomentan el gusto por la lectura, facilitan el acceso a la información y desempeñan un papel importantísimo en la vida cultural de una ciudad, un municipio o un pueblo.
Selección y adquisición de novedades editoriales
Como dice Rafa, de «Letras Corsarias», aunque las compras de libros a librerías independientes son cada vez menos cuantiosas, en beneficio de los grandes grupos y franquicias; haberlas haylas. Y para muestra un botón. Ramón Jiménez, bibliotecario de la «Biblioteca Municipal de Las Gabias» (Granada) nos explica como, en un contexto de colaboración, realiza sus compras de libros a las librerías de su municipio para así, además de estrechar lazos, fomentar la economía local. Ramón define a la librerías como aliados de la lectura, con sus ritmos y particularidades, pero siempre cercanas a la labor de la biblioteca.
Las librerías son proveedoras de libros para la bibliotecas y, además, juegan un papel interesante como asesoras de novedades editoriales. En esta línea, nos ofrecen una acertada reflexión Lara Meana, de la Librería «El Bosque de la Maga Colibrí» (Gijón, Asturias) y Dionisio Millán de la Biblioteca de Arquitectura de la Universidad de Sevilla.
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El binomio librería/biblioteca es una asociación de elementos que están en un mismo camino, ambas persiguen a un público que sea cada vez más lector, y ambas pueden beneficiarse, mutuamente, de su buen hacer.
Dionisio Millán, Biblioteca de Arquitectura (Sevilla)
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Lara tiene claro que una librería necesita de lectores y lectoras para poder subsistir. Pero, para que el hábito lector se abra camino, es necesario un gran número de lecturas que, en muchas ocasiones, no está al alcance del poder adquisitivo de una familia media. Es en este punto donde entran en juego las bibliotecas y sus colecciones de libros en préstamo. Ahora bien, la difícil tarea de seleccionar sus fondos requiere un gran conocimiento de las novedades del mundo editorial y de los intereses de los usuarios.
Para Dionisio, uno de los principales valores que aportan las librerías a las bibliotecas es una comunicación fluida con el mundo editorial. Esta relación va más allá del suministro del libro y trasciende lo económico aportando un valor añadido. Aunque los bibliotecarios y bibliotecarias deben conocer el mundo editorial y estar al tanto de las novedades, bien es cierto que, en muchas ocasiones, las librerías tienen la capacidad de adelantarse y presentar novedades susceptibles de ser adquiridas por las bibliotecas por ser de interés para sus usuarios.
Las bibliotecas y librerías unidas son más fuertes
Según mi compañera Felicidad Campal, bibliotecaria de la Biblioteca Pública de Salamanca, bibliotecas y librerías no sólo deben ser grandes colaboradoras, sino que, además, deben reforzar su unión. Solo de esta manera podrán hacer frente a las sucesivas crisis económicas, como la vivida recientemente, que restringen el consumo de los particulares y la falta de estímulo lector.
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¿Qué seleccionar entre la ingente producción de libros? Aquí es donde el papel de las librerías es fundamental: nuestro oficio nos permite asesorar, trazar un mapa del tesoro en medio de una gran selva de publicaciones.
Lara Meana, Librería «El Bosque de la Maga Colibrí» (Gijón, Asturias)
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Juntas se han de enfrentar, con firmeza y alternativas, a la piratería que reduce ventas en las unas y préstamos en las otras. También deben dar respuesta a las nuevas demandas de los usuarios ofreciendo lecturas en formato digital a precios asequibles.
Felicidad anima a dejar atrás las viejas e infundadas rivalidades.
Elena Martínez, de la Librería «Serendipias» (Madrid), nos cuenta otra manera de estrechar lazos entre bibliotecas y librerías a través del trasvase de usuarios de las unas a las otras. Desde su librería derivan a familias hacia la biblioteca para la consulta de su colección de infantil y juvenil y desde la biblioteca recomiendan librerías y papelerías de la ciudad para la compra de libros y material escolar o de oficina.
Para Ulla Ljungström, librera de la Librería «Teseo» (Fuengirola, Málaga), es evidente que las bibliotecas y librerías deben ser amigas, muy amigas. A fin de cuentas, el reto que persiguen es el mismo, «QUE LA GENTE LEA». Y para ello, además de la existencia de ambas, es necesario que exista una relación estrecha y un espíritu colaborativo entre ellas.
¿Qué opinión tiene de todo esto una consultora en cultura y lectura?
A pesar de los intereses y objetivos afines que tienen bibliotecas y librerías, Elisa Yuste no termina de ver que exista un movimiento importante que las refuerce mutuamente. Eso no quita que tenga una creencia firme de que sumar fuerzas para conseguir una sociedad lectora es imprescindible no sólo entre estos dos estamentos, sino también entre todos los agentes implicados, de alguna manera u otra, en el mundo de la lectura.
Elisa, vislumbra como un gran reto el hecho de que, desde la propia Administración, se promuevan protocolos que favorezcan las relaciones entre bibliotecas y librerías de tal forma que su trabajo se retroalimentara para que ambas salieran beneficiadas. La voluntad por ambas partes no es suficiente.
Y el mundo editorial LIJ, ¿qué papel juega en este entramado?
Es evidente que las editoriales, que vienen un poco a triangular este contexto, tienen que visualizar a las librerías y a las bibliotecas como aliados.
Desde la asociación ¡Álbum!, formada por 23 editoriales independientes de LIJ que trabajan conjuntamente con bibliotecas y librerías para fomentar la literatura entre los más jóvenes, saben de la importancia que tienen los mediadores, tanto libreros como bibliotecarios, en la formación de nuevos lectores y es por eso que, desde sus inicios, como no podía ser de otra manera, mantienen un diálogo constante con las librerías y bibliotecas.
Después de todo lo expuesto, es evidente que los profesionales que trabajan en las bibliotecas y las librerías, salvando algunas diferencias evidentes, están más o menos de acuerdo en que unidas tendrán un posicionamiento más fuerte en dirección a conseguir una sociedad más lectora. Sólo queda seguir estrechando lazos.
Aunque las he ido nombrando a lo largo del texto, no quería terminar la entrada sin dar las gracias a todas las personas que han colaborado en la redacción de la misma. Sin vuestras opiniones no hubiera sido posible.
Muy buen articulo, me ha gustado mucho la información que proporcionáis, gracias!
Muchas gracias!! Me alegro que te haya gustado. Gracias por pasar por aquí y dejar comentario. Saludos