Instagram no es sólo una fácil y sencilla aplicación móvil para subir fotos y compartirlas entre seguidores o amigos. Instagram puede crear conciencia de nuestra marca siempre que entendamos su filosofía y sepamos aplicarla en consonancia con nuestros objetivos. Puede, por tanto, ser una herramienta útil, o no, dependiendo también si conseguimos gestionarla dentro de un marco flexible y estratégico de herramientas 2.0 que nos sirvan para potenciar nuestro marketing social media, pudiendo mejorar así nuestra visibilidad empresarial. Para ello es necesario tener en cuenta una serie de puntos para aprovechar esta aplicación al máximo, que son los siguientes:
- Presentación de imágenes conceptuales. La mera subida de imágenes no sirve de nada. La cantidad no hace la calidad. Sólo las imágenes más conceptuales suscitan un interés y atractivo en cualquier público objetivo. Las imágenes que representan algún concepto de nuestra empresa, le aportan más valor. (No obstante, siempre que el concepto designe un valor verosímil y creíble por el cliente, claro está).
- Humanizar la marca a través de la fotografía. Si queremos que se conozca nuestra marca, y que se fidelicen con nuestro producto, tenemos el deber de que nuestros clientes nos conozcan. Poner cara a nuestro equipo sería lo idóneo, además de compartir algún momento o evento importante que se haya celebrado en nuestra empresa.
- Frase de contexto. Toda imagen debería estar acompañada al menos por una frase sutil, breve y directa que defina en cierto modo el contexto en el que ésta se sitúa. Si la propia fotografía es realmente buena no hace falta describirla con muchas palabras. Las redundancias siempre causan rechazo.
- Imágenes visuales, originales, atractivas. A parte del contexto y del concepto, evidentemente está el sentido estético, por lo que nuestra fotografía tiene que ser atractiva y original, y ha de representar no ya solo la diferencia con nuestra competencia, sino la autenticidad que haga que esa diferencia sea real y tenga, por tanto, un valor especial.
- Etiquetas o hashtags. Para bien, o para mal, las etiquetas son como pequeñas expresiones, (en la mayoría de ocasiones constan de una palabra), que están asociadas a un concepto que lo identifica permitiendo, a su vez, “discriminar” ciertos otros, ya sean antagónicos o no. Por ello, es necesario emplear una palabra que sea la clave para potenciar nuestra marca o producto, a través de lo que se conoce como hashtag. Esto nos permitirá crear viralidad y feedback por las redes sociales (p.e. Twitter) y crear en un futuro una comunidad 2.0 con nuestro público.
- Publicar en el momento adecuado. Antes de difundir cualquier fotografía, se debe estudiar cuándo publica nuestro público, para que publicar fotografías no sea un simple bombardeo de imágenes sin sentido. Posiblemente el éxito se consiga en compartir una imagen adecuada en el momento adecuado con un valor adecuado.
- Presencia activa en las redes sociales. Como ya he dicho antes, si queremos potenciar la marca de nuestra empresa, lo podemos hacer con esta aplicación, pero no de forma esporádica ni aislada, sino dentro de un marco metodológico que reúna y complemente la acción de otras herramientas que nos ayuden a fortalecer nuestro marketing online.
- Statigram. Es un servicio gratuito que permite gestionar tu cuenta Instagram, mostrándote diversas métricas como: fotos más vistas y comentadas, estadísticas, o el mejor momento para compartir tus fotografías, entre otras.
Instagram es un fenómeno social que ha sido, y es, el centro de duras críticas, sobre todo por parte de algunos profesionales de la fotografía. Un ejemplo de ello es el escritor y fotógrafo Kate Bevan quien en un artículo en el diario británico The Guardian manifestó su desaprobación por esta herramienta, al considerarla que es “la antítesis de la creatividad”, pues carece de todo “impulso creativo”.
“But for me, the Instagram/Hipstamatic/Snapseed etc filters are the antithesis of creativity. They make all pictures look the same. They require no thought or creative input: one click and you’re done.”
Criticando, además, que la pavorosa cantidad de imágenes que publican los usuarios al cabo del día, provoca una uniformidad y una baja calidad de las mismas.
«are we striving for an authenticity in an age when the sheer quantity of images by definition devalues our pictures?»
Todo esto no es nada nuevo. Ya anunciaba algo parecido Ortega y Gasset, en su Misión del Bibliotecario, cuando nos fascinó con la metáfora dantesca de la selva selvaggia de los libros, “tendrá el bibliotecario del porvenir que dirigir al lector no especializado por la selva selvaggia de los libros y ser el médico, el higienista de sus lecturas”. O, sin remontarnos tan lejos, la situación también es similar a la que predicaban los agoreros cuando afirmaban (y todavía lo afirman) que con Twitter o con el blogging el periodismo estaría en peligro de banalización, o incluso de muerte.
En definitiva, hay que tener claro una cosa, las nuevas tecnologías, como el caso de Instagram, han permitido una importante democratización para que cualquier persona pueda comunicar y expresar libremente su actividad creativa amateur de manera fácil y rápida, ya sea para bien o para mal. Por otro lado, todo esto ha provocado también que ciertas profesiones estén irremediablemente abocadas a una futura reflexión critica sobre sus paradigmas.
Para ello, sería bueno preguntarse…
¿El fenómeno Instagram banaliza la creación y edición de la fotografía, hasta el punto de perjudica en cierto modo la profesión?
¿Creéis que esto es una moda pasajera, o por el contrario, un fenómeno social que en un futuro tendrá gran valor en el ámbito empresarial?
¿Estaremos por tanto ante otra herramienta 2.0 que en gran medida favorece la uniformidad y la trivialidad en detrimento de la autenticidad y la originalidad?
Y vosotros, ¿cuáles son vuestras preguntas que tenéis sobre Instagram?