Difundir, compartir, participar o colaborar son algunos verbos que están implícitos enormemente en la actualidad en la vorágine globalizadora. Válgame el intento de la metáfora para enunciar por muy breve que sea el ciberespacio o lo que es lo mismo la realidad virtual de Internet.
Palabras que no precisamente vuelan, como expresaría el proverbio latino, sino que se sujetan con fuerza en los paradigmas actuales y, más en concreto, en la funcionalidad que nos ofrece el uso de las Tecnologías de la Información y la Comunicación. Véase otros conceptos como la sociedad de la Información (o del conocimiento), web social, Community manager, brecha digital, inteligencia artificial, y un extenso etc de nuevos conceptos que cada vez más están en boga y pululan por este entorno global, y cada vez más los custodiamos en nuestro vocabulario o lo aplicamos cuando la circunstancia lo demande en nuestro quehacer laboral.
Hagamos referencia pues, a la expresión de arriba, al título de este post, crowdsourcing, término acuñado, entre otros, por Jeff Howe, editor de la famosa revista Wired.
El crowdsourcing es, según entiendo yo, una fuente creativa de contenidos, de ideas que ofrece una comunidad de personas (crowd las “masas», multitudes, los usuarios) que a través de sus participaciones o colaboraciones en la Red, (construyen contenidos web) ya sea en una wiki (véase el ejemplo por antonomasia de Wikipedia), blog (web social o espacio web colaborativo) donde se tiene cabida para la interacción de argumentos, opiniones, soluciones, en forma de open call.
Las reflexiones que hago son las siguientes:
- Se anula la línea divisoria entre aficionados y los que son profesionales o especialistas de una materia. Se socializa los perfiles de estos, no se buscan tanto las técnicas como si una aportación con criterio, innovadora y creativa del asunto en cuestión. Es un concepto más que constituye la ideología de lo social o lo social media.
- Se difumina así el sentido del talento, se colectiviza el mismo, se explota por las masas de ahí que se apele a la inteligencia colectiva, ya que todo el mundo puede transferir conocimientos, ideas colaborando en Internet por una motivación o un objetivo en común.
- Se derriba la frontera entre productor y consumidor. Todos somos usuarios, clientes de la información. La consumimos a la vez que la producimos.
- Todos tenemos acceso u oportunidad para comunicarnos, relacionarnos, compartir información, interactuar y, sobretodo, dar productividad con nuestra información. Lo que conlleva suponer (o más bien afirmar) que la información es una mercancía que vale dinero.
Aun así, no podemos dejar de lado, la otra faceta que supone el crowdsourcing, que es un recurso que utilizan muchas empresas para abaratar los costes en los departamentos de investigación y desarrollo de sus empresas, reducir los gastos de personal, como el tiempo en la realización de encuestas. Por ello me pregunto…
¿Es esta la verdadera explosión de productividad de las empresas en el futuro? ¿otra forma de precariedad laboral? ¿las multitudes no se consideran crowds, por tanto se enfrentan a una desigualdad de derechos? ¿cabe hoy día el reconocimiento SOCIAL de los crowds? ¿Existe una considerable remuneración económica? ¿qué lugar queda para la propiedad individual e intelectual? ¿aprovechamiento de unos cuantos el trabajo de muchos?
En definitiva, recurrir al crowdsourcing, emplearlo, es designar una transformación de valores y de una cultura incipiente que implica otra forma de trabajar, de relacionarse, de comunicarse. Otra forma de entender la inteligencia y de crear conocimiento. Implica además una nueva perspectiva para el futuro de la rentabilidad y desarrollo de muchas empresas, instituciones, y como no, otro campo donde los profesionales de la Información y Documentación deben tener su merecida ocasión y derecho tanto para cultivarlo como gestionarlo.